Su obra es un aporte a la sociedad. La metodología usada para obtener buenas informaciones de sus entrevistados y la forma en que las llevó al papel con una mezcla de las emociones que les transmitieron, la hacen única en su género.

Es por ello, que nueve meses después de sacar a la luz pública su libro Testigos de excepción: Perfiles del siglo XX en República Dominicana, Francisco Ortega Polanco, quien es juez presidente de la Cámara Penal del Juzgado de Primera Instancia del Distrito Nacional, presentó la segunda edición de su primera obra escrita.

Al iniciar la actividad, Jacinto Gimbernard, director ejecutivo de la Fundación Corripio, dio las palabras de bienvenida a los presentes y destacó que la segunda edición del libro está corregida, ampliada y presentada con más belleza que la anterior.

Así mismo, indicó que los salones de la Fundación son propiedad de la cultura, por lo que aseguró que continuarán con charlas, conferencias y presentaciones de obras, que este año se enriquecen con la obra de Gabriel García Godoy.

Posteriormente, Edgar Hernández Mejía, juez de la Suprema Corte de Justicia desde 1997, comentó la obra como escritor. “El hecho de que se haya agotado la primera edición denota la acogida que ha tenido la obra en la población. Es un texto valioso, útil, pues Francisco ha recogido el sentir de su época, la década de los 90”.

En tal sentido, precisó que en el futuro será un texto de consulta para quienes quieran saber cómo vivieron y qué sintieron personalidades de la talla de Virgilio Díaz Grullón, Manuel Rueda, Pedro Mir, Juan Bosch y Manuel del Cabral, pues todas las entrevistas fueron redactadas de manera clara, sencilla y entendible para los lectores.

Al hacer uso de la palabra, Francisco Ortega Polanco dijo que encontró el tiempo propicio para replantear la propuesta bibliográfica que afloró durante la creación de la obra. Con palabras muy emotivas agradeció a Dios, a José Luis Corripio Estrada, a sus familiares, amigos y estudiantes por el apoyo que le han brindado durante el transcurso de su carrera.

Tras concluir sus palabras, compartió un coctel con los invitados y con una persona muy importante en su vida, Ramona Polanco, su madre.