“Más de 90% del dolor en los niños es mal tratado, no tratado o subvalorado”

“Más de 90% del dolor en los niños es mal tratado, no tratado o subvalorado”

Hubo un tiempo en que los pediatras aseguraban que los niños tenían un umbral del dolor muy alto y que no sentían los dolores de la misma manera que los adultos, un concepto abandonado por la pediatría moderna, que plantea que el niño tiene la capacidad de sentir dolor a partir de las 25 semanas de gestación.

No obstante, según afirma el pediatra Edgar Allan Vargas, hay especialistas que aún mantienen esa creencia y no le dan la valoración adecuada.  “Más del 90% del dolor en los niños es mal tratado, no tratado o subvalorado”, argumenta.

En otro tiempo, procedimientos dolorosos como la aplicación de inyecciones musculares o la circuncisión se realizaban a los recién nacidos sin anestesia, cosa que no sucede hoy día. Pero la actitud indolente se mantiene en casos que parecen menos dolorosos. “Muchos médicos creen que es preferible un pinchazo  a dos ‘puyones’ cuando se va a suturar, porque va a tener el ‘puyón’ de la aguja de la anestesia y el de la aguja para suturar; entonces deciden hacerlo a sangre fría. Eso, que  es inhumano, se ve muy frecuentemente. Dicen ‘es rapidito, es sólo un puntito’, pero un puntito duele y puede producir un trauma al niño”.

¿Cuáles traumas?  El pediatra señala que hay muchas personas que tienen hiperalgia (sienten más dolor que otras); otros se hacen indolentes, tienen un umbral de dolor más alto, al haber sido expuestos a situaciones de dolor sin ser  calmados.

Pero lo peor y más frecuente es cuando se prolonga el dolor tratando de buscar su causa sin antes medicar. Vargas señala que en muchas ocasiones el niño llega a la sala de emergencias con dolor y el especialista, antes de administrar un analgésico, envía a hacer distintos exámenes, olvidando que la razón principal por la que el niño llegó allí fue por el dolor.

“Es un horror que muchas veces cometemos el centrarnos en el diagnóstico para luego darle tratamiento. ‘Señora, usted le va a poner supositorios  en tanto tiempo’ pero a todo eso el niño se va y no hemos hecho nada. El niño llegó con dolor, se fue con dolor, papá  fue a la farmacia y es entonces cuando recibe la medicación. Es cuestión de concepto: si el niño llegó con dolor vamos a calmarlo y luego nos centramos en el diagnóstico del problema”.

El S.O.S.  En medicina se usa la expresión S.O.S para referirse a medicamentos que se aplicarán si es necesario. Para el especialista, esta es una palabra  mezquina cuando se está tratando dolor. “Algo frecuente que tenemos en los récords es colocar acetaminofén S.O.S., pero es mas fácil calmar un dolor tratado o en vías de tratamiento que comenzar a tratar el dolor cada vez que duela”, explica.

El Especialista

Edgar allan vargas

Pediatra-Internista

El dolor es el quinto signo vital

Siempre que hablo de dolor insisto en que esta sensación -que se asocia de una forma emotiva, emocional, a un daño real o potencial en un tejido- se debe valorar igual como se valora en un paciente crítico la temperatura, frecuencia cardíaca, presión arterial y frecuencia respiratoria. Esos cuatro signos vitales son importantes para el buen manejo de un paciente.  El dolor debe ser considerado como el quinto signo vital a valorar  en niños y adultos. Debe ser tratado con prontitud y evaluar efectos posteriores.

Terapia del dolor

Vargas señala opciones que se utilizan en la terapia del dolor, sin necesidad de fármacos, que los médicos deben tomar en cuenta y “aupar  a los padres” a que las utilicen. Una de ellas es la succión. “En la terapia del dolor tenemos que la succión de materiales azucarados en lactantes disminuye el umbral al dolor para la aplicación de una inyección tanto que el niño no lo siente. Succionar el dedo o el chupete dirige la atención a otro lugar y el umbral al dolor disminuye”. Otra de las técnicas  es el frío. A la hora de aplicar una inyección, poner un poco de hielo en el lugar a inyectar tiene un efecto analgésico y anestésico.

La distracción también surte su efecto. “A veces el niño llega a emergencias y simplemente con entrar al salón ya le está doliendo porque antes tuvo una experiencia con dolor en ese lugar. La distracción de la atención es una forma de mitigar un poco la angustia y en esa situación  la presencia de los padres es importante. Cuando pongo vacunas a adolescentes, simplemente con abrazar a mamá ya están tranquilos”.

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