“Fuimos bendecidos para ser de bendición.

“Fuimos bendecidos para ser de bendición.

Hemos sido creados para vivir en comunidad y para vivir en comunidad se requiere un compromiso. Es muy fácil aspirar a la armonía y la paz entre los hombres y no hacer nada para lograrlo. La mayoría de nosotros desea ser comprendido, desea ser reconocido y desea ser amado. Pero, ¿cuántos de nosotros comprendemos, reconocemos y amamos a los demás? La respuesta pues está en el nacimiento del egoísmo en los seres humanos. La antítesis del egoísmo es la humildad, una virtud en decadencia en este mundo de arrogancias. Todos quieren el poder y todos quieren ser servidos y reconocidos. Esto abarca desde las más altas instancias de poder hasta la comunidad más esencial que es el matrimonio. La contienda está por doquier porque las partes no han decidido ceder su fuerza en bien de la paz. La humildad florece cuando lo que importa más, no es que prevalezcan mis opiniones sino que permitamos que crezca el amor, a través de la tolerancia, de la comprensión y de la entrega desinteresada. Es absurdo pensar que no necesitamos a nadie. Es más bien, una muestra de soberbia que solo nos lleva a la amargura, al distanciamiento y a la soledad. Todos necesitamos de los demás y la convivencia sólo es posible cuando tenemos esto bien claro. Cuando se produce la amistad verdadera, auténtica, se está cerca de esta aspiración humana. Porque en la amistad no existe la agresión, ni la competencia, ya que es una elección personal y una entrega espontánea, no obligada. Pero los “amigos” de hoy, han desvirtuado el concepto de la amistad al punto de impedir que esta se exalte en su máxima expresión, y al descalificarla, la han aprisionado para siempre en un concepto errado de “amistades por conveniencia” u “amigos pasajeros”. La amistad jamás se podrá basar en lo que el otro pueda darme, sino en lo que ambos podemos compartir. Y la amistad, jamás será pasajera, porque es un pacto que se firma en el espíritu y éste es eterno.

Nuestra edición de hoy está dedicada a la amistad, cerrando nuestras entregas del Mes del Amor y la Amistad. Con ella hemos querido ofrecer un reconocimiento a “El valor de los amigos entrañables” como hemos titulado este reportaje, el cual nos muestra, para alegría de todos, que es posible exhibir el gozo y la permanencia de una amistad verdadera, en este grupo de amigos, que comparten sus alegrías y sus penas hace más de 40 años. Y se me ocurre pensar que si el pueblo dominicano fuera una comunidad de amigos entrañables, la esperanza de la paz y la prosperidad estaría asegurada. Meditemos sobre el inmenso valor de la amistad, mientras digerimos estas consideraciones del gran escritor Khalil Gibran cuando afirma:

“Un amigo es la respuesta a tus necesidades.

Él es el campo que siembras con amor y cosechas con agradecimiento.

Él es tu mesa y tu hogar. Porque vas hacía él con hambre y lo buscas sediento de paz.

Cuando un amigo te hable con sinceridad, no temas tu propio “no”, ni detengas el “sí”.

Y cuando él permanezca en silencio, que tu corazón no cese de oír su corazón.

Porque cuando hay amistad, todos los pensamientos, todos los deseos,

todas las esperanzas, nacen y se comparten en espontánea alegría.

Cuando te separes de un amigo, no sufras;

porque lo que más amas en él se volverá nítido en su ausencia,

como la montaña es más clara desde el llano para el montañés.

Y no permitas más propósito en la amistad que la consolidación del espíritu.

Porque el amor que no busca más que la dilucidación de su propio misterio,

no es amor sino una red que lanzada, sólo recoge lo inútil.

Que lo mejor de ti sea para tu amigo. Si él ha de conocer el menguante de tu marea,

que también conozca su creciente. Porque ¿qué amigo es el que buscas para matar las horas?

Búscalo siempre para vivir horas. Porque él existe para colmar tu necesidad, no tu vacío.

Y deja que haya risa y placeres compartidos en la dulzura de la amistad.

Porque en el rocío de las pequeñas cosas, el corazón encuentra su alborada y se refresca.

Esperamos que disfruten de esta edición, mientras agradecemos a Dios por el privilegio de la amistad.

Hasta la próxima y que Dios los bendiga.

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