“Luther King: todos los colores”, un interesante musical

“Luther King: todos los colores”, un interesante musical

Por JOSELIN RODRÍGUEZ
Por espacio de una hora y cuarenta y cinco minutos, el coreógrafo, actor y director de teatro Antonio Melenciano, acompañado por un equipo de veinte actores y cantantes, presentó en el Auditorio del Domínico-Americano “Luther King: todos los colores”, una interesante obra que relata la vida de ese gran defensor de los derechos humanos Martin Luther King. Aunque en la función del viernes hubo un escaso público, la obra es un musical que vale la pena ser visto por toda la familia, pues en poco tiempo enseña la lucha que en su corta vida llevó a cabo el premio Nobel de la Paz para evitar la segregación racial.

Inspirada en textos de Abby Mann, “Luther King: todos los colores” fue apoyada con la presentación de imágenes que recogieron momentos memorables en la vida de King, como la marcha que encabezó en Washington junto a 250 mil personas, ante las cuales pronunció su discurso a favor de la paz y la igualdad entre los seres humanos.

La presentación inició a las 9:00 de la noche cuando un niño jugando con un neumático empieza a hablar de Martin Luther King y su sueño de que los seres humanos, sin importar el color de su piel, vivieran en paz. Luego continúa con la muerte de King, quien fue asesinado a los 39 años por James Earl Ray, el 4 de abril de 1968.

La obra, que tiene una escenografía bastante sencilla de elementos móviles, relata los diálogos combinando el presente con el pasado. Los actores, que lucieron muy bien en sus respectivos papeles, utilizaron un vestuario representativo de la época.

Una escena muy interesante es la cita que tienen King (Antonio Melenciano) y Coretta Scott (Alcira Santos) en un restaurante. Allí dos parejas y otra, ubicada en la banqueta de un parque, dan continuidad a un diálogo en el que el reverendo le pide que sea su novia. Un momento que provocó mucha risa fue cuando Martin le presenta su novia a su padre (Nelson Figueroa) y éste con gran desparpajo le dice que su hijo es un picaflor.

Pero el momento más celebrado de esta presentación es la escena que se desarrolla en el autobús cuando Rosa Parks (Yanira Santana) se niega a dar su asiento a un blanco. Para ello los actores interpretaron “No me voy a parar”, una canción alegórica a ese hecho y que el público aplaudió fuertemente.

“Luther King: todos los colores” recrea importantes episodios de la vida del reverendo, como el nacimiento de su hijo, sus discursos, la entrega del premio Nobel de la Paz, sus encarcelamientos, su reunión con el consejo de los blancos, sus conversaciones con el presidente Kennedy y su asesinato.

La obra concluye cuando volviendo nuevamente al presente, el niño sale vestido de blanco jugando con su neumático y los actores le rodean y finalmente interpretan “Todos los colores”, canción principal del musical.

Sinopsis

El presente se encuentra con el pasado en el sueño de Martin Luther King visto por los ojos de un niño. Sus colores están alrededor desde su punto de referencia temporal. Su entorno y su vida, que pudo ser el producto de la lucha de generaciones anteriores. En su mente cohabitan personajes de todos los colores que cuentan la historia que él conoce.

Ficha técnica

Dirección, coreografía y música original: Antonio Melenciano

Escenografía: Engel Brito

Producción audiovisual: Javier Ortiz

Regidora: Nancy Vizcaino

Iluminación: Ernesto López

  Los fondos recaudados en la primera función (el jueves) fueron donados a la Fundación Saint Jude, institución destinada a los niños con cáncer.

  En la función del viernes, pocas personas estuvieron presentes.

  La obra narra de manera entretenida y amena la vida de ese gran hombre.

  Uno de los momentos más celebrados de “Luther King: todos los colores”, fue cuando los actores recrearon la escena de Rosa Parks, una mujer negra que se negó a ceder su asiento a un blanco, motivo por el que fue encarcelada.

  El niño Nelson Fénix Figueroa, quien incursiona por vez primera en el teatro, se ganó el cariño del público, al relatar de manera jocosa el sueño de Luther King: que blancos, negros, amarillos, indios o mulatos vivieran en armonía y paz.

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