“Porque podemos”

“Porque podemos”

El PLD ha cumplido nueve años del ejercicio del poder. Pero en su último año es cuando las pasiones y las ambiciones se han desbocado de mala manera, al exagerar la nota en sus actos de indelicadezas, alarmando a la ciudadanía y ha empujado al aumento de las protestas sociales en todo el país.

No es que antes no existían actos dolosos, sino que en sus indelicadezas eran discretos y moderados, cosa que se ha modificado en el pasado reciente, obligando a las denuncias responsables en los programas televisivos de Nuria Piera y de Alicia Ortega, de manera que existía una esperanza de que no todo está perdido para el futuro de la sociedad dominicana.

Y ese modelo de actuación, de un sector de los funcionarios peledeístas y aliados, se apoya en considerar que al tener el control de los diversos estamentos oficiales consideran que pueden hacer de todo para asegurarse su futuro.

Algunos ingenuos argumentan que es difícil apropiarse del dinero fisco, por los controles establecidos para los desembolsos, pero parece ignorar esos ingenuos de como es que se bate el cobre en la burocracia oficial, que hasta un simple plátano servido a ciertas secretarías cuesta más de cien pesos la unidad, o una libra de arroz supera los 200 pesos, según sea el amarre con el encargado de compra.

Por igual, los contratos de construcción se prestan para las maniobras más escandalosas de corrupción, cuando se inflan los volúmenes de los trabajos realizados, autorizando enmiendas a los contratos como los denunciados por Alicia Ortega, o lo que es peor, se pagan obras fantasmas nunca construidas o duplicadas.

Para el suministro de medicinas y equipos para hospitales, se pueden llevar a cabo maniobras muy sui generis, destinadas a sustraer grandes recursos que van desde equipos sobre valorados, o inservibles, o que no pueden funcionar en el sistema hospitalario nacional o en facturas duplicadas de equipos ya entregados.

Y hablar de nominillas y de empleados fantasmas es otro procedimiento que se queda a nivel de empleados, que pese a los controles existentes para evitar esas ocurrencias, logran evadirlos y hasta se logra poner a cobrar a los fallecidos, o a personas que ni siquiera saben que su nombre figura en una nómina oficial como empleados del gobierno.

Todos esos dolorosos casos de desviación de los recursos oficiales los justifican muchos personeros gubernamentales, bajo el alegato de  que si disfrutan del poder pueden hacer lo que les venga en ganas con el presupuesto nacional que, luego, no alcanza para nada, ya que  cada vez es más notable el deterioro de los acueductos, edificios públicos, de las carreteras y calles.

Esa prepotencia, de que pueden hacer uso desde el poder lo que les dé las ganas, se ha estremecido con la decisión presidencial de ir personalmente a inspeccionar los trabajos prometidos y en ejecución en diversas provincias, ya que la lluvia de quejas, de que casi todo estaba paralizado, ha obligado a una carrera oficial de actividad presurosa para evitar que el Presidente llegue a un lugar y encuentre que la obra no se ha iniciado o se encuentre muy atrasada, pese a reportes de que casi estaba terminada.

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