En reciente reunión cupular reformista uno de sus miembros, mientras hacía gala de su abundante cuna, insinuó el calficativo de carajos para quienes pretendemos hacer valer los derechos y deberes políticos consignados en la Constitución de la República y en disposiciones complementarias en favor de nuestra democracia y su eficacia socio económica.
Este calificativo hizo recordar al político e intelectual Uslar Pietri, quien a finales de los 80s trató de alertar a sus compatriotas venezolanos sobre la corrupción, deterioro y degradación, que estaba sufriendo la patria de Bolívar tomando del lenguaje vulgar la palabra pendejo para calificar impolutos; inspirando marchas contra el estado imperante en la que puede considerarse nuestra nación espejo. El resto es historia conocida.
De acuerdo a WikipediA, la interjección carajo puede ser considerado como un insulto; mientras Word Reference, le otorga al término la acepción de algo muy grande.
De los insultos y ostentación de cuna se concluye cuánto se está alejando el PRSC de las concepciones democráticas inculcadas por su fundador y líder, consecuentemente expresado en sus estatutos. Balaguer enseñó que en la democracia se oyen todos los intereses y el derecho del oligarca más copetudo vale tanto como el del trabajador más humilde; definió un demócrata como el que no se inclina ante los altares en que se adora la riqueza; y aconsejó que el partido no siga condicionado por hombres con demasiado impaciencia o pretensiones equivocadas
Estas concepciones se plasmaron en estatutos que todo reformista, según el Art. 84, jura cumplir y hacer cumplirmandando que en competencias internas primen las mismas facilidades para todos los contendientes (art. 88). El Art. 10 consagró el derecho que otros niegan a ser oído y se instituyó (art. 86) la consulta de dirigentes para dirimir temas de alto interés partidario.
Por eso extraña que se recurra al calificativo de carajos a quienes pretendan hacer valer derechos consagrados en los estatutos del partido así como cumplir las obligaciones constitucionales de todos los ciudadanos como velar por el fortalecimiento y la calidad de la democracia, el respeto al patrimonio público , enarbolar la democracia interna en igualdad de condicionespara el funcionamiento de partidos; coadyuvar con el Estado en el propiciamiento de las condiciones administrativas para que la igualdad sea real y efectiva; con el Presidente de la República para que vele por la fiel inversión de las rentas públicas.
Los carajos reformistas debemos insistir en el cumplimiento de nuestras obligaciones ciudadanas y partidarias para hacer algo tan grande como preservar y hacer más eficiente la democracia dominicana; teniendo presente la experiencia venezolana que no reaccionó debidamente ante las advertencias de Uslar Pietri sobre los pendejos.