Kreyol Factory es en París un acontecimiento, por su extensión, por su contenido, por sus planteamientos. Tiene tantas vertientes, tanta fuerza y riqueza que se podría escribir un libro , siendo este artículo una simple introducción informativa. Más allá de una espléndida manifestación de arte, se trata de una convocatoria cultural pluridisciplinaria, que incluye paneles de literatura fragmentos de ensayos y poesía, y documentales entrevistas, creencias, colectividades, cotidianidad.
Hasta el 5 de julio, en el Parque de La Villette y la Grande Halle, antiguo mercado reconvertido en magníficas áreas para cultura, este inmenso espacio expositivo, que se dedica a la memoria de Aimé Césaire, congrega a sesenta artistas contemporáneos. Alternan, en una museografía impresionante, cientos de fotografías y videos, casi un centenar de obras de artes plásticas esencialmente instalaciones, esculturas y pinturas. No solamente se presenta a creadores de la región del Caribe, sino del océano Índico, ya que el concepto de criollidad, de identidades cruzadas y mixtas, de cuestionamiento de los orígenes y la evolución, ha motivado la selección de los artistas.
Representaciones y contextos criollos. Los países representados casi siempre territorios insulares y todos con una historia colonial son esencialmente República Dominicana, Haití, Guadalupe, Martinica, Puerto Rico y Guyana, para el Caribe; Reunión e Isla Mauricio para el océano Índico. Se ha privilegiado, en la geografía caribeña, a lo créole franco e hispanófono pero sorprendentemente con exclusión de Cuba, con una extremadamente reducida presencia de los anglófonos Jamaica y Trinidad, con ausencia de las islas neerlandesas y de Belice.
Luego, a la sistemática distribución por procedencias nacionales, los conceptores han preferido establecer siete secuencias, basadas en fundamentos teóricos, raíces y mestizajes culturales. El recorrido, podríamos hablar de ruta o de circuito, ordena y despliega los subtemas siguientes: Travesías, Perturbación de géneros, África comunidad imaginada, Negro cómo?. Islas bajo influencias, Los Nuevos Mundos, En su casa desde lejos-. Resulta muy interesante que, después de múltiples estudios y consultas, esas agrupaciones de obras y autores aúnen lo objetivo y lo subjetivo, las fuentes y los escenarios, el ayer y el hoy.
El título Kreyol Factory que, ¿casualmente?, recuerda Warhol Factory anuncia que se ha concebido en torno a la criollidad, válida para todo el Caribe (incluyendo al anglófono, pese a su casi exclusión en la exposición), aunque variable en sus acepciones socioantropológicas y no circunscrita al idioma. ¿Creole. Kreyol, Criollo se relaciona con personas blancas, nacidas en las Antillas, o sin distinción étnica a todos los del Nuevo Mundo, o primordialmente a los descendientes de negros y esclavos? Esa última concepción prima en la visión que propone la exposición, vinculada con la colonización, la trata de africanos, la opresión, la explotación, la aculturación, y finalmente con la resistencia. Es el mensaje e ideología que se desprende de la mayoría de las obras, por contemporáneas que sean. De esos rasgos dominantes, exceptuaríamos a los artistas dominicanos, y secundariamente a los puertorriqueños.
Excelente representación dominicana. No es pecar de chovinista afirmar que el mejor conjunto de obras visuales es la representación dominicana.
Nos referimos a las canoas-carrozas de Marcos Lora Read, los jóvenes amurallados de Jorge Pineda, el matadero femenino de Belkis Ramírez, los interiores populares de Polibio Díaz, los artefactos automovilísticos de Limber Vilorio, el mar en chancletas de Tony Capellán.
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Trabajos sobresalientes
No inéditas
Ahora bien, la curadora ¡bravo Yolande Bacot!- y su equipo no escogieron obras inéditas, que probablemente hubieran sido menos fuertes, sino trabajos sobresalientes y obras maestras de la producción de cada creador dominicano.