“Siete días con el pueblo” motivó  repudio a  Balaguer

“Siete días con el pueblo” motivó  repudio a  Balaguer

Inevitablemente, el festival de canciones de protesta sirvió de tribuna para elevar protestas políticas y sociales.. En la ocasión, el mayor de la Policía Nacional Mejía Constanzo  buscó a quien suscribe para exponer las condiciones que fijaba el gobierno para permitir la celebración de Siete días con el pueblo  porque unos meses antes, cuando  yo regresaba de Caracas, donde había ido a buscar solidaridad para los trabajadores de la Refinería Dominicana de Petróleo,  la Policía me detuvo en el aeropuerto y me condujo al Servicio Secreto.

 Allí, Mejía Constanzo me interrogó sobre lo que había estado haciendo en Venezuela. Se rió pensando que le tomaba el pelo cuando le conté que había ido a contratar artistas para un espectáculo que la CGT estaba preparando para finales de año. Poco tiempo después, cuando comenzamos a desplegar la promoción de “7 Días con el Pueblo”, comprobó que habíamos dicho la verdad y que no se había tratado de una coartada

El gobierno nunca se imaginó que “7 Días con el Pueblo” resultaría la mayor manifestación de repudio popular contra sus abusos y violaciones a los derechos humanos y a las libertades públicas. Nosotros tampoco. ¿Cómo imaginar que una organización débil, de trabajadores, sin dinero y reprimida fuese capaz de levantar en tan poco tiempo una movilización de masas de mayores dimensiones que, por ejemplo, los XII Juegos Panamericanos celebrado ese año con todo el apoyo del poder del Estado?

Por esa razón, las autoridades calcularon que no perdían nada tolerando unos cuantos conciertos de artistas “comunistas” extranjeros y en cambio daban la impresión a nivel internacional de que el régimen era democrático y tolerante. Comenzado “7 Días con el Pueblo”, les fue imposible enmendar esta apreciación errónea y parar el torrente desbordado.

Silvio Rodríguez, el cantautor cubano, entendió con rapidez la situación. En una reunión de evaluación de los primeros días y en la que se discutió la posibilidad de continuar la celebración periódica de eventos similares, nos dijo que era imposible repetir a “7 Días con el Pueblo”, ni aquí ni en ningún otro lugar, aunque lo intentáramos nosotros mismos, porque era la obra de un pueblo en una coyuntura histórica única.

En efecto, la “Canción del Elegido”, “Traigo un pueblo en mi voz”, “Casas de cartón”, “No basta rezar”,“Madre, no quiero ser militar”, “Francisco Alberto, caramba”, “Abra las rejas, señor gobierno”, las “Coplas del carcelero”, y muchas otras, se transformaron en himnos de lucha democrática en los labios del pueblo dominicano que por primera vez escuchaba estas canciones.

Un nuevo escenario. “7 Días con el Pueblo”creó un nuevo escenario, en el cual los trabajadores organizados, con el apoyo de sectores de la clase media, podían jugar un papel de liderazgo en la lucha por la apertura democrática del país. El pueblo les había reconocido a los trabajadores organizados, aún en el contexto o bajo el pretexto de un evento artístico, la capacidad de convocarlo y movilizarlo organizado en el contexto o bajo el pretexto de un evento artístico, la capacidad de convocarlo y movilizarlo.

Sin embargo, esta oportunidad de que surgiera un movimiento democrático como resultado de una alianza concertada entre dirigentes sindicales y sectores de la clase media, se frustró por el sectarismo y el dogmatismo ideológico de una parte de la dirección de izquierda y de la CGT. Aquí, en la República Dominicana, tuvimos la oportunidad de que se diera una década antes, lo que en Brasil ha ocurrido con Lula y la formación del Partido de los Trabajadores. Se desperdició esta oportunidad, en luchas intestinas, en debates “teóricos” y persecuciones sectarias. En mi libro “Opresión y Democracia Sindical”describo y analizo en detalles, lo que pasó en ese período.

En la perspectiva de varias décadas después de celebrado “7 Días con el Pueblo”, se puede considerar que este evento fue un hito trascendental en la lucha democrática del pueblo dominicano. A partir de “7 Días con el Pueblo”, se incrementó el ritmo de la transición hacia la democracia, se aminoró la represión, el gobierno puso en libertad a un grupo de presos políticos y varios conflictos laborales se saldaron a favor de los trabajadores. Lo menos que en forma restropectiva podemos considerar, es que la celebración de este evento constituyó una especie de plebiscito sobre la voluntad popular que impactó en la conciencia de la población y de las propias autoridades gubernamentales. La gobernabilidad del país sería imposible, si no se daba paso a la instauración de un régimen democrático y a la alternabilidad en el poder.

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