No siempre tenemos la oportunidad de ver una obra teatral de calidad, Quíntuples un vodevil para máscaras del dramaturgo puertorriqueño Luis Rafael Sánchez estrenada en nuestro país unos veinte años atrás, reproduce con genial ironía la problemática de la organización familiar interdependiente, creando un ambiente farsesco que evidencia la falsedad de las relaciones y acciones de los personajes.
La obra de Sánchez, destaca una estructura de contradicciones y complejidades cuyo texto es pretexto para la teatralidad. A través de seis monólogos o diálogos para una voz como los llama el autor, conocemos a la disfuncional familia Morrison compuesta por el padre y sus quíntuples: Dafne, Baby, Bianka, Mandrake y Carlota, los cuales han sido invitados a participar en el Congreso de Asuntos de Famillia.
El primer monólogo a cargo de Dafne Morrison, versa sobre el amor y sus efectos; la exposición tragicómica se convierte en un diálogo con el público, en el que se revela el narcisismo de Dafne; la mención de sus siete maridos así como el aberrante sentido del amor que expresa, no obstante la trivialidad aparente, encierra metafóricamente la problemática del incesto, refiriéndose a su padre como el Gran Semental. Confusa ante los nombres de sus amantes alude a Besos de Fuego, que resulta ser un enano de circo.
El introvertido Baby Morrison muestra su incapacidad para improvisar, y tiene la tendencia de hablar consigo mismo, quería decir el libreto escrito por papá Morrison sobre las bondades de la vida familiar, pero no ha sido capaz, como tampoco es capaz de abandonar el ambiente familiar. Bianka Morrison en su introspección, intenta dejar el cigarrillo, y al aludir constantemente al pronombre ella pone de manifiesto su identidad sexual. La llamada de ella a Bianka cancelando la cita, porque se va al día siguiente, nos aclara su preferencia, ella es la Princesa Come Fuego de Catay, quien trabaja en el circo junto a Besos de Fuego en el Gran Circo Antillano. Mandrake Morrison de marcado narcisismo, es un personaje encantador que nos deleita con su tango para un hombre irremediablemente bello. De carácter extrovertido expresa, que se improvisa sobre la marcha dejando que el cuento se construya a sí mismo. Carlota Morrison a diferencia de sus hermanas encarna el amor a través de un embarazo de quíntuples, e interactúa con el público, previendo que el parto pueda ocurrir en escena. Papá Morrison sale en silla de ruedas a escena para hablarnos sobre la imaginación y sus efectos. Tras un breve diálogo, los actores se quitan las máscaras satirizando a la familia y lo que cada uno improvisó.
Las claves
1. Carlota Carretero
Maneja a profundidad los diversos mecanismos de actuación, en cada monólogo logra proyectar el carácter del personaje, hay en ella una personalidad escénica recia, fascinante, una movilidad y gesto elocuente.
2. Giovanny Cruz
Su histrionismo se desborda en los tres personajes, como el sumiso Baby, el vanidoso Mandrake y el impertérrito Papá Morrison, ogra a través de sus contradictorios personajes crear la magia utilizando los plurales recursos de la farsa.
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