La frase “Soy Perú”, pasará a la posteridad. Con la misma el escritor Mario Vargas Llosa pasará a la posteridad.

El recién seleccionado Premio Nobel de Literatura 2010, el cual le fuera otorgado al escritor peruano, naturalizado y residente en Madrid, Mario Vargas Llosa, viene a confirmar la vigencia de la novelística y de la narrativa latinoamericana desde que se otorgara el primer Nobel para el continente americano.  Además, dicho premio a un latinoamericano, resalta los principios fundamentales del Premio: Distinguir y honrar una obra literaria por su indiscutible talento y peculiaridad, así como destacar los principios humanos, democráticos y éticos del creador.

Somos de opinión que Mario Vargas Llosa responde a estos principios y su obra nunca ha dejado de ser el espejo de la lucha de los individuos para lograr un desenvolvimiento social y moral dentro de su búsqueda de libertad individual y colectiva. Recordamos cuando descubrimos sus obras en los años 70, el impacto que tuvo para nuestra generación la novela “La ciudad y los perros”, pues nos ponía en evidencia el devenir de niños de 13 a 15 años forzados a entrar en una escuela militar de Lima, para recibir una educación de “hombres y de soldados”.

Nos sorprendimos en aquellos años de la sutileza y de la justeza psicológica con la que Vargas Llosa trataba el tema de la adolescencia varonil dentro de los esquemas de una sociedad machista y militarizada. Ya en aquel entonces, el giro de esa sensibilidad nos marcó una gran diferencia y una peculiaridad frente a la narrativa que nos llegaba de América Latina.

Este premio más allá de las consideraciones geopolíticas de los autores, -que siempre juega un papel preponderante- al momento de otorgarlo por parte de la Academia, consagra la lengua castellana, y consideramos que en estos tiempos de cambio y reformas en el continente latinoamericano, este reconocimiento permite a las nuevas generaciones del mundo tomar en cuenta el valor del pensamiento y la creatividad.

En una entrevista hecha por el programa Cuarto Poder en Nueva York, el escritor no descartó la posibilidad de que su posición en la carta al presidente Alan García  frente al polémico Decreto Legislativo 1097 influyó en la decisión del jurado de la Academia Sueca para que finalmente le sea entregado el premio.

“Es muy difícil saber hasta qué punto el Premio Nobel tiene en cuenta el aspecto político. En cierto momento parece que sí, que una cierta orientación política es uno de los ingredientes que figuran en la decisión del jurado”, dijo al ser preguntado puntualmente sobre la mencionada carta.

La prensa francesa lo considera como uno de los novelistas y ensayistas más mordaces de la lengua castellana. En España, su segunda patria, lleva más de 20 años como uno de los autores más respetado por las casas editoriales y el gran público, ya que en el año 1994 recibiera el Premio Cervantes de Literatura (premio envidiado y acechado por los autores universales), pero, además, ya en 1986, fue distinguido con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras.

Su obra, ha marcado el pensamiento democrático por todo un trabajo de ensayos y artículos recogidos bajo el título “Contra Viento y Marea”, escritos de 1962 a 1983, y de 1972 a 1986, porque no debemos olvidar que este conjunto significa ante todo, el pensamiento y el análisis social y político de la región.

Mario Vargas Llosa es un escritor y narrador, que no teme investigar y trabajar a profundidad, plantea realidades y cuando las lleva a la ficción defiende su libertad por las direcciones y los atajos que logra en la realidad para llevarlos al imaginario. Esto, lo ha demostrado este intelectual, con las obras “La ciudad y los perros” en 1962; “Los Cachorros” en 1967; así como en el 1973, obtuvo el Premio Planeta, con su obra “Lituma en Los Andes”.

La excelencia de Vargas Llosa está en su capacidad de análisis y estudios sobre la historia y la producción literaria de sus contemporáneos. Esto lo podemos encontrar en un exquisito ensayo titulado “La verdad de las mentiras”, que recoge varios ensayos sobre la novela moderna, publicado en el 1990. Desde el año 1971, Vargas Llosa se preguntaba, cuestionaba y reflexionada en otro ensayo titulado “Historia secreta de una novela”, todos los remansos, las confidencias, las complejidades, los eventos y circunstancias que llevan a un escritor a dar con el elemento que se convertirá en fantasía e imaginario.

Entonces, todos aquellos que como siempre cuestionan la coronación merecida o no, de un premio tan prestigioso como el Nobel, vale recordar que guste o no, la objetividad nos obliga a reconocer el gran pensador latino, quien escribió en el 1981 una brillante reflexión sobre el existencialismo, titulado “Entre Sartre y Camus”; pero, además otro ensayo en el 1981, “La orgia perpetua: Madame Flauber y Madame Bovary”. Ensayos que están estudiados en las universidades más prestigiosas del mundo, y que ofrecen materias para reflexionar sobre dichos temas.

Es importante recordar a la juventud interesada en el teatro, que Vargas Llosa ya en el año 1952, escribió la obra de teatro “La huida del Inca”, y que 30 años después, en 1986, escribió “La Chunga”, obra fetiche del autor.

Definitivamente, premiar a un escritor e intelectual como Vargas Llosa, es un triunfo para las libertades, para la democracia, porque su conducta desde siempre ha sido muy vertical con las dictaduras, llámense de derecha o de izquierda. Asume postura firmes y de compromiso frente a las mismas, y es un crítico mordaz de los dictadores. Por ejemplo, a la hora de condenar los abusos y los atropellos que cometen gobiernos como el cubano o el venezolano. No es por casualidad que el ex Presidente Alberto Fujimori, lo envio al exilio, cuando fue el candidato perdedor de la contienda electoral ganada por Fujimori, a quien luego Vargas Llosa calificó de “impecable” , refriéndose al juicio por el cual Alberto Fujimori, se encuentra ahora en prisión.

“Fue un dictador que inició una campaña para descalificarme moralmente. Usó la práctica de los autoritarios… Ahora lo  han mandado a la cárcel en juicios impecables”, afirmó MVLl demostrando que nunca aleja su ojo crítico y analítico de la política.

En República Dominicana, se le admira y respeta, más aún a partir de su novela “La Fiesta del Chivo”, donde describe muchos de los horrores de la cruenta tiranía de Rafael Leonidas Trujillo. Es un asiduo visitante al país, y ha participado en más de una Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, con el entusiasmo que le caracteriza y con su actitud sencilla y respetuosa.