“Los bueyes que más jalan”

“Los bueyes que más jalan”

Las pugnas y divisiones internas en los partidos junto al autoritarismo que de alguna manera  ha generado o estimulado los deseos continuistas de los presidentes en el poder ha sido tan evidente en nuestro país, que desde 1961 a la fecha, solo dos personas de la misma organización se han sucedido en la Presidencia de la República: De Don Antonio Guzmán a Salvador Jorge Blanco en el PRD, y de Leonel Fernández a Danilo Medina en el PLD.

Rara vez los presidentes dominicanos  han  apoyado abiertamente a otro dirigente de su partido para que lo sustituyan en el poder. Han preferido quedarse en el poder  u optar por mantenerse en la acera contraria antes que   convertirlos  en iguales. Las razones podrían ser muchas, pero la realidad es que se les ha hecho difícil aceptar que otro compañero se ponga los mismos calzados y se siente en la misma silla.

Joaquín Balaguer se sucedió a sí mismo en varias oportunidades, no sin enfrentar oculta y abiertamente a otros dirigentes con posibilidades o por lo menos con la intención de optar por una candidatura presidencial, pero cuando las posibilidades de ser candidato nuevamente se les hicieron difíciles, evidentemente se neutralizó o depositó sus huevos en otros nidos.

Pero las  luchas internas han sido las causas fundamentales, no solo para evitar el relevo en el gobierno dentro del mismo partido, sino para que algunos líderes no hayan podido alcanzar el poder, de lo cual se pueden citar varios  casos, lamentablemente todos dentro del PRD, como los  de Jacobo Majluta, José Francisco Peña Gómez  y recientemente el de Hipólito Mejía.

Si el PRD hubiese estado monolíticamente unido en cada uno de esos casos, no en apariencia sino en el fondo, otros hubiesen sido los resultados electorales, no importa cuántas cosas se digan o escriban. Como se dice: El que apuesta al contrario, de cualquier forma sale perdiendo.

Con Danilo y Leonel las razones parecieron ser  más que evidentes. No les quedaba más camino que apoyarse o resignarse, sobre todo conociendo las lecciones  de  las pugnas internas así como sus resultados. Sabían que  poner en nidos ajenos no garantizaba que los huevos sacarían, ni mucho menos que podrían  reclamar  los pollitos. Prefirieron mantenerse  ni tan cerca que queme el santo ni tan lejos que no alumbre.

El caso es que como el PRD y el PLD son  los “bueyes que más  jalan”, y con los que hay que arar, por lo menos hasta que surjan otros novillos que puedan llegar a bueyes, existen razones suficientes para que nos preocupemos por lo que les sucede, tanto en el  poder como en la oposición.

El PRD tiene que encontrar una salida inteligente partiendo del análisis de su propia historia y al margen de posibles candidaturas hacia el 16 para poder remontarse. El gobierno, luego de su arbolito  Navideño y sus velitas de los 100 días, tiene que continuar apretando el paso y ponerle atención a los reclamos populares. 

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