“La palabra tiene
conciencia mágica”

“La palabra tiene <BR>conciencia mágica”

Lo primero que establece el doctor Hugo Tolentino Dipp cuando nos adentramos en sus oficinas de la Zona Colonial, es que aunque escribe poesía, no se considera un  poeta.

Sin embargo los dos libros de poesía que ha publicado, lo desmienten por completo.

Precisamente Palabra Nueva, el segundo poemario  publicado por Tolentino Dipp, es el que nos lleva a entrevistarlo sobre esta  faceta de sus talentos.

Hablando con él, entre su estantería de libros que recogen todas sus pasiones y oficios:  historia, literatura, política, poesías, novelas y hasta revistas de arquitectura donde aparecen las dos casas que él mismo ha diseñado y decorado.

Aunque su primer poemario, Vocablos, fue publicado en el 1998, hace muchos años que Tolentino Dipp tuvo   una primera intención de hacer poesía y algunos de sus poemas aparecen en los Cuardernos Dominicanos de Cultura.

De ellos recuerda el primero que le fuera comentado por uno de los hombres más inteligentes que ha conocido, el también poeta Tomás Hernández Franco y que fue su cuñado, quien le reclamó el hecho de que usara en sus versos el invierno “cuando aquí no hay invierno”.

“Estaba queriéndome decir que viera más hacía la sociedad donde yo vivía, porque siempre hay un sello en la poesía”, explica.

Ante la conciencia de que se adentra a la poesía, a tantos años después de haber sentido las primeras inspiraciones, confiesa que no sabe “si estas cosas de las musas, si siguen vivas las que conocí hace tiempo o son sus nietas”.

En su caso, se declara como un poeta dominguero, porque no puede separarse por el temor y el rubor que le provoca la idea de  no ser profesional, “de no merecer el nombre de los grandes”.

Recuerda  que los grandes poetas, se sentaban a escribir como oficio y que este oficio es tan exigente que muchos, como su amigo, el poeta haitiano René Deprestre lo tenían como una responsabilidad frente al pueblo haitiano y otros muchos que ven el poema como una responsabilidad social.

En su caso, desde muy temprano sintió la necesidad de escribir este tipo de poesías y recuerda una en la que describía la pobreza de un carretero al que veía mientras iba a hacer el servicio militar obligatorio de la época de Trujillo.

De eso hace ya más de 50 años, sin embargo aunque está seguro de que ahora no lo escribiría así, también lo está de que “uno se puede avergonzar, pero no  renegar de lo escrito”.

“Yo creo que los poetas también maduran… Yo creo que uno no se expresa a los 20 como se expresa a los 70, porque yo creo que la experiencia juega un enorme papel. Uno acumula un conocimiento consciente o inconsciente que le ha trasmitido la vida, la sociedad, los problemas personales…”, afirma.

Incluso entiende que ese proceso de maduración puede ser identificado cronológicamente a través de la comparación de la vida de los grandes poetas.

“No se puede ver a un poeta como el ejecutor de un impulso, hay que verlos como ejecutor de un oficio. El primer impulso se puede enriquecer, desdoblar. Entonces el poema es una actitud poética, es sentarse a trabajar sobre una emoción primaria”, entiende.

Deslumbramiento por la palabra

No solo los títulos de sus poemarios aluden a la palabra, sino que varios de sus poemas le son dedicados a ella.

Considera que el cuidado en la selección de la palabra oportuna para expresar el pensamiento que uno quiere expresar es una exigencia para todos, “pero en la poesía es mayor. Creo que esas son exigencias de la metáfora. La lengua es tan vasta, que yo creo mucha gente no se da cuenta de su importancia”.

Se le pregunta al doctor Tolentino Dippe si lo que trasciende tras la existencia del hombre es la palabra explica que no es el único que se preocupa por este tema y que no han sido pocos los poetas que han considerado que una vez hecho, el poema no le pertenece.

Se adscribe a la idea de que el poema no es del poeta, sino de los otros. Que el mérito es compartido entre el que lo hace, quien lo provoca y quien lo lee.

Entiende que la osadía de publicar un poemario, para él es lo más difícil, “porque eso me deja sometido al juicio público”.

Aunque en su caso, sus lectores, entiende, han sido benevolentes, los que le han gustado sus poemas, se lo dicen, y los que no,  “han tenido la delicadeza de no dejármelo saber, lo que nos permite vivir en una falsa vanidad, y llegar a creerse que se merece verdaderamente el elogio”.

“¿De qué signo emana su sonrisa o la mueca del llanto que precede al ineludible viacrucis de la espera?”,  reza un verso de uno de sus poemas, le remitimos la pregunta y nos responde.

“Creo que en una angustia particularizada en mi país. Donde  los intelectuales tienen la mayor obligación de interrogarse. Son tan pocas las cosas fundamentales que tenemos ya ganadas… el hombre común tiene sus interrogantes, pero los intelectuales tienen una visión, un horizonte más amplio. Se interrogan más sobre el conjunto que sobre lo individual”.

Piensa que el problema de muchos intelectuales y artistas es encontrar el tema “le puede suceder a los poetas, sentarse con las ganas de  escribir, pero qué tema. Cuando me he tenido que interrogar sobre esto pienso que soy más historiador que poeta”.

En todo poeta hay un impulso consciente o insconciente a ser autobiográfico, asegura, “yo creo que lo que yo he escrito desvela parte de mis grandes emociones,  de vivencias fundamentales en mi acontecer”.

Una página en blanco

“ Es lo que más se parece a una mujer. Atemoriza y a la vez es deseada”.

Y es que una página en blanco “se convierte en el espejo de la incapacidad de uno mismo. Eso le pasa al que escribe sin tener un tema bien definido”.

De sus múltiples oficios,  Abogado, historiador, embajador, político, poeta… ¿qué le llena de satisfacción “la pretensión de la coherencia en las cosas que he ejercido. He pretendido ser coherente. Eso conforta y reconforta. Permite vivir en paz con uno mismo”.

Preguntado si a estas alturas entiende que sus luchas, incluyendo la guerra del 65 y la política, han valido la pena nos dice “la utopía deja un rastro importante si bien no se cumple en su totalidad. Deja una huella. La sociedad dominicana tiene un rescoldo de utopía que no se apaga y lo mismo le pasa a uno. Uno vive en trance de frustración y sin embargo siempre quedan brazas que están ahí para avivar algún día, un gran fuego”. Finalmente, queremos saber cómo quiere ser recordado: “el juicio lo tendrá la utopía, eso es tan difícil Marivell, dejémoslo a la utopía” 

Poemas con sus opiniones 

Como el alma de un poeta no se desnuda hasta que no se desmenuza su pensamiento y emociones a través de su obra, compartimos con los lectores, los versos y algunas opiniones sobre estos, del doctor Hugo Tolentino Dipp. 

Ley, política y poesía en él se unen en él como un todo. La pregunta le provoca una lectura en voz alta de este soneto sin nombre incluido en su primer poemario:  Vocablo. (Pág. 147):

Se desliza el amor por tus caderas

hasta la oscura flor de ronco celo

Busca el beso saciarse en tus caderas

desbrozando lo fino de tu velo

Llega el beso a la flor y a tus maneras

de entregar su aromado terciopelo.

Va trepando el amor enredaderas

hasta sentir las ansias en desvelo.

Un suave torbellino arremolina

los deshojados pétalos ardidos.

Van sudores de miel por tu cintura

porque se hincó el amor

como una espina

provocando temblores ateridos

en el tieno botón de tu hendidura.

Luego nos contesta. “Todo. La política, el toque de una mano, el beso de un seno. La pasión por el amor desleído -casi platónico- y el amor carnal. Todo es material poético.

Uno de sus poetas admirados es Pablo Neruda. “Neruda era avasallador y avasallante. No se le escapó ni la hormiga ni el elefante… ni la cebolla ni a la sanahoria a Neruda no se le escapó nada”.

A él le escribió Homenaje a Pablo Neruda también contenido en la página 63 de Vocablos:

No soy poeta, nunca lo he sido,

se precisa de un alma y un sonido

de campana que cante

cuando suena.

Y yo no canto, lloro.

Pero es justo que descifre

el jeroglifo de la lágrima.

Debo ponerle frases

a este furor de llanto

que estritece los pueblos de la tierra.

Ha muerto el poeta.

Allende, ha muerto tu poeta.

Murió en tu patria y su patria

ennegrecida de pólvora y dolor,

adolorida de ignominia y de asco,

maltratada de calumnia y de mentira.

Ha muerto Pablo.

El más grande de todos los poetas.

El poeta de Chile con voz de América.

El poeta de América con voz de planeta

Pablo Neruda ha muerto.

Qué imbecibilidad de generales

sin estrellas Celestes

Han creído dale muerte

con la muerte ajena

y aún canta el poeta.

También menciona a poetas dominicanos. De hecho, tiene todo un estante de  su enorme librero -declarado en su etapa de diputados por un valor de 3 millones de pesos- dedicado especialmente a la poesía y en ella se mezclan los nacionales con los grandes extranjeros. Distingue a los poetas petromacorisanos y me lleva hasta un libro de Francisco Domínguez Charro y habla de Pedro Mir. De paseo por su oficina me presenta su mata de Lirios, de los que prefería Lilís y que le fuera regalado hace más de 40 años por una de las descendientes del dictador que lo obsesiona.

De Vocablos, distinguimos un poema dedicado a las celebraciones que aborrece. Se trata de San Valentín, Pág. 25:

¿Que es necesario amarse hoy?

¿Acaso tiene fecha la ternura?

¿Y además, qué tanto Judas

repartiendo besos por decreto?

Amarse es más que eso.

el amor tiene beso y contrabeso,

tiene salto y sobresalto,

tiene tiempo y contratiempo,

tiene canto y contracanto.

Mi amor es más que un solo santo.

Aloja sus demonios,

tiene tentaciones y pecados.

Y, sobre todo,

desborda la estrechez del calendario.

 “Me negaba a enviar flores de San Valentín. Pero uno es oportunista y para evitar el reproche y congraciarse -sin creer en eso-, cede al reclamo que impone la sociedad. Pero me pregunto, ¿por qué no hay un día del pobre?, un día en el que todos los que tienen 100 pesos en el bolsillo donen 20 por una causa…”

Leerlo significa  verlo asumiendo actitudes en defensa de los más pobres, usando también “la palabra como un fusil”  y esta tendencia es provocada, según nos confiesa por el problema que tienen los intelectuales al tener “la insatisfacción y hasta la plena conciencia de no haber contribuido suficientemente”.

 Cuando le preguntamos cuáles de los poemas que escribe,  se cierra en “Tan necesario el pan”, de Vocablo (Pág. 53), en el que parece reafirmar lo anterior:

Tan necesario el pan,

 paz de la indigencia milenaria y sencilla.

Conformidad del simple ser humano

en la espera de la ansiada hogaza

busca llenar la palma de la mano

desde siempre extendida.

Tan abundante el pan,

tan crecida la harina que lo alienta.

Y sin embargo nunca alcanza

para calmar el hueco que atormenta,

para trocar la angustia que no cesa

en complacida pobreza resignada.

Tan mentiroso el milagro que lo ofrece

multiplicado generosamente

sin cuento ni medida

a quienes más lo precisan.

Tan comprensible y lógica la ira

si por el pan se torna violenta y agresiva:

justa causa del gesto que arrebata la migaja

de la mano que niega compartirla.

En palabra Nueva, lo encontramos igual de filosófico y luminoso, en su descripción de las palabras o de una simple Pxágina en blanco (Pág. 10).

Virginal

imparcial,

tentadora,

hospitalaria.

Paciente ante la duda

que te contempla horas

sin decidir la idea.

O abierta a la certeza

que sin demora

te aposenta y te viola.

Cómplice de la palabra triunfadora

llamada a repetirse

en tu espejo de gloria.

o en Amedrentada la palabra (Pág. 15)

Te he amado

el corazón es escondrijo

ovillo intimidado

atolondrado,

indeciso.

Te he amado

anudada la lengua,

amedrentada la palabra,

temeroso de ti,

de tu respuesta.

Te he amado

sin abandono,

sin tiempo,

una vida rondándote en silencio.

Me has amado

distante,

cautelosa,

reservada,

avara de tu voz

y de tus sueños…

Una buena despedida  es Espera  (Pág. 53):

Corre ve y dile

a la muerte

que si me espera,

la espera

y si no me espera,

la espero.

Una cocina que se puede contar

Gastronomía Dominicana: historia del sabor dominicano   fue editado por Codetel y escrito por el doctor Hugo Tolentino Dipp y don Marcio Veloz Maggiolo. Don Hugo se siente contento de haber tenido la oportunidad de trabajar en esta investigación sobre la cocina dominicana, “en primer lugar para darle a nuestro país -como amante y estudioso de la historia- consideré que había que darle a la gastronomía el papel que juega en un país”.

 Se declara un excelente cocinero y un fervoroso de la cocina. A la vez confiesa que tuvo que hacer  largos e intensos estudios de toda la  literatura escritas sobre nosotros, desde el descubrimiento, la conquistas, las narraciones históricas hasta la actualidad, para poder conformar el trabajo suyo que lleva como título de “Itinerario histórico de la gastronomía dominicana”. Para Tolentino Dipp  “la cocina dominicana es una gran cocina”. “La cocina criolla se explica a través de situaciones históricas determinadas”. En el siglo XVII el país fue abandonado por España y los pobladores -núcleo español, negros y mestizos- crearon, con los recursos que tenían en conjunto y los mismos productos, la cocina dominicana”, explica.  Es tan así,  que ya a finales del  siglo XVI aquí había una tradición que aún se mantiene: “ya comíamos arroz con habichuelas”. Considera a la cocina dominicana como  la más extensa del Caribe: “La mayoría de las cocinas de estas islas están contenidas en un libro pequeño, sin embargo la nuestra, no”.

Vida provechosa

Hugo Tolentino Dipp en síntesis

Nació el 28 de agosto del 1930,  en Santo Domingo.  Se graduó de doctor en derecho en el 1953. Inició su carrera de escritor de  cuentos y poemas en  Cuadernos Dominicanos de Cultura y en el diario La Nación, donde dirigía la página literaria. Estudió además en Madrid, París y en Inglaterra trabajó en investigaciones sobre la historia de Las Antillas en el siglo XIX.  En el 1963 recibió el premio Nacional de Historia por “Perfil Nacionalista de Gregorio Luperón”.  En el 1965 participó en la Revolución de Abril. Ha sido vice-rector y rector de la UASD. Sus investigaciones históricas han sido publicadas por universidades de México y  Venezuela y editoras de Francia.  Es miembro del Comité político del PRD. Ha sido diputado  y presidente de la Cámara de Diputados en dos períodos (1982-1986). Entre los resultados de sus estudios, inquietudes e investigaciones, Hugo Tolentino Dipp ha puesto a disposición de lectores y académicos: Significado histórico de la Fundación de Santo Domingo de Guzmán; El Colegio universitario, un logro de una educación integral en la Uasd; Papel de la Universidad Latinoamericana ante las demandas de la sociedad contemporánea; Discursos desde la rectoría; La traición de Pedro Santana; Raza e historia en Santo Domingo, Gregorio Luperón -Biografía política (con este volvió ganar el Premio Nacional de Historia en elñ 1976); Apuntes acerca de la formación de la Nación Dominicana; Les origines du prejugé racial en Amérique Latine; Historia de la separación de poderes en la República Dominicana; La influencia de la Revolución Francesa en la R.D.; Los mitos del Quinto Centenario; Gastronomía Dominicana historia del Sabor Criollo, junto a Marcio Veloz M.

En síntesis

Libros de Poesía.

Son solo dos los publicados hasta ahora.

Vocablos

Publicado en  1998

Impreso por Editora Taller y con ilustraciones de la prestigiosa artista plástica, Ada Balcácer.

Palabra Nueva

Publicado en 2009

Impreso en Editora Buho y diseñado por Lourdes Saleme. Ilustraciones de Inés Tolentino.

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