El Teatro Las Máscaras se ha convertido en el lugar idóneo para el escape los fines de semana de aquellas personas que gustan del teatro, especialmente de las comedias de evasión.
Durante dos meses se ha presentado con notable éxito la obra Nunca engañé a mi Mujer, una recreación escénica en clave de comedia, cuyo texto ágil e ingenioso, mantiene al público entretenido, provocando por momentos la sonrisa o la risa contagiosa.
El argumento actual, cotidiano, reune a dos hermanos: Juan, un burgués, pasado de los cincuenta, recatado y apegado a cánones morales seculares, y el otro, Felipe, un hombre moderno, libre, más bien, libertino, que sabe vivir la vida. El motivo del encuentro es la necesidad de Juan de contar a su hermano la situación por la que atraviesa, su temor de claudicar a su pretendida fidelidad, el que nunca ha engañado a su mujer. El asunto se complica, no se trata sólo de una canita al aire, Juan se encuentra ante un verdadero amor otoñal.
El diálogo entre los dos personajes se torna ameno, hilarante, crea situaciones. Jorge Santiago, -Juan- es el perfecto burgués, de exquisitos ademanes y gestos oportunos, su actuación pretendidamente teatral, logra construir el personaje; Francis Cruz Felipe- estupendo, desenvuelto y con gracia asume su rol, ambos, dos caras, dos actitudes, se complementan en su contraste. Un figurante, Pedro Julio Henríquez el mozo- en sus intermitentes salidas, pone otro toque de fino humor. La comedia en su trivialidad, deja un resquicio a la reflexión, ¿Qué es lo verdaderamente importante?, ¿Vivir?, ¿disfrutar cada momento, tal y como piensa Felipe? Cada cual decide su posición ante la vida.
Las claves
1. Conclusión
Nunca Engañe a mi mujer es una exquisita forma de pasar el tiempo en el Teatro Las Máscaras de la calle Arzobispo Portes casi esquina Arzobispo Meriño en la Ciudad Colonial.
2. Los actores
Jorge Santiago (Juan) y Francis Cruz (Felipe) hacen un excelente trabajo actoral.