“Recibir este premio nos llena de satisfacción”

“Recibir este premio nos llena de satisfacción”

Recibir a los noventa años el premio de Ciencias Sociales y Jurídicas, en el renglón derecho, otorgado por la prestigiosa Fundación Corripio, es  para mí, de gran satisfacción, pues significa que mi carrera de profesional no está agotada, muy por el contrario, me mantengo actualizado estudiando la jurisprudencia de nuestra Honorable Suprema Corte de Justicia y las nuevas leyes, para poder servir a nuestros clientes y a nuestro adorado país.

Hablar a nombre de mis compañeros galardonados agradeciendo el gesto de la premiación, es por igual un hecho transcendental; los distinguidos José Antonio Molina, Norma Santana, y el Sacerdote Julio Cicero, comparten conmigo este galardón en sus respectivas categorías, de Arte, Comunicaciones y Ciencias Naturales y Salud; complacidamente lo aceptamos y prometemos redoblar esfuerzos en mantenernos humildemente dando lo mejor de cada uno.

José Antonio Molina es un virtuoso de la música quien ha paseado su arte por los mejores centros del mundo exhibiendo su calidad, reconocido por los grandes maestros, lo cual nos llena de orgullo dominicano.

Nuestra excepcional Norma Santana, por igual se ha destacado brindándonos la caricia de su voz, su correcta pronunciación así como sus comentarios y sabias exposiciones, le han merecido tan preciado galardón en su área competitiva de las Comunicaciones.

El Padre Julio Cicero, famoso por sus prolíficas y enjundiosas investigaciones en materia de Medio Ambiente, llena también de luz la Patria Quisqueyana, que le agradece que la protejan como se merece.

Nuestras más sinceras gracias a la Fundación Corripio, por tan lindo gesto.

Expresamos nuestras más profundas y sinceras gracias a los distinguidos profesionales, que como miembros de los jurados correspondientes, señalaron los nombres de los galardonados de esta noche; tales profesionales son los siguientes:

Doctores  Enmanuel Esquea Guerrero; Amadeo Julián; Jorge Tena Reyes; Venecia Alvarez; Sixto Incháustegui; y los Profesores Arístides Incháustegui; Ramón Díaz; Adriano de la Cruz; José Alcántara Almánzar; y  Napoleón Beras Prats.

Es necesario en este acto, hacer algo inusual en mi, pero que por su importancia debo romper la regla de decir algo sobre mí mismo, pues estimo procedente que algo de mi ejemplo llegue a las nuevas generaciones de profesionales, principalmente a los del área judicial o del Derecho.

En primer lugar, he vivido frugalmente con lo que tengo y soy, no con lo que puedo querer sin ambiciones materiales. 

Mahatma Ghandi expresaba: «el triunfo es el resultado del esfuerzo inteligente que no depende de la suerte, de magia, ni de amigos, ni de compañeros dudosos o de jefes».  Cuando ingresé al Servicio Judicial en el 1945, me propuse hacer carrera sin existir la Carrera Judicial, como hoy está concebida, y cada cierto tiempo, el Honorable Senado de la República, en su ejercicio constitucional, tenía a bien examinar mis ejecutorias y decidía mantenerme como Juez y así permanecí durante 14 años escalando todas las posiciones hasta llegar en el  1959, a la Suprema Corte de Justicia, donde estuve 17 años como Juez, luego renuncié y me fui a trabajar a la OFICINA TRONCOSO & CACERES, hasta el 1982, cuando volví a la Suprema Corte de Justicia, como Presidente de la misma, durante los años 1982 hasta el 1986, durante el Gobierno del Dr. Salvador Jorge Blanco.

Actualmente soy el único ex – presidente de la misma, que queda vivo. Al ser una persona de mucha edad, que no posee los bríos de los años mozos, solo me resta y me interesa, dar consejos a los jóvenes y tratar de mantener el ejemplo en la conducta, pues la gente puede dudar de lo que dices, pero nunca de lo que haces.

Dios nos hizo con dos orejas y una boca, para que escuchemos el doble de lo que hablamos.  Esta sabia máxima la he aplicado toda mi vida y nunca he hablado mal de nadie y a nadie he criticado.

Cuando me refiero a una persona siempre destaco sus bondades y mejores características y nunca me he comparado con nadie, aunque sí he imitado y lo reconozco, a valores como lo  han representado los Honorables Magistrados Don Hipólito Herrera Billini y Don Manuel Ramón Ruiz Tejada, de quienes aprendí el difícil arte de examinar si la ley fue bien o mal  aplicada y de tratar de mantener una vida personal transparente, con suma ética, y de buena fe.

La Paciencia, ha sido otro norte en mi dilatada vida, pues siempre he considerado que los designios del Señor nuestro Dios, gobiernan el quehacer humano y todo nos llega cuando Él así lo dispone y no podemos torcer las situaciones que nos tocan.

Bienvenidas las buenas, y las que no son tan buenas que nos sirvan de experiencia para mejorar.

Querer a Dios sobre todas las cosas debe también ser, el incentivo correcto de manejar la vida, teniéndole como centro de la misma, sabiendo que existe vida eterna y un mejor mañana junto a Él.

Hacer el bien

Todos sabemos que no basta con creer en Dios, se precisa que ayudemos a los demás, tenemos que hacer el bien, ser solidarios con el que sufre, con el que necesita y hacerlo callado, con amor, y sin esperar recompensa.

Estas divagaciones deben estar coronadas por un respeto y consideración excepcionales hacia la familia.

En mi caso, nada de lo que soy hubiese tenido lugar si no cuento con el amor, el cariño, y la  solidaridad de mi esposa Maruca, que siempre me ayudó y ayuda a empujar la carreta; nunca  se ha subido a ella para hacerme la carga más pesada.

Es oportuno también, hacer mención del agradecimiento que aprecio en toda su magnitud, a las instituciones que tuvieron a bien someter mi nombre para recibir este importante galardón, gracias a la ACADEMIA DE CIENCIAS DE LA REPUBLICA DOMINICANA, INC.; a la UNIVERSIDAD NACIONAL PEDRO HENRIQUEZ UREÑA Y a la FUNDACION INSTITUCIONALIDAD Y JUSTICIA, INC.

Para terminar, deseo aconsejar que seamos hombres y mujeres de buena voluntad, que ayudan a los más jóvenes a construir un mejor futuro para nuestro país, que nos sintamos  orgullosos de proclamar,

¡Que bueno que somos dominicanos!

Gracias Don Pepín, a nombre de todos los galardonados. 25 de noviembre de 2009. Teatro Nacional, Santo Domingo, D.N., República Dominicana.

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