“No puedo contigo…pero sin ti me muero”

“No puedo contigo…pero sin ti me muero”

Por Beatriz Ferreyros
“Mi vida no tiene sentido sin ella”, “Vivo por él y para él”, “Ella es todo para mí”, frases como estas revelan dependencia más que amor verdadero por una persona.

Hay una línea muy delgada entre traspasar ese amor puro y bien intencionado, al amor  enfermo. Entérate aquí de sus diferencias:

EL AMOR es la demostración de cariño, afecto, pasión y admiración por el ser amado, pero de una manera controlada, con sentido de lo propio y lo ajeno,con una distancia afectiva entre lo que es mi persona y la otra y como eso nos armoniza al estar juntos, pero cada quien independiente y en control de su vida personal, planes, ideas, proyectos.

EL APEGO es el amor enfermo hacia la otra persona, donde perdemos el norte de nuestra propia vida por estar pendientes del otro, donde respiramos el mismo aire de esa persona, queremos controlarle lo que hace, dice y piensa; casi quisiéramos meternos en su propia  piel para entender TODO sobre la otra persona; “no puedo estar con él, pero sin él me muero.”

La persona apegada se convierte en un apéndice de la otra, perdiendo su propia valía e independencia personal.

No es inusual tener a nuestro alrededor muchas personas que viven enfrascadas en relaciones afectivas enfermizas de las cuales no quieren o no pueden escapar; donde estar mal se convierte en una costumbre para la persona adicta a la relación, y de igual manera que cualquier otra adicción reconocida, son incapaces de dejarla o tenerla bajo control.

La persona que está apegada a otra, nunca está preparada para la pérdida, porque no concibe la vida sin su fuente de seguridad.

Las razones del apego son más profundas de lo que nos imaginamos y en su gran mayoría provienen de las experiencias traumáticas a nivel afectivo del niño; donde el comportamiento cambiante e inconsistente de sus progenitores, le generaron inseguridad y poca autoestima hasta su vida adulta.

De manera más específica, podría decirse que detrás de todo apego hay miedo. Por ejemplo, si soy incapaz de hacerme cargo de mí mismo, tendré temor a quedarme solo, y me apegaré a las fuentes de seguridad disponibles, representadas en distintas personas.

El hecho de que desees mucho a tu pareja, que “te mueva el piso” el solo oirle la voz y que sientas cosquillas en la panza cada vez que lo ves, no significa que sufras de apego.

El placer de amar y ser amado es para disfrutarlo, sentirlo y saborearlo.

Pero si sientes un vacío incontrolable cada vez que te despides de tu pareja, si el bienestar recibido de tu ser amado se vuelve indispensable para seguir viviendo o la urgencia por verle no te deja en paz, y tu mente se desgasta pensando en él o ella, creo firmemente que calificas en el rango de los “dependientes del amor”.

RECUERDA

El deseo mueve al mundo y la dependencia lo frena. La idea no es reprimir las ganas naturales que surgen del amor, sino fortalecer la capacidad de soltarse cuando haya que hacerlo.

El “sentimiento de amor” es la variable más importante al tener una pareja, pero no es la única. Una buena relación de pareja también debe fundamentarse en el respeto, la comunicación sincera, el deseo, los gustos, valores, el humor, sensibilidad, amistad, entre otras.

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