“La cena de los idiotas”, cómica de principio a fin

“La cena de los idiotas”, cómica de principio a fin

POR CLAUDIA MATEO
En una maraña de enredos y malos entendidos, que generan en cómicas situaciones, se desarrolla “La cena de los idiotas”, versión libre basada en la obra francesa del mismo nombre escrita por Francis Veber y llevada al cine con igual éxito que al teatro desde 1993.

Por aproximadamente dos horas, la Sala Principal del Teatro Nacional se convirtió en un “anfiteatro de la risa”, donde  la gente disfrutó a plena carcajada con las ocurrencias de Manolo Ozuna (Luis Mayo) e Irving Alberti (Agustín Morán), quien anotó un éxito a su excelente trayectoria en las tablas con la representación de éste personaje.

Desde el vestuario hasta sus torpes y graciosos movimientos en el escenario fueron cómplices para que el trabajo de Alberti se destacara junto a Ozuna, conformando un dueto de primera línea.

La trama narra la historia de un grupo de amigos que se reúnen  los miércoles a cenar, con la particularidad de que cada uno debe llevar un invitado muy especial. Debe ser un tonto, al que le gastarán bromas toda la noche y al final sacarán al más “idiota” de todos.

Pero por un pequeño accidente ocurrido a uno de los miembros del clan, las cosas toman otro nivel y éste termina siendo víctima de su propio plan.

Lo primero que le ocurre al personaje de Luis Mayo, dueño de una famosa editora, es que dándose un baño para acudir a su reunión semanal sufre un esguince en la espalda, lo cual lo deja inactivo y tiene que solicitar los servicios del doctor Yerro (Christian Guthermann). Luego su esposa Cristina decide abandonarlo por esa cena de idiotas a la que asiste cada miércoles, de la cual ella ya está cansada.

Aquí es donde entra Agustín Morán, un obsesionado de la ingeniería civil, quien estaba invitado a casa de Mayo para de ahí irse al lugar donde cenarían, pero como éste no puede salir, Morán hará de todo para demostrarle a Mayo que quiere ser su amigo.

En ese ajuste de buena voluntad lo inmiscuye en los más jocosos líos, como por ejemplo cuando confunde a la esposa con una amiguita y de paso la entera de las infidelidades del marido, o cuando por hacerle un favor lo pone al descubierto frente a Tito Fernández (Luis José Germán), a quien considera su rival, un eterno enamorado de su esposa Cristina.

Pero esto no para aquí, ya que en su intento de ayudar a su amigo Luis a recuperar a su esposa, Morán recurre a los servicios de un amigo auditor, Domingo Caravaca (Tony Sanz), para que éste le consiga la dirección de donde supuestamente estaba Cristina, a quien Caravaca conocía por motivos laborales.

Al tratar de ayudar, Caravaca se entera de que no es Cristina sino su propia esposa la que vive un romance con el denominado “Don Juan”, recibiendo la burla de los otros tres.

En fin, los problemas nunca paran y casi al finalizar es que Morán se entera del verdadero propósito por el cual fue invitado a la cena, pero aún así termina perdonando a su nuevo amigo y en vez de tratar de hundirlo sigue ayudándolo para que su esposa regrese a casa.

Pero como su torpeza traspasa los límites de la inteligencia, después de tenerlo bajo perfecto orden y casi lograr arrancar el anhelado “sí” de labios de Cristina, lo estropea todo dejando a Luis eufórico y con ganas de matarlo.

La obra cuenta con una excelente dirección de Enrique Chao, quien manejó de manera magistral a este grupo de experimentados profesionales del humor.

LOS PERSONAJES

La figura de Irving Alberti ha ganado gran notoriedad en los últimos años en el ámbito teatral y sus actuaciones han vertido críticas muy positivas sobre los papeles que ha desarrollado.

En “La cena de los idiotas”  tiene sobre sus hombros la responsabilidad del personaje principal (Agustín Morán), un hombre de apariencia poco atractiva y ni hablar de sus limitaciones intelectuales, las cuales serán las responsables del desarrollo de la trama.

Seguida de esta actuación está la de Manolo Ozuna (Luis Mayo, esposo de Cristina), quien ha salido airoso en sus participaciones en teatro y en esta ocasión ha logrado compactar la actuación con las facilidades que tiene para hacer humor.

De Edilí podemos decir que no sólo en los monólogos ha sabido sacar partido a su figura, sino que en esta ocasión la vemos en un doble papel, con Cristina y Yola, que difieren del cielo a la tierra. Si bien es cierto que quizás su papel se destaca por esta dualidad y por ser la única mujer, Edilí volvió a mostrar su versatilidad en las tablas.

Junto a estos tres, dos figuras con buena trayectoria en el mundo del humor, Luis José Germán y Tony Sanz, quienes interpretan a Tito Fernández y a Domingo Caravaca respectivamente, ponen su experiencia al servicio de esta comedia teatral y aunque sus papeles son cortos y secundarios, la realización está cargada de calidad.

COSITAS Y COSOTAS

– La actuación de Irving Alberti fue genial. Su elección para el personaje central de la trama fue una elección bien acertada.

– La famosa frase “E’ pa fuera que van” salió a relucir en la obra, arrancando la risa colectiva.

– El tiempo de la puesta en escena fue de aproximadamente dos horas, con un intermedio de casi 15 minutos.

– El calor hizo de las suyas, por lo que no faltó el “abaniqueo” entre los asistentes.

– Aunque la sala no estuvo repleta del todo, la asistencia en su noche de estreno fue buena.

– “Como el hierro y el imán”, así lucieron Robertico Salcedo y Selinée Méndez en el Teatro Nacional.

– Cerca de las 11:00 de la noche culminó el montaje teatral.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas