“Que Dios nos perdone”

“Que Dios nos perdone”

EMMANUEL RAMOS MESSINA
Eso ya lo saben todos, no es un secreto, el mundo cambió, pero ¿quién es el culpable? Que levante la mano el culpable… ¡Oh sorpresa. todos levantamos las manos. Pero y “¿quién mató al Comendador? Pues Fuenteovejuna”.

Sí, fuimos todos. ¿Y para qué cambiamos el mundo que no estaba tan mal?…

Pero hay algo peor, nos pusimos a menear las cosas, a hacer política y ciencia, y al átomo que estaba tranquilo lo liberamos. El átomo estaba tranquilo metido en las cosas, y lo soltamos y por ahí anda armado y es un criminal peligroso capaz de armar cualquier catástrofe. ¡Mucho cuidado!

¡Oh Dios mío, qué bueno y tranquilo era el mundo de antes! Dicen que antes del antes había una vida dulce y pacífica. La virtud era popular y el mundo era inocente y devoto, pero alguien metió la mano y cometió el pecado original, y ahora resulta que el pecado es general y nada original. Antes éramos dueños del mundo, pero ahora el mundo es ajeno, el mundo es de otro. Ahora sencillamente somos testigos únicos y sólo nos toca ver y callar, porque uno se metió el oro y el átomo en el bolsillo, y ese sujeto es peligroso; y esa es la historia del poder único, del robo único.

Antes la ciencia servía al hombre, hoy sirve al dueño. Antes el átomo era un misterio, ahora es una calamidad, una pesadilla; y así se inventó el terror que antes era un miedo animal y personal, y ahora es un miedo mundial. Ya se lo dije: no fue un cambio, fue sencillamente una mutación, y los genes del buen mundo de antes no los cambiaron, sencillamente los mutaron.

Sí, ya se lo dije, todas las cosa se han vuelto patas arriba: uno inventó la guerra y nadie inventó la paz… La mujer, aquella que pecó en el Paraíso, ahora es juez; los pecadores son los culpables, y el oro que antes dormía escondido ahora nos gobierna; e inventamos el pensar, y las ideas mutaron, se trastornaron en doctrinas; y buscamos los fundamentos del hombre y ahora éstos son peligrosos fundamentalismos; y así las ideas se enfermaron y se pusieron virulentas, y ahora se llaman doctrinas y hasta religiones armadas. Ahora las ideas andan con un fusil al hombro.

Ya está dicho todo, el mundo mutó y se transmutó. ¿Y quién gobierna el cambio? El cambio sencillamente se gobierna solo y se llama anarquía, y apareció un hombre que amarró la anarquía y le llamaron dictador, y lo aplaudieron, pero el poder le gustó tanto, que se tornó en tirano; y El se fue cogiendo y se echó los pedacitos del mundo y todas las cosas al hombro, y éstas después le pesaron tanto, que el poder lo aplastó, lo aplastamos: y llegó la libertad y la “democracia”, que decían que era buena y la alabaron, pero hoy ella es una pesadilla que anda repartiendo mentiras e impuestos a todos los débiles; y hoy nadie sabe qué hacer, si nos casamos de nuevo con tal democracia o nos quedamos viudos políticos, o si es mejor casarse de nuevo con un nuevo partido rico, porque la vida pública es un matrimonio de conveniencia; ¿y qué hacemos ahora? ¿No será hora de buscar a Dios otra vez para que nos mande otro diluvio, para ahogar únicamente a los lobos malos? Pero ¿no andan diciendo por ahí desde hace mucho, que “el hombre es el lobo del hombre”? ¿o es que no oímos los aullidos, y no nos espantan los colmillos de esta realidad?

Ya alguien lo dijo, “dejen las cosas quietas, no alteren la naturaleza, no se metan con ella, con su ecología y con su ozono; por favor, no maten la primavera, déjenla florecer inocentemente como antes; por favor, no toquen los girasoles de Van Gogh; no ensucien su agua, sus ríos, sus seres, no contaminen las ideas sencillas que eran buenas y ahora están dañadas y sucias”.

¿Sabe usted acaso dónde se limpian y enjuagan las ideas, las ideologías y los fundamentalismos? Si lo sabe, llame al teléfono 911 antes de que sea tarde.

Pero al fin ¿quién cambió las ideas, quién mató al Comendador? Sí, había mucha gente cuando la matanza, pero nadie vio nada… Díganle al Comendador que deje tranquilo el mundo de antes; que sea bueno y que se cuide, porque como antes, nadie va a ver nada, todos los ojos estarán cerrados y mudos…

Ya lo dijeron, que al mundo lo cambiamos sin razón alguna… y que Dios nos perdone.

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