“Punchbags” de Doha reciben golpe

“Punchbags” de Doha reciben golpe

Comentario Editorial
Un consejo: si usted quiere seguir siendo popular en la Organización Mundial de Comercio, jamás presente voluntariamente el borrador para un acuerdo comercial. Y si lo hace, trate de que sea lo más vago posible.

Los acuerdos propuestos sobre agricultura y manufactura publicados la semana pasada por los presidentes de los correspondientes comités negociadores de la ronda Doha provocaron una mezcla de murmullos quejosos y motines abiertos de los miembros de la OMC. Esas reacciones no deben sorprender: así brilla una buena acción en un mundo desagradable. Los borradores jamás iban a ser la chispa que echara el motor de la ronda Doha, suavemente. Pero sus autores al menos pueden sentirse recompensados de que al menos no sufrieron un rechazo tajante, ni indiferencia.

Si las conversaciones que se reiniciarán en septiembre conducirán a algún acuerdo,, ya sea el  firmemente diseñado en los documentos o a uno más débil, sigue siendo dudoso. Pero los miembros de la OMC que han gastado meses en poses o grandilocuencia son los culpables.

El borrador sobre el acuerdo agrícola, por ejemplo, fue silenciado alrededor del contencioso tema de los “productos especiales”, los productos agrícolas para los cuales ciertos países en desarrollo desean mantener tarifas de protección extra. Sin embargo, es difícil ver cómo Crawford-Falconer, el neocelandés que preside estas conversaciones podrían haberlo hecho diferente. Años de forcejeos han arrojado poco más de una lista de criterios un tanto vagos para definir esos productos especiales. Elaborar una propuesta para reconciliar posiciones dispares, pero posiciones negociadoras bien articuladas es una cosa; conjurar acuerdos de la nada, es otra bien distinta.

Y mientras los países en desarrollo se quejan de que su propuestas para reducir las tarifas a la manufactura están mucho más avanzadas que en la agricultura, esto refleja el hecho de que hay menos piezas en movimiento en las conversaciones sobre productos industriales que eliminar.

Cuando la OMC se reencuentre en  el otoño, quedará más claro si las quejas de sus miembros sobre la injusticia de los borradores representan un posicionamiento táctico, o más bien líneas rojas claras genuinas que los gobiernos no van a cruzar. La historia de la ronda de Doha, con tantas de las oportunidades desaprovechadas, desgraciadamente, apunta a lo segundo.

Es muy posible que ya sea demasiado tarde para llegar a un acuerdo antes de que la niebla de las elecciones presidenciales en Estados Unidos descienda el año próximo. Pero no tiene que ser así: valdría la pena firmar un acuerdo basado en los documentos de la semana pasada, así fuera solo para preservar el sistema multilateral. Pero la transmutación de sus autores de “punch-bags” en salvadores es más una esperanza que una expectativa.

VERSION IVAN PEREZ CARRION

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