“Nosotros los nobles”

“Nosotros los nobles”

Recientemente recibí, gracias a uno de mis seguidores, una interesante reseña sobre la película mexicana de reciente estreno “Nosotros los Nobles”, la cual refleja una cruda realidad social: chicos sobreprotegidos y sin obligaciones, que aunque se muestra en la cinta de forma divertida, es una problemática que, de acuerdo con expertos, sólo dará una generación de adultos inútiles y débiles.

Es común notar en estos tiempos, cómo hay muchos jóvenes que recién graduados del colegio, ya tienen carro nuevo y enfocan sus vidas solo en estar a la última moda con ropa de marca y los celulares más sofisticados. Obtienen todo sin preocupaciones ni exigencias laborales. ¿Cómo es esto posible? Fácil. Tiene al mejor “jefe” del mundo: Un papá sobreprotector”.

Como bien destaca esta película, cada vez son más los jóvenes que viven a expensas de sus padres sin buscar independizarse del todo y sin reconocer el valor de ganarse las cosas a través del esfuerzo. Sin embargo, vemos cómo la mayoría son jovencitos súper débiles: se traumatizan con todo, se deprimen con todo, se quieren suicidar por todo, porque no saben luchar. Les quitamos la capacidad de postergar la gratificación, trabajar duro y de luchar por lo que quieren por darles demasiado.

Tal y como mencionan, el filme ha puesto sobre la mesa de discusión a la “generación del merecimiento”, formada por jóvenes que pasaron a ser la cabeza de la jerarquía familiar, porque  “les enseñamos algo muy grave a los hijos: su función es recibir y la nuestra, como papás, es darles. Les enseñamos a recibir, pero no a dar”.

Por esta razón, es que cada vez es mayor la cantidad de niños malagradecidos, que viven sin entusiasmo. Y es que esta generación del merecimiento, ya no piden sino que exigen y precisamente por eso, porque saben que sus “jefes” lo que pidan, se los dan.

Es por eso que los creadores de la generación del merecimiento no son más que los padres sobreprotectores que perdieron de vista los valores verdaderamente importantes en la formación de sus hijos al tratar de evitarles las carencias o las dificultades que ellos sufrieron de niños o jóvenes.

De manera, que exhorto a los padres a que nos tomemos nuestro tiempo para ser nosotros mismos los únicos responsables de educar a nuestros hijos desde pequeños, y que asumamos el rol de enseñarles a los niños a ganarse sus privilegios.

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