“La proximidad me aleja de ti”

“La proximidad me aleja de ti”

Hablo de Matilde Campos Aranda, licenciada en Matemáticas, Universidad de Granada, y el doctorado en la misma disciplina en la Universidad de Murcia, y al escribir Murcia viene a mi mente aquel retintín de la creación “Murcia”, de Agustín Lara, cantado por Néstor Mesta Chayres, ambos mejicanos.

Además, nuestra amiga Campos Aranda es profesora titular de la Universidad mencionada últimamente, e imparte clases de Bioestadística en la licenciatura de Medicina, Escuela Universitaria. Colabora en distintos másteres.

Y como si fuera poco, labora también en la docencia y en el Máster de la Escuela Europea de Osteopatía.

Ha publicado libros acerca de su especialidad, que trataríamos al final, si la tarea con la cual cumplimos la obligación de esta semana, tuviere espacio suficiente. Con todo, debo agotar mi tema de hoy, que es la calidad texto-poética de doña Matilde, por no decir que es poeta, ya que no me agrada este calificativo para aludir a las mujeres que se expresan líricamente.

Prefiero “poetisa”, y así lo seguiré haciendo a lo “largo” de este breve espacio del periódico Hoy.

Matilde Campos Aranda nos ofreció, en el 2008, con impresión Diego Marín (DM), Merced, 25, Murcia, 30001, España, el libro que tengo en mis manos, y que he leído más de una vez, “Reflexiones en Vertical”, encabezamiento que no define ni tema ni contenido. Sin embargo, te sientes inclinado a leer y profundizar.

Me gustó su estilo: sobrio, cortado, adecuado, justo para una poesía de estos tiempos:

La proximidad me aleja de ti: /porque estando cerca noto tus ausencias, / porque estando cerca intuyo tus huidas, / porque estando cerca siento que te pierdo. /

Pero en la distancia te siento cerca: / porque estando lejos puedo imaginarte, / porque estando lejos no puedes huir, / porque estando lejos siento que te tengo. (Cerca y Lejos, p. 26)

En “Vértigo”, p. 43, lamenta:

Vas y vienes, / y estás y no estás, / y me llevas al abismo de la duda, / al vértigo del alma.

Y al borde del abismo, una voz/: “No mires hacia abajo”. / y miro al frente, ya sin ti, / sin vértigo, sólo dolor.

Es un poemario, digamos mejor, es un alma que palpita en medio de la duda, sufrimiento, las pocas alegrías, los abismos insondables, la inseguridad, el silencio, las palabras con regustos de silencio, la proximidad, la lejanía.

Pasó lo que pasó/ y desde el dolor y la tristeza, /perdona/ pero… /  ¿qué hacer con la confianza rota?

Y el frío de la indiferencia, del desprecio, / de la soledad / […] Te resguardas en un rincón, / te acurrucas para sentirte, para darte calor, / porque no conoces otra forma / de combatir ese frio. 

Matilde Campos Aranda, valiosa y valiente. La verticalidad de sus poemas va más allá de todas las verticalidades.

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