“Joyas desconocidas” en
Museo de Arte Moderno

“Joyas desconocidas” en <BR>Museo de Arte Moderno

MARIANNE DE TOLENTINO
¿Puede uno sentirse a la vez encantado y airado? Aparentemente son dos estados psicológicos opuestos… Sin embargo estamos viviendo esta contradicción.

El VI Salón del Dibujo, organizado por Mildred Canahuate y sus colaboradores, es magnífico, con decenas de obras sobresalientes y muy interesantes de contemplar, aparte de múltiples actividades de animación también de alta calidad. Hasta ahí, reina el encanto, pero…

Escasamente se ha comentado y escrito acerca de lo que llamamos una “joya desconocida”, porque tampoco ha sido  ni es frecuentada por el  público que amerita por  su nivel, su variedad y su valor testimonial respecto a la vigencia del dibujo en el hemisferio, sin que olvidemos elogiar la hermosa exposición homenaje a Clara Ledesma.

Entonces surge el enojo. ¿Cómo será posible esa desidia e indiferencia ante una exposición maravillosa, grande, diversa…, en una palabra, apasionante? Además, el Museo de Arte Moderno presenta simultáneamente dos otras exposiciones formidables, ambas con montajes fuera de serie: “Literaturas del exilio -en Santo Domingo”,  especie de memoria de creadores españoles  que tanto han dado, y “¿Quién tiró la yipeta al mar?”, muestra de arte contemporáneo, embriagadora, de Limber Vilorio.

En muchos países, habría una fila de espera para ir a disfrutar un conjunto, digno de los mayores museos del mundo.

¿Se producirá el milagro de Navidad y llegará, como en muchos países, una multitud en este período de fiestas? Probablemente suceda lo contrario, y será la mística de la dirección y su personal lo que mantendrá el museo abierto, como siempre. No queremos analizar más el fenómeno concerniente a los visitantes, sin relación con lo que debería ser atractivo para todos los medios y todas generaciones.

Ahora, despojándonos de un vano disgusto, nos entregaremos a un primer comentario, general, a un primer recorrido del VI Salón del Dibujo, desplegado en la segunda planta del MAM.

El VI Salón del Dibujo

República Dominicana es un país de dibujantes. Ahora bien, hechos y celebraciones debían no sólo poner esa realidad en evidencia, sino estimular el valor profesional del dibujo, cuando, desarrollándose el mercado del arte, ése le daba preeminencia a la pintura, temiendo equivocadamente muchos coleccionistas la fragilidad de la obra sobre papel y prefiriendo los efectos pictóricos. Fue así como Mildred Canahuate concibió el  Salón del Dibujo, celebrándolo cada dos años   de 1989 a 1997, primero a escala nacional, luego internacional, del Caribe a Iberoamérica. Pues, sobre todo en la región caribeña, el dibujo necesitaba de un incentivo y una proyección, tal vez mayores aun que en Santo Domingo.

La acogida de los artistas fue exitosa, asímismo, la de la crítica. Mildred, determinada por una auténtica vocación militante, creó el Museo del Dibujo Contemporáneo y se rodeó de un pequeño círculo de fieles competentes. No reescribiremos la historia de esa hazaña. Es evidente que no  basta con la capacidad y la voluntad: los recursos son esenciales, era imposible  asumir el reto del Museo -que ha triunfado- y enfrentar las exigencias económicas del Salón de Dibujo, jamás suspendido en las intenciones…

A los  diez años de su última celebración, y fortalecida la institución museográfica, el Salón del Dibujo se reanuda, convocatoria internacional incluida. Esta décima edición prueba que la lucha de Mildred Canahuate y su equipo no sólo se justifica plenamente, sino que deberían dársele los medios necesarios para regularizar su periodicidad. Si no se trata de una bienal como las demás, donde el dibujo no siempre tiene relevancia, ese éxito testimonia que en el país y el continente, el dibujo sigue avanzando pese a las dificultades y a las nuevas categorías plásticas y fotográficas. La participación ha sido más que significativa al respecto. Los participantes dominicanos abundaron, y la curaduría del exterior -que comprende a nombres prestigiosos en la especialidad- cumplió un papel de selección indiscutible.

En cuanto a los miembros del Jurado, el VI Salón  renovó la elección de los miembros, integrando a coleccionistas,  artistas y personalidades comprometidas con el arte contemporáneo. Por cierto, ya anteriormente se había manifestado una preocupación por designar a jueces con metas claras y acordes, tanto con la naturaleza específica del dibujo como con las exigencias orientadoras de una época en cambio permanente.

El Caribe avanza

Dedicaremos una segunda entrega a las obras – ¡este salón requeriría varios artículos!-, pero desde hoy queremos destacar la participación de los dibujantes del Caribe, a pesar de ausencias tan explicables como lamentables. Sin embargo, consideramos muy alentadora la presencia de países e islas, menos favorecidos o muy pequeños en tamaño que, por la índole del salón, no están “golpeados” por la fuerza de los “nuevos medios”, los cuales, aunque no en todos los casos, preservan una identidad cultural cuya riqueza ha de ser preservada. Este evento debe servir de precedente para la Bienal del Caribe venidera en el 2008.

 De Puerto Rico y de Colombia, admirables tanto en el legado de la tradición como en la creación contemporánea, se podía esperar la excelente representación que se recibió.

Nos alegramos mucho al comprobar una muy cuantiosa participación de Haití -donde el dibujo no se promociona como la pintura- y otra abundante de Surinam, muy seria en su producción de artes visuales. Igualmente, Granada respondió muy activamente.

Y volver a disfrutar la pericia de  Nick Whittle  (Barbados), Tony Monsanto (Curazao), Philippe Dodard (Haití), Susan Mains (Grenada) y varios otros artistas amigos, y descubrir por ejemplo a Sacha Brewster (Guyana) o a Jason Mena (Puerto Rico) nos causó una profunda satisfacción. (continuará).

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