“Si sque ade+ m da =”

“Si sque ade+ m da =”

Eran las dos de la tarde de un domingo que sería histórico, emocionante e inolvidable para los hijos de España: por fin, después de 44 años perdiendo, ganamos la Eurocopa.

Y menos mal que fue así. Dos malos ratos en un solo día habría sido insoportable. Sobre todo después de sobrevivir a una patrulla de la Policía Nacional (jeepeta negra con placa 0P01437) que casi me choca en la intersección de la calle Rafael Augusto Sánchez y la avenida Abraham Lincoln.

Frené, por suerte frené después de cometer el “pecado” de intentar cruzar en verde.

¿Lo peor? El gesto de desprecio que me brindó el policía cuando le toqué bocina y le señalé el semáforo en rojo.

Al verlo, recordé una frase que escribió mi primo Nicolás la semana pasada para dar fe de su dejadez: “si sque ade+ m da =”  (si es que además me da igual).

Así, con esa forma de escribir desordenada y apática, se puede definir también la actitud de la agente de AMET que ahora descansa cada mañana en la esquina de la Núñez de Cáceres con César Canó, sacudiéndose de su modorra sólo cuando un buen tapón justifica que abandone su tibia sombra.

Como el tránsito, el país: por un lado tiene instituciones como la Cámara de Cuentas o la de Diputados, cuyos miembros son muy eficientes a la hora de aumentarse los salarios; mientras por otro hay una población que no sabe cómo ingeniárselas para lidiar con los aumentos de la gasolina, la electricidad, la comida, los colegios… todo menos el sueldo. ¿El gobierno? “Si sque l da =”.

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