“Suites”, del artista francés Michel Bizet, una muestra  políptico, abstracción y color

“Suites”, del artista francés Michel Bizet, una muestra  políptico, abstracción y color

Marianne de Tolentino

En cada “Suite” del artista francés Michel Bizet, que  expone en el Salón de la Cúpula y sus salas aledañas, encontramos una y varias pinturas a la vez, pues  el “cuadro” es una estructura pictórica compleja, integrada por varios elementos.

Nuestra mirada se entrega placenteramente a la lectura sucesiva o conjunta de aquellos paneles ejecutados en acrílica sobre lienzo, donde el pigmento sustancioso y generoso, llega a comunicar la consistencia y el brillo de una materia aceitosa.

El políptico. Es sabido que cuando una pintura une y reúne  más de un soporte, se le llama díptico -cuando son dos-, tríptico -cuando hay tres- y políptico, cuando el conjunto sobrepasa ese número. Así el políptico de ayer y de hoy multiplica los paneles, en todos los sentidos y dimensiones, diversificando también los sujetos, desde los retablos de la Edad Media hasta los retos del arte contemporáneo.

En la Edad Media, la lectura del políptico, en el retablo, era vertical, ascendiendo hacia lo divino, y el políptico medieval se vinculaba con el altar, en el espacio sagrado de la iglesia. En el políptico contemporáneo, la lectura es generalmente  horizontal : los paneles muestran diferencias o similitudes plásticas, distintas interpretaciones de un mismo concepto, progresiones formales, cromáticas o facturales.

Ahora bien, el políptico del siglo XX, que reapareció después de un largo eclipse, ha perdido, casi siempre, sus significaciones religiosas y simbólicas originales. Sus contenidos pueden referirse, si son figurativos, a hechos históricos y sociales, retratos variados, sujetos diversos, y, si son abstractos, confrontan formas, colores, pinceladas, en una multiplicación serial.

En fin, el políptico contemporáneo se presenta, mayormente,  como una fragmentación y un conjunto plástico, y su disposición en  el espacio público o privado sugiere menos referencias o preocupaciones que propuestas estéticas. Éstas pueden ser aún el valor predominante o único, como sucede en las “Suites” de Michel Bizet.

La exposición. La primera obra que acoge el visitante, en la pared principal, es un políptico verdeante,  que todavía se fundamenta en signos y figuración. Michel Bizet, en cuatro paneles, progresivamente, desdibuja, disipa, difumina el famoso puente de Claude Monet en el jardín de Giverny y su entorno vegetal, hasta convertirlos en un espacio de ritmos y centelleos…

Esta secuencia que fue el punto de partida de una nueva búsqueda, persiguiendo objetivos formales y técnicos, inicia la colección de “Suites”, título y tema  de la poderosa y lírica exposición de Michel Bizet, desplegada en la Galería Nacional de Bellas Artes.

La expresión personal y la casi eliminación de huellas figurativas fueron el resultado de meses de investigación, hasta que Michel Bizet, espontánea y voluntariamente, desarrolló plenamente esas variaciones.

Lo hizo con una extraordinaria volubilidad, sin repetirse. Hasta podemos comprobar aquí que él no vaciló en pintar una sucesión de dos, cuatro, seis, diez, doce paneles, cargados de calidez cromática, de luminosidad radiante, a menudo de dramatismo interior.

Sin duda, tenemos por delante  un mundo plástico abstracto, pero en la disolución de las formas convencionales, surgen formas y sensaciones nuevas. El es pectador, necesariamente participante, disfruta esas sinfonías cromáticas, esa paleta armoniosa jamás abigarrada, por más gamas y tonos que encierra, por más acentos y pinceladas que navegan en la superficie del lienzo. Sean extensiones casi monocromáticas o acordes de varios colores, primarios o/y secundarios, la obra despide energía, la materia se alía al gesto, los acentos y los ritmos se sintonizan. El conjunto expositivo es de una gran calidad.

Siglos atrás, los retablos testimoniaban de una manifestación de la fe y de una forma de devoción, transmitidas por las imágenes de los polípticos sacros. En Bellas Artes, estas “Suites” -rigurosas, refinadas-, polípticos profanos pintados en el siglo XXI, testimonian entusiasmo efusivo y control de los medios, y expresan, de parte de Michel Bizet, la continuidad de otra devoción… por el arte y  por República Dominicana.

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