“The iron lady” presenta los hechos sin sustancia

“The iron lady” presenta los hechos sin sustancia

AP.   Los mismos problemas que aquejaron a “La Vie en Rose”, protagonizada por Marion Cotillard en el papel de Edith Piaf, existen en “The Iron Lady”, la cinta biográfica sobre Margaret Thatcher con Meryl Streep en el papel de la ex primera ministra británica.

Aunque ambas películas tienen grandes actuaciones de actrices fuertes interpretando a mujeres fuertes de la vida real, los guiones de ambas se ven afectados por seguir los hechos sin presentarlos con substancia.

Streep da una impresión creíble como Thatcher _ con su peinado alto, la voz mesurada y el carácter férreo. Su oído impecable para los acentos y su mímica detallada de los gestos tampoco faltaron en este caso, y tiene momentos de pasión debajo ese exterior reservado: la forma en la que reprende a su viceministro durante una reunión del gabinete, es fulminante.

Pero la película de Phyllida Lloyd (quien dirigió a Streep en el musical de ABBA “Mamma Mia!”), basada en un guión de Abi Morgan (“Shame”), reduce esta vida tan importante a una colección de grandes éxitos contada con momentos históricos; una trampa en la que caen muchas películas biográficas al tratar de englobar todo. Aparece la primera elección de Thatcher como servidora pública, después su ascenso al puesto de primera ministra, la primera y única vez que una mujer ha logrado esto en Gran Bretaña. También llega el conflicto de las Islas Malvinas y la caída del Muro de Berlín.

A lo largo de todo su amado esposo Denis (Jim Broadbent), se quedó a su lado, hasta el momento de su muerte, e incluso después.

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