“Thanksgiving” a lo FMI

“Thanksgiving” a lo FMI

Aunque se vislumbra el nuevo acuerdo con el FMI, el organismo parece habérsela puesto más dura al país al exigir a sus autoridades la previa aprobación antes de la firma no sólo del Presupuesto del 2004, sino de una “Ley de Emergencias Financieras” para aelantarse a un caos en este sector.

De los años 80 aún recordamos la película “Moscú no cree en lágrimas” de moda en esos años, con que burlábamos los desastres de una economía centralizada y la empobrecedora acción económica y social en que había caído el Bloque Soviético tras derrumbarse su horizonte socialista.

“Pero tampoco cree Washington”, se añadía con mucha sorna al observar los efectos de esas recetas fomentadoras de pobreza que el FMI aplicaba en República Dominicana por esos tiempos.

Ambas expresiones pueden resultar jocosas, pero explican bien y en gran medida la distancia que prevalece en la relación asimétrica entre economías de países ricos y la de países pobres como República Dominicana.

Pero mucho más se pone al desnudo la enorme brecha que en su trato a las diferentes crisis aplican los países ricos a las naciones que conforman el Bloque TLC, en cuyas políticas inciden los organismos multilaterales encargados de contribuir a apuntalar crisis periódicas.

De hecho, desde el punto de vista geopolítico no es lo mismo llamarse Brasil, México o Argentina, que ser un pequeño país situado en una esquina del Caribe con dudosa denominación de origen, como lo es para los países ricos la República Dominicana y el resto, según el punto de vista de los elementos a ser considerados en la correlación de geopolíticas que se mueven en el escenario de Latinoamérica.

Aunque las condiciones impuestas en el caso argentino fueron bastante duras, al final logró miles de millones en apoyo para solventar su crisis.

Cuando en el año 1984 estalló la crisis de México, los organismos multilaterales con el FMI a la cabeza, incluyendo al gobierno de los Estados Unidos fueron los primeros en acudir en auxilio de este país, aún con sus ajustes. Pero no ha ocurrido así en el caso dominicano.

Tras los “Llantos de Jeremías” con que presidentes y funcionarios del FMI, del Banco Mundial y del propio BID lacrimaron los resultados de los programas puestos en marcha en los años 80, propulsores de acelerados ajustes causantes de pobreza, en vez de enderezar el rumbo económico y social de los países, se ha vuelto en la práctica a una política con resultados similares. Años después de esa primera gran crisis, a inicios del siglo XXI República Dominicana se enfrenta ahora a la primera prueba de su capitalismo globalizado.

[b]NOS DEJAN “AL PAIRO”[/b]

Cerrada la primera parte de las discusiones con el Fondo Monetario y luego de conocerse de las negociaciones que reversaron el contrato para el manejo, suministro y ventas de electricidad en el país por las EDES españolas propiedad de la Unión Fenosa, dicho organismo multilateral llamó “a consultas” a sus técnicos.

Se procedió a reprogramar el acuerdo concluído previamente con el gobierno a fin de conjurar la crisis originada ante la caída de tres importantes bancos del sistema financiero nacional, encabezados por el Baninter.

Como suelen decir los marineros a velas cuando el viento no sopla favorablemente, las negociaciones literalmente quedaron “al pairo”. Un mar de incertidumbres propició fugas de capitales, confusiones y desconfianzas entre los agentes económicos, mientras se deterioran las arcas del gobierno y se debilitan las reservas gubernamentales.

Un momento de esperanza fue avizorado cuando el vicepresidente del Tesoro de los Estados Unidos, Paul Taylor, vino al país para tratar sobre la crisis con las autoridades locales, empresarios y representantes de la sociedad civil.

El fin era entre otras cosas, calibrar la profundidad de la crisis, para lo cual el funcionario norteamericano adelantó el apoyo de su gobierno a las medidas económicas y de alcance financiero adoptadas por las autoridades dominicanas.

Las autoridades dominicanas aprovecharon las circunstancias para solicitar al funcionario Taylor el adelanto de un fondo contingente o especie de “Préstamo Puente”, como un apoyo para paliar la crisis tras la debacle bancaria y a un tiempo sustentar el sistema eléctrico dominicano.

Según estos argumentos, en tanto prosperase un llamado a licitación convocado por las autoridades dominicanas para readjudicar el sistema de suministro de energía, era preciso contar con un fondo en divisas para atender las necesidades del sector, cubrir parte de los reclamos de los generadores y hasta tanto se ponga de nuevo en marcha y prospere la economía con otro acuerdo con del Fondo.

[b]AL “TOMA Y DACA”[/b]

Los precedentes de este tipo de financiamiento solicitado a Taylor y al FMI han abundado en los últimos años, sobre todo tras la amarga experiencia de los acuerdos con el FMI en el país entre 1984 85.

El Préstamo Sombrilla o “Acuerdo Sombra” fue una salida inventada por el propio FMI en esos años tras las rebeliones callejeras de abril de 1984 que saldaron en decenas de personas muertas y heridas. No obstante, el mismo organismo al parecer se ha mostrado en desacuerdo con otorgar este tipo de financiamiento al país, según lo adelantó el jefe de la misión del FMI, el economista Marcelo Figuerola quien integra la misión junto a otros siete miembros.

Tanto Taylor como Figuerola no estuvieron de acuerdo con darle al país un financiamiento puente o de soporte al sistema eléctrico del país hasta tanto no se concluyan las negociaciones con el organismo multilateral.

Es uno de los mayores escollos para viabilizar el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario, en adición a la exigencia de la referida “Ley de Emergencias Financieras” y de la presentación de un presupuesto no deficitario para ejecutarlo en el 2004, pero el cual presenta una brecha que es preciso llenar por unos RD$6 mil 500 millones.

En cambio, resaltan los economistas y técnicos consultados al respecto, “el trato dado por los organismos multilaterales a otros países fue diferente, ya que los argentinos, mexicanos y uruguayos, lograron grandes condiciones, una vez confrontaron sus respectivas crisis”.

Al reflexionar sobre tales diferencias, destacan precisamente las grandes diferencias en el trato con los países y gobiernos sudamericanos, aunque se indica que son los sudamericanos, incluídos brasileños, chilenos y demás, quienes junto a un grupo de centroamericanos dominan áreas de decisiones importantes en los equipos que tienen en sus manos decisiones de desembolsos para los países de América Latina y el Caribe como el nuestro.

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