“La Gran Cañada”
Asfixia el Jardín Botánico
Nacional Rafael  Moscoso

<STRONG>“La Gran Cañada”<BR></STRONG>Asfixia el Jardín Botánico<BR>Nacional Rafael  Moscoso

La contaminación enferma a uno de los espacios naturales más importantes de la capital.

“La gran cañada”, colectora de aguas servidas, plásticos y otros desechos urbanos,  es el cáncer  que está destruyendo, lenta y calladamente, el “órgano respiratorio”  de un espacio natural  de dos millones de metros cuadrados que comparten seres humanos,  más de 500 muestras de especies  en peligro de extinción de la flora nacional y una rica y variada fauna que ha encontrado en el Jardín Botánico Nacional las condiciones ideales para residir y reproducirse.

Alrededor de 3.5 kilómetros  de longitud canalizan las aguas servidas del sector Jardines del Norte.  Parte del abundante plástico y otros desechos urbanos de calles y avenidas de sectores periféricos van a parar directamente al Botánico, que recibe el primer impacto de la contaminación biológica y química. El curso de la “gran cañada” sigue hasta el río Isabela, de allí al Ozama y finalmente al Mar Caribe. Ese mismo problema afecta al Parque Zoológico Nacional.

Soterrar la “gran cañada” y conducir las aguas fuera del Botánico, sería una solución salomónica, porque eliminaría la contaminación en el área de la institución. Sin embargo,  no se resuelve el problema al descargar en el río Isabela, luego en el Ozama y finalmente en el Mar Caribe,

Los primeros residentes de Los Jardines y Arroyo Hondo recuerdan el curso de agua limpia, nítida y transparente. Eran otros tiempos. Actualmente el  curso de aguas residuales es indeseable una cañada urbana, una espina clavada en el centro de la columna vertebral del Botánico, cuyo herbario nacional tiene una colección de más de 125,000 muestras.

Para esa época, hace 40 años, en ese riachuelo abundaban las jaibas, que eran capturadas durante el día “a mano pelᔠpor audaces pescadores que adquirieron esa destreza en ríos y arroyos, o las atrapaban de noche, mientras dormitan en la orilla. La palabra jaiba procede del taíno saiba, que era como indígenas llamaban a los cangrejos de agua dulce.

Rafael Aquino evoca los buenos momentos: “Habían peces, camarones, muchos anfibios, culebras grandes, saltacocotes, pájaros de todas clases. Uno se podía bañar y hasta beber agua de ahí, porque esto era monte. Por aquí casi no había gente. Pero esto ya se dañó”

Ahora, en el entorno de la “gran cañada”, se sienten los malos olores. Algunos caminantes se alejan de la zona, y se quejan. Resulta difícil para una persona que se ejercita pernotar cerca del cauce de aguas contaminadas. Curiosamente, se pueden observan hicoteas, yaguazas, zaramagullones, gallaretas, carraos y anfibios. Estas especies habitan en una situación precaria.

La contaminación orgánica y química ha reducido ese espacio del Botánico, donde hace años los niños se divertían navegando en pequeñas embarcaciones. Resulta difícil para los visitantes y caminantes pernotar cerca de la “la gran cañada” por los fétidos olores que despide. Las condiciones ambientales en ambas márgenes son excepcionales, por la exuberante vegetación, típica del trópico.

El costo para resolver el problema de contaminación de la mal oliente cañada es de unos RD$30 millones. Es una cantidad relativamente alta para el Botánico, que se maneja con un presupuesto anual de RD$43 millones.

Con el aporte de RD$8,0 millones por cada institución, la solución para erradicar el cáncer urbano que amenaza a  este pulmón natural de Santo Domingo podrían aportarla el Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN), la CAASD y la secretaría de Obras Públicas, instituciones que disponen de equipos y personal especializado.

“Nosotros esperamos que una de estas instituciones nos den la mano para que el  Botánico resuelva este gravísimo problema. Esta institución es una de las grandes obras que tiene la ciudad de Santo Domingo, es un patrimonio de esta ciudad y debemos cuidarlo. El Jardín no puede asumir los costos que conlleva sanear a la gran cañada”, comentó Ricardo García, director de la institución.

Club de Caminantes

Alrededor de 3,000 personas se ejercitan diariamente, desde las 5:00 de la mañana hasta el anochecer, en el interior del Botánico. Forman el Club de Caminantes. Una seguridad civil, formada por empleados y entre cinco y ocho efectivos militares del Ejército Nacional, protegen la integridad de los caminantes.

Jardines para disfrutar. 

Entre los lugares interesantes que se pueden disfrutar figuran los jardines, especialmente  La Plaza Central, con su impresionante colección de coloridas trinitarias; el Reloj Floral,  una formidable estructura en forma de cilindro truncado en dirección norte, con una altura máxima de 3.5 metros y un área de unos 20 metros y  el  hermoso Jardín Japonés, creado por la armoniosa combinación de los diferentes elementos utilizados en su diseño y el herbolario,  una exposición permanente de especies usadas como medicinales, aromáticas, tóxicas y urticantes y el área de las plantas endémicas, donde se encuentra una valiosa colección viva compuesta de plantas representativas de la flora endémica de la Isla Española.

Cursos y talleres 

Las instituciones o personas interesadas en conocer acerca del cuidado y cultivo de las Orquídeas, la milenaria técnica del Bonsai o el diseño, cuidado y mantenimiento de jardines, tienen la oportunidad de participar de los cursos y talleres que el  Botánico organiza.

También se ofrecen actividades de educación ambiental como charlas informativas, talleres de creatividad, visitas al museo ecológico, videos o talleres infantiles. 

Zoom

Verja perimetral

Parte de la verja perimetral, con más de 30 años establecida, está en avanzado estado de deterioro. Los ladrones han hecho contribuciones para ello. Actualmente, se trabaja en la reparación. Una empresa privada aportó pintura y mano de obra para colocar protectores y evitar espacios abiertos.

Se espera que a finales de este año,  la verja perimetral del Botánico haya sido reparada.

Las autoridades de la institución han puesto empeño en la seguridad y vigilancia interna, para proteger las especies de flora y fauna y la integridad de los caminantes.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas