Una satisfacción que comparten la mayoría de los seres humanos, es cuando tienen la oportunidad de ser útiles a una persona o grupo de personas en alguna situación delicada; pero lo es aún más cuando esa ayuda se materializa para bien, siendo sin dudas mucho más placentera.
Quizás eso mismo ha significado para el embajador italiano en el país Enrico Guicciardi, ser parte del éxito de las negociaciones de paz que realizó Roma entre el gobierno y los ejércitos rebeldes durante la terrible guerra que los enfrentó en Mozambique (África), desde los primeros días de la independencia del país en 1975 hasta el 1992.
Enrico Guicciardi, quien nunca soñó con ser diplomático, guarda en su memoria y en su corazón con mucho cariño este momento histórico, que probablemente representa uno de los más importantes logros de su trayectoria profesional, en sus 35 años como diplomático.
De toda esta situación que vivió Guicciardi en Mozambique, así como de otras divertidas anécdotas, y de su vida familiar, el embajador las compartió con nosotros en la sala de su residencia, acompañado de su esposa Susana, licenciada en Historia del Arte, y por tanto amante de las artes, como reflejan las paredes de su hogar, adornadas con una gran variedad de obras pictóricas.
Con mirada atenta y sonrisa franca, la pareja nos permitió hurgar en su vida durante 45 minutos, y conocer, así, sus gustos y lo felices que son como familia.
Padres orgullosos
Enrico y Susana les han proporcionado a sus dos hijos, que tienen 21 y 25 años, educación y mucho amor. Es así como nos cuentan, muy orgullosos de ellos, que ambos hablan cinco idiomas (alemán, italiano, francés, inglés y español), y cómo desde pequeños tuvieron que acostumbrarse a un estilo de vida nada fácil para un niño, al tener que cambiar constantemente de un país a otro.
El embajador cuenta que cuando apenas tenía dos años de edad, su hijo mayor pensaba que hablar con niños era una forma de jugar. Recuerdo que me decía: Papá, ¡cómo juega ese niño!, pero en realidad lo que me quería decir era cómo habla ese niño, y así se ponía a jugar con el idioma del niño y llegaban a entenderse. Enrico confiesa que en algún momento le dijo una ligera mentira. Le dije que los hijos de los diplomáticos tienen que ser muy gentiles con los demás niños y hablar su idioma… así aprendía más (cuenta entre risas).
Anécdotas
El diplomático recuerda que tras las negociaciones de paz en Mozambique que llevaba Roma, el papa Juan Pablo II estuvo tan pendiente e interesado, que en una ocasión, al salir de una audiencia el Papa le preguntó a un cardenal, ¿cómo anda la negociación con Mozambique? ¿ha habido algún progreso?… y esa persona le hizo el comentario a él.
Con relación a Mozambique nos contó también que una de las cosas más simpáticas le pasó en África del Sur en 1988. En ese momento yo tenía contacto con ciudadanos sudafricanos, y recuerdo que al final de mi estadía les dije ustedes van a ver que la situación va a cambiar y ellos, muy negativos, me dijeron esto no va a pasar nunca, nosotros estamos cansados de todo esto. Y les dije, van a ver que en dos o tres años todo va a cambiar, y efectivamente así pasó.
Luego de la firma en Roma del Acuerdo General de Paz el 4 de octubre de 1992 que puso fin a 16 años de guerra, Enrico regresó a África y se encontró con uno de sus amigos que no creía que las cosas cambiarían y al verlo le dijo ¡Ay, gracias! estoy muy contento, su profecía se cumplió.
El protagonista
Enrico Guicciardi
Embajador de Italia
Nació en Módena (Italia) el 18 de febrero del 1944.
Pinceladas
Se graduó en Jurisprudencia el 15 de noviembre del 1968 en la Universidad de Módena. Inició la carrera diplomática como voluntario en el área comercial, el 16 de marzo del 1971. Ha servido a su país en diferentes naciones. Fue condecorado en el 1988 como Caballero Oficial del Orden al Mérito de la República Italiana.