“Ética de la Educación” de José Silié Gatón

 “Ética de la Educación” de José Silié Gatón

CÉSAR MELLA MEJÍAS
Constituye un acontecimiento difícil de describir la emoción que me produjo el reconocimiento  que me confirió el profesor Silié Gatón, al poner en mis manos la presentación de su obra “Ética de la Educación”, en la Academia de Ciencias.

Estamos asistiendo a momentos estelares de la historia de la humanidad donde enseñar, aprender y hacerlo con la emoción y la calidad humana que entraña el rol de educador y de estudiante, mismo que se dificulta cada vez más, toda vez que lo fácil, lo rápido y lo rentable, sustituye de forma alarmante al amor por la ciencia y la superación.

No estamos frente a una obra ligera, ni escrita con prisa, sino que en 35 capítulos y 336 páginas, el autor nos ofrece un recorrido en donde nadie pondrá en duda que la educación constituye la protección, el nutriente y la guía de toda sociedad que quiera progresar. Desde la introducción, el autor asume una posición filosófica e ideológica clara frente al tema que asume cuando dice que: “la educación sirve para hacer más libre a la persona, porque permite a ésta ver las rutas más claras de la vida, sin las ataduras y la sumisión a las que obliga la ignorancia, que es impedimento para la realización personal y el  progreso”.

Una producción como la que entregamos esa noche ha sido el fruto de toda una vida dedicada a educar a sus alumnos y también a sus hijos; de ahí que el Dr. Silié Gatón posee una amplia producción bibliográfica en el campo de la ética, esparcida en su cátedra de ética en la Escuela de Derecho de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Vincular estos dos grandes temas (la educación y la ética), es un océano en donde los aspectos morales y del bien actuar en la realidad, la vida cotidiana, y el aula se entretejen, produciendo en cada párrafo mensajes en pro de la justicia social y de la convivencia armoniosa. Cuando el autor aborda el marco teórico de lo que debe ser la educación en la actualidad, señala: “la personalidad humana debe formarse en sus aspectos sensibles y racionales, mediante una adecuada educación, como medio que estimula la vigencia de las leyes innatas de la propia evolución”.

Me identifico con el siguiente párrafo extraído del primer capítulo del libro: ¨La educación es una meta que se debe lograr por etapas, desde el vientre de la madre, hasta la ancianidad, ya que se trata de un bien absoluto del ser que sólo termina con la muerte y que está en permanente formación. Decimos que la educación arranca desde el vientre materno, pues allí se va gestando la idea de lo excelso y lo bello que es la vida”. En el apartado que defiende la excelencia de la educación, el autor se queja amargamente de la asociación entre pobreza y analfabetismo que concurre en grandes masas del mundo de hoy como secuela de la injusticia social, que crea un vínculo perverso transmitido a los hijos creando grandes ejércitos de ignorantes.

La educación debe estar sustentada en la honradez y el desprendimiento ¿Cuántos de vosotros no recordáis a los ilustres profesores que nos formaron? Casi todos muertos sin fortuna y sí con mucho reconocimiento de la sociedad. Difundir el saber y estimularlo es tarea de almas nobles, que disfrutan cada parto y cada provocación de sus alumnos.

El maestro enseña a sus aconsejados a despertar los silencios del alma, trata de construir a un ser humano con luces de entendimiento que le aclaren y le abran, por entre las encrucijadas que le aguarde el destino. El docente debe ser ejemplar y el alumno su admirador. El maestro es un complemento de los padres que jamás abusará de su condición para el acoso sexual ni para la opresión y la arbitrariedad. El maestro debe ser un apóstol; de ahí que el autor enfatiza entre los deberes del docente la mejoría y actualización constante de sus programas, pues con ello está abonando las fuerzas y los frutos de la patria.

En el capítulo en donde se justifica el vínculo entre la ética y la educación, el autor se pregunta: ¿Qué sería el conocimiento en divorcio con la ética, cuando la esperanza de la humanidad está cimentada en gran medida en lo que es el saber, el principio del bien, y del progreso? Esta parte del libro ofrece pinceladas que tienen que ver con el rol del castigo en la educación y propone una educación en libertad, con respeto a los credos religiosos y políticos. Con la invasión de las nuevas tecnologías (multimedia, Internet, electrónica, etc.) la educación ha dado un salto, pero el autor hace una advertencia utilizando una cita del profesor Luis Matos “El ser humano no es sólo una máquina que obra y piensa, es, más que nada, una personalidad con su sensibilidad y sus características propias”.

Queridos amigos, difícilmente encontramos en esta sociedad un autor que se parezca tanto a su obra y viceversa. Profesor Silié Gatón como educador, honorable ciudadano, excelente padre y esposo ejemplar, siéntase orgulloso de este parto donde la ética y la educación están hermanadas como un faro de orientación para la posteridad. ¡Enhorabuena, larga vida a usted y a su obra!

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