“Lo nuestro es puro teatro”,  excelente
crestomatía clásica

“Lo nuestro es puro teatro”,  excelente <BR>crestomatía clásica

POR: CARMEN HEREDIA DE GUERRERO
La compañía Teatro Clásico Zulema Atala Javier, dirigida por la actriz Flor de Bethania Abreu, llevó a escena como parte del  IV Festival Emilio Aparicio, un espectáculo que constituyó una verdadera muestra del arte de la representación. El “collage” compuesto por fragmentos de obras de autores clásicos, ofrece a nuestros grandes actores y actrices, el lucimiento de sus capacidades interpretativas y permite a los estudiantes y diletantes del teatro, disfrutar de  las enseñanzas que ofrece el teatro clásico.

MONÓLOGO DE HAMLET, III Acto. – WILLIAMS SHAKESPEARE

La danza da inicio a la representación,  la bailarina leve se convierte en símbolo del teatro… drama y comedia, es musa, inspiración. Sus evoluciones sutiles, los movimientos evocadores y sugerentes, nos conducen hasta la morada de Hamlet, donde éste inicia sus cavilaciones. Ser o no ser… el personaje se desdobla y se convierte en espectador de sus actos e inacciones.  Hamlet habla consigo mismo y deja sentir su abismal soledad.  Vicente Santos irrumpe en la escena, el tono desafiante de su voz transgrede el espíritu reflexivo del monólogo; en los siguientes soliloquios logra conciliar la actitud y el discurso textual, convirtiéndose en el atormentado personaje, sólo entonces, da muestras de sus excelentes condiciones para el drama. Su cuerpo maleable y la plasticidad de los movimientos, propician el lenguaje de la expresión corporal,  infiriendo modernidad a su propuesta. El actor resalta el carácter dubitativo de Hamlet, y a través de las transiciones logra el contraste, arma fundamental de Shakespeare.

JULIO CÉSAR – -Williams Shakespeare

El monólogo que dirige  Marco Antonio a los romanos, tras el asesinato de César, es arte elocuente de la retórica pura, es anhelo y reto para todo actor. La ambigüedad de la oratoria que encierra reflexión sobre el poder y la conspiración, hacen de “Julio César” –en los límites de la farsa y la tragedia– una obra de contenido político, cumbre de la épica shakesperiana. El consumado actor Iván García, en una de sus mejores interpretaciones, con el  manejo magistral del cinismo y la grandilocuencia en la expresión del rostro que se transforma una y otra vez, transmite la dualidad del personaje antagónico.

LA VIDA ES SUEÑO – Pedro Calderón de la Barca

“La vida es sueño”, obra cumbre de Calderón de la Barca, es una comedia filosófica, de simbolismo y profundidad de pensamiento, que representa un drama de ideas, bajo la cobertura de algunos sentimientos. El monólogo de Segismundo, de intenso lirismo, tono solemne y versificación perfecta, sintetiza la tesis del drama: la fugacidad de las cosas, de la vida del hombre que no es más que un sueño, del cual despertará para la eternidad. Al igual que el de Hamlet, el monólogo tiene un carácter reflexivo. Pepito Guerra nos presenta la cabal imagen del meditativo Segismundo, encerrado en su torre donde lo ha confinado su padre Basilio, temeroso de ser destronado por éste, como lo han vaticinado los hados. El actor, en una actuación intensamente dramática, convence  y emociona.

EL ENFERMO IMAGINARIO – Moliere-

Franklin Domínguez logra una estupenda caracterización de Argan, el arquetipo del hipocondríaco creado por Moliere. Sentado en una silla de ruedas, el enfermo imaginario revisa y ajusta las cuentas del boticario, sosteniendo consigo mismo un diálogo cargado de humor. El actor encaja a la perfección para este personaje, con gracia lee las recetas, y se asombra de sus costos, su tribulación encanta a todos, provocando la risa espontánea.  Su voz por momentos lució quebrada, apenas audible.

MARÍA ESTUARDO  – Friedrich Schiller

El encuentro entre las dos reinas, María Estuardo e Isabel de Inglaterra, es uno de los momentos de mayor dramatismo de la obra de Schiller. El diálogo propicia un verdadero debate de actuaciones entre las actrices, Karina Noble y Elvira Taveras. En esta obra, estrenada el pasado año por Flor de Bethania Abreu y su compañía, el autor recrea el drama de dos figuras históricas antagónicas y las hace coincidir en un encuentro que en realidad nunca se produjo. Las dos actrices magníficas en sus respectivos roles, confirman lo que dijimos ayer.

LA POSADERA – Carlo Golgoni

Carlo Golgoni (1707-1793), es considerado el fundador de la comedia moderna italiana. Reformó el teatro de su país eliminando las máscaras y bufonadas utilizadas entonces. Escribió comedias al estilo de Moliere, pero con personajes y costumbres italianas, aunque en algunas de ellas aparecen personajes de  la “Comedia del Arte”, que dominaba la escena italiana de aquel tiempo. La más famosa comedia de Goldoni, “La Posadera” con sus personajes realistas, muestran sus dotes de crítico y observador de las costumbres populares, y su entrañable sentido del humor. En esta obra retrata a una pícara posadera y sus relaciones anecdóticas con los visitantes.

El segmento extraído de esta obra presenta a la posadera –Lidia Ariza- quien la encarna con exquisita picardía, y a sus dos pretendientes –no muy jóvenes–  Pepito Guerra e Iván García, quienes dando rienda suelta a un histrionismo desbordante, producen momentos de gran comicidad. Presentan estos actores en esta comedia la otra cara, contraria a la dramática de sus monólogos anteriores, con lo que reafirman una vez más, su categoría de primeros actores. El joven Ernesto Báez en su breve y convincente intervención, logra muy buen  nivel.

Flor de Bethania Abreu totaliza la acción con la calidad a la que nos tiene acostumbrados. La música de Mozart recrea la atmósfera de los diferentes segmentos, siendo un detalle apropiado, de buen gusto, así como las luces y los escasos detalles simbólicos. Todo es armonía allí. “Lo nuestro es puro teatro” es un espectáculo digno del Día del Teatro, en que fue presentado.

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