“Palillo”

“Palillo”

Rafael González Tirado
Lo conocí hacia los días finales del 1963, juramentación e inicio del gobierno constitucional y democrático de Juan Bosch.

La mejor etapa política en la cual me ha tocado vivir.

Es alto y delgado como un palillo de dientes. Quizás a eso se deba  su apodo que ni rechaza ni lo afecta personalmente.  Es servicial y respetuoso; pero se destaca con el estruendo de sus carcajadas y la agitación de manos que parecen abanicos de alegría, aunque a veces nos echamos para atrás por temor a un manoteo.

Labora en la Cámara de Diputados desde aquella época de ilusiones.  Lo he visto por décadas afanarse en el área de parqueos en  limpieza de automóviles.

Es hijo de un ex-diputado que funcionó como  asambleísta desde antes del día 27 de febrero de 1963, juramentación del presidente Juan Bosch, hasta el 29 de abril de ese año, fecha de la proclamación de la primera Constitución desde la desaparición del régimen de Trujillo.

En esa etapa yo fui diputado suplente por la Unión Cívica Nacional (UCN).  El padre de “Palillo”,  Rafael García Francisco, lo fue por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD).  Me declaré independiente desde muy temprano y me opuse al golpe de Estado, que era un secreto a voces.

¿Cómo fue este sistema de titulares y suplentes para revisar o dotar al país de un nuevo instrumento sustantivo?  Lo cuento de inmediato.

Se determinó que los diputados electos en los sufragios  generales del 20 de diciembre de 1962 pasarían primero a integrar la “Asamblea Revisora”. Obtenidos los resultados del proceso, en enero subsiguiente se  integró la Asamblea.

Mientras tanto,  el Senado de la República  y los suplentes de Diputados asumirían las funciones de la Asamblea Legislativa el 27 de febrero del 1963, fecha de toma de posesión del presidente que resultara electo el 20 de diciembre anterior e inicio de la legislatura ordinaria.

Tras la proclamación de la Carta Magna en abril del 1963, los representantes titulares ocuparon sus curules. José García Francisco, padre de nuestro personaje, se incorporó a la   Cámara de Diputados en representación de la provincia de San Cristóbal.

Debí cesar, como suplente, por haberse agotado el período previo pro-Asamblea Revisora. No  obstante quedé como diputado en propiedad, en razón de que el titular, doctor Wiliam Read, oftalmólogo de éxitos, de quien yo era suplente,  había renunciado a sus funciones de legislador por cuestiones de carácter personal y de principios.

En estos días pregunté por el nombre de “Palillo”. Casi nadie lo sabe. Quizás Gladys Paulino,  en la división de Personal, puede retenerlo en la memoria. Claro que no pregunté por Rafael Daniel Soriano García, pues no lo sabía.  Bastaba   por el apodo y por su hombría de bien.

Meses atrás me había dicho que si yo podía prepararle un anteproyecto de ley para que lo pensionaran, puesto que ya tiene 45 años viajando diariamente desde San Cristóbal sin enfermarse y sin “mancar” un solo día.  Le dije que sí y que me trajera la documentación de lugar.

Desapareció de mi vista hasta después de las recién pasadas navidades.

Al juntarnos de nuevo, me dijo, con su euforia y gesticulaciones, que dejara eso de la pensión así.

Le pregunté: ¿Y qué ha pasado? ¿No la estabas gestionando?

– Sí, sí;  pero ahora no la quiero.  Pasé unos días de vacaciones por  San Cristóbal, y aquello está  muy aburrido.  Me gusta mi pueblo  desde el atardecer, cuando mis amigos de todas partes comienzan a llegar al negocio de la difunta Chichita a comer pasteles en hojas, arepitas de maíz, bollitos de yuca, quipes, empanadas y mondongo.

– ¡Y cerveza bien fría!, “Palillo”.

Me respondió:

-Ahí es que prende-, doctor-  y se quiso volver loco de alegría con el tono de voz muy elevado y accionando con ambas manos:

– Amigo, te he dicho que no  me hables “duro”, le dije.

Él me increpó:

– Sí, señor; pero usted nunca me ha dicho que no lo manotee.

Me dio la espalda y se dirigió, casi brincando, lanilla en mano, a  acariciar un carro en medio de estruendosas carcajadas.

Alguien se me acercó y me confesó  casi al oído:

– Doctor, lo que pasa es que las autoridades se le adelantaron ofreciéndole jubilarlo, y “Palillo” se puso chivo.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas