“Prohibido suicidarse en primavera”, 60 aniversario de la Compañía Nacional de Teatro

“Prohibido suicidarse en primavera”, 60 aniversario de la Compañía Nacional de Teatro

POR CARMEN HEREDIA DE GUERRERO
La  Compañía Nacional de Teatro presentó la importante obra para celebrar su aniversario.

EL AUTOR – LA OBRA

En la pequeña aldea asturiana de Besullo, nace en 1903 Alejandro Rodríguez Álvarez, conocido en el mundo literario como Alejandro Casona. En 1932 recibe el Premio Nacional de Literatura por su obra “Flor de leyendas”, convirtiéndose luego en uno de los autores más reconocidos de la España republicana. En 1936 toma el camino del exilio, pasando a Francia y de allí a Hispanoamérica, donde presentó la mayoría de sus obras. En México en 1937 presenta por primera vez “Prohibido suicidarse en primavera”; regresa a España en 1962 y estrena en Madrid con gran éxito, su obra más acabada,  “La dama del alba”.

El teatro de Casona es un teatro bien escrito y poético, artesanal y metafórico, donde  la pugna entre la realidad y la fantasía aparece como una constante. Casona plantea un tipo de drama en el que se conjuga la sorpresa escénica con la evidencia técnica, forma habitual de la teatralidad.

 En “Prohibido suicidarse en primavera” expone la fórmula “literaturalidad frente a teatralidad”. Casona descubre la manera de cómo contar cosas bellas –hasta las que se refieren a la muerte– a través de la belleza del lenguaje, por encima de la valoración puramente teatral. Para él lo teatral es el resultado de un plan minuciosamente concebido, en el que utiliza el juego de entradas y salidas, la oportunidad para los diálogos bien estructurados y el crescendo, similar en los tres actos. Este planteamiento, sin embargo, es más efectista que propiamente teatral.

La acción en “Prohibido suicidarse en primavera” transcurre en el “Hogar del suicida”, sanatorio de almas, creado por el Dr. Ariel –personaje solo evocado–, descendiente de una familia de hombres que se suicidan al perder la juventud. Obsesionado por este hecho, dedica su vida a investigar a los suicidas, descubriendo patrones comunes: los triunfadores se suicidan más que los fracasados, los jóvenes más que los viejos, y en primavera más que en invierno. Al sanatorio dirigido por el Dr. Roda, alumno del Dr. Ariel, acuden los potenciales suicidas, pensando que allí les será más fácil morir.

En un ambiente circunstancial, los personajes perfectamente estructurados, entre cómicos y dramáticos, se interrelacionan, se descubren, cumpliéndose el objetivo del sanatorio: lograr que los enfermos cambien su actitud hacia la vida y desechen el deseo de morir. Para Casona en esta obra, el dolor es la principal causa de suicidio como aquel  causado por el amor desmedido, la envidia, la felicidad ajena y el arrepentimiento, estos sentimientos son los que agobian a sus personajes.

LA PUESTA EN ESCENA – PERSONAJES –ACTORES

María Castillo realiza una puesta en escena realista, acorde a las características de esta obra de Casona, cercana a la comedia burguesa de post-guerra. Valora la perfecta descripción de los elementos dramatúrgicos, utiliza el escenario como eje convencional de la acción, con respeto absoluto del texto y la ortodoxia de los tres actos. La  escenografía –boceto de Iván García y realización de Lina Hoepelman– a la vez realista y hermosa, permite el libre juego actoral y nos remite al tiempo en que se  desarrolla la acción, a lo que contribuye el apropiado vestuario diseñado por Jorge Diep.

 La hermosa música escogida, entre Bach y la Pastoral de Beethoven, ambienta el entorno bucólico del sanatorio.

Los actores escogidos con gran certeza, se apropian de los personajes y nos transmiten la historia en su verdadera dimensión semántica.

El Dr. Roda, personaje no convencional, casi mágico, eje  y guía de los que acuden al sanatorio, es interpretado por el primer actor Iván García; con parsimoniosa movibilidad, gestos y flexiones en la voz, transmite las características casi irreales del personaje. Hans, el ayudante del Dr. Roda, es un personaje complejo, con una carga psicológica resultado de vivencias pasadas, resulta ser un paciente más, pero con la diferencia de que no desea suicidarse y se complace en el dolor de los demás, esperando con ansias que alguno se suicide. Pepito Guerra convierte el morbo del lúgubre personaje en exquisito humor negro.

La Dama Triste es el personaje más depresivo, la ausencia de nombre nos lo presenta como estereotipo. Desea morir, pero es incapaz de cometer suicidio; ama hasta el romanticismo, pero es incapaz de vivirlo. Lidia Ariza magnífica en esta caracterización, logra la transformación con mucha propiedad.

Por su lado, El Amante Imaginario resulta gracioso, en su discurso plegado de metáforas, narra la ficción de su historia de amor por la cantante Cora Yako, quien llega a la clínica por casualidad. Luego de un corto amorío se da cuenta de que no era lo que él quería. El amante representa a los que se enamoran del amor, de lo que imaginan de una persona. Manuel Raposo logra muy buena actuación, junto a Yamilé Schecker, excelente en la proyección de la díscola  Cora Yako.

Cloe y Fernando son dos reporteros que llegan por confusión al sanatorio. Fernando es optimista, ama la vida y a Cloe, el personaje más sensible de la obra. Cloe transforma el sanatorio, se relaciona con los pacientes y los ayuda, pero paradójicamente las ironías del destino, la llevan a la desesperación, al punto de querer suicidarse. Amaurys Pérez y Nileny Dippton, nuevos talentos, logran una excelente dialéctica actoral.

Un personaje clave es Juan, paciente del sanatorio, diferente a Fernando que resulta ser su hermano. Entre ellos se expresa una dolorosa relación fraternal, la envidia del uno por el otro. Juan ama a Cloe en silencio, se produce aquí otra casualidad, pero esta vez con ribetes dramáticos. Wilson Ureña logra transmitir con propiedad el drama de Juan. Otros personajes como el Padre de la otra Alicia, cuyo dolor trasciende la escena, tiene un intérprete magnífico, Víctor Checo. Por su parte Edith Parra, como Alicia, la enfermera, logra integrarse al conjunto con su actuación ponderada.

La obra se desarrolla con pequeños clímax, y el desenlace es el esperado.

Felicitamos en su 60 aniversario a nuestra Compañía Nacional de Teatro y a su directora María Castillo, por haberle dado a las nuevas generaciones la oportunidad de disfrutar de una obra tradicional bien hecha, y a nosotros, recrearnos dentro de este tipo de teatro, el que nos hizo, amar el teatro.

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