“¡Nos vemos en el play!”, últimos
días de una exposición excepcional

“¡Nos vemos en el play!”, últimos<BR>días de una exposición excepcional

MARIANNE DE TOLENTINO
Cuando hablamos de una exposición como evento cultural totalizante, que cubre muchos aspectos de la vida  y sociedad dominicana, debemos extender el término al ámbito físico y sensorial creado por guionista, curador y museógrafo. Así, “¡Nos vemos en el play!” no sólo presenta en el Centro León los cuadros, los trofeos, los relatos de hazañas,  las imágenes fotográficas –fijas o en movimiento-, sino que nos hace escuchar los ruidos del entusiasmo multitudinario y los fabulosos comentarios de los periodistas especializados, colocándonos debajo de censores.

 Pues la tecnología –proyecciones, luces, videos, sonorización- está puesta al servicio de la resurrección de momentos estelares en la memoria de la pelota dominicana.

A diferencia de tantas exposiciones de arte contemporáneo en que los nuevos medios imponen su preeminencia formal y tecnológica, sin que importe el contenido…, aquí todo se pone al servicio de lo que se muestra: el béisbol como máximo deporte, expresión cultural, diversión popular. Ahora bien, la escenografía expositiva, aparentemente sencilla y testimonial, reviste una gran complejidad,  pues se trata de presentar objetos conocidos, si no utilizados por el visitante, y de dotarlos de un potencial mágico, de propiciar una nueva mirada. Bate, pelota, guante, casco, atuendos, adquieren otra dimensión, de manera que el visitante reinterpreta  y redisfruta lo que conoce.

Esta exposición pasea al público a través del mundo suyo, que comparten también los autores museológicos y museográficos del proyecto: no se siente  la superioridad del experto, deseoso de iniciar al contemplador. Por el contrario, comunican a la gente el placer… de reconocerse. El espacio real, magníficamente aprovechado, con sus dédalos, sus vueltas, sus aperturas, sus pausas, se convierte en una inmensa ambientación, en la que los espectadores son elementos activos y participantes.

Hemos subrayado la índole auténtica y directa de los objetos presentados. sin que la “vitrinización” sea para las cosas un factor intimidante, sino que realza su valor de ícono en la vida real. Al mismo tiempo, más adelante, se enseñará  el objeto, precioso por definición y material, anhelado y admirado, o sea el trofeo… testimonio de victorias y honores cosechados por los peloteros estelares. Una sección impresionante, pues su cuantiosidad comunica la brillantez alcanzada por los jugadores dominicanos, dentro y fuera del país.

Los datos, textos y fotografías, ávidamente leídos por los asistentes, llevan la información a la dimensión de conocimientos históricos… ampliados y refrescados. Pues, si prácticamente todos los dominicanos se los saben, más o menos, aquí los ordenan en el pasado y el presente, los sintetizan, los ubican en un contexto familiar, social, económico, exaltando el componente de orgullo nacional, conferido por esos “embajadores de la dominicanidad”.

La exposición –según bien lo señala– invita al sueño: de cada uno de aquellos niños en el albor del entrenamiento, unos cuántos alcanzarán la fama, los contratos fabulosos, así mismo un compromiso sin contemplación… de parte de los fanáticos. El astro no puede bajar del firmamento. Observamos también –enfoque importante y adrede ejemplar– los aportes y el altruismo que no pocos manifiestan: así la figura de Felipe Rojas Alou es exaltada merecidamente. O sea que tampoco “¡Nos vemos en el play!” ignora la vertiente moral y comunitaria que se manifiesta al más alto nivel, una manera de estimular la generosidad.

Cuando se alude a una exposición, pensamos inmediatamente en obras de artes visuales. Al enterarnos que solamente había tres como tales –aunque la exposición entera es una obra de arte-, la curiosidad se despertó… Gran y positiva sorpresa fue la de encontrar excelentes piezas de Freddy Rodríguez, un artista magistral dominicano que vive en Nueva York, formando parte de esta muestra.

En la exposición

Aparece Sammy Sosa–, evocando una hazaña colectiva –la instalación de ladrillos–, metaforizando celestial y pictóricamente los triunfos de Juan Marichal. Son inteligentes, hermosas y… contemporáneas. ¡No es frecuente que el deporte inspire el arte, y a ese nivel!

…A quienes no se han deleitado aun con “¡Nos vemos en el play!, béisbol y cultura en la República Dominicana”, les quedan dos días para visitarla en el Centro León.

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