“Tramas”:  pinturas e instalaciones de Myrna Guerrero

“Tramas”:  pinturas e instalaciones de Myrna Guerrero

En pocos años Quinta Dominica, sus salas y su jardín, se han convertido en un lugar predilecto para eventos culturales, y la exposición individual de Myrna Guerrero corresponde, por naturaleza y calidad, a esa vocación cultural. Cuadros de distintos tamaños e instalaciones  muy personales han sido distribuidos por la mano experta de Ingrid González, que sabe además valorar la obra de un artista. “Tramas”, una muestra bien “construida” se divide en secuencias, cada una con un compromiso particular: violencia, poder, ecología, memoria y consumo.

Las series, necesariamente cortas pero con posibilidad de continuación, están articuladas por la factura y sobre todo por la “trama”,  elemento fundamental, que  aporta el planteamiento teórico y la fuerza conceptual. ¡Myrna nos ha atrapado en sus redes!

Varias veces hoy y ayer, mirando el trabajo de esa artista, excelente crítica e historiadora del arte, nos preguntamos acerca del origen de una obra que privilegia el sustrato conceptual y menosprecia el academicismo conservador. Danilo de los Santos, en su magnífico ensayo, menciona la Escuela de Arte y Arquitectura de Luminy, cerca de Marsella, donde estudiaba Myrna Guerrero. Conocimos ese centro de enseñanza, que, vanguardista en los 70, rompía con los cánones de las escuelas de bellas artes, que requería creatividad y no conformismo, que rechazaba la tradición plástica secular. Con su temperamento, la artista dominicana encontraba el medio que le convenía e impulsaba. Es –por lo menos- una de las explicaciones del rumbo inusitado que ella tomó desde sus inicios y ha seguido, sin traicionar nunca ese compromiso, cuales sean los temas tratados. Ahora bien, solamente una persona culta –sino erudita- y hondamente preocupada podía emprender esa ruta.

En la exposición

Myrna Guerrero pinta, compone, ensambla, tendiendo y tejiendo sus redes-tramas que, aunque colocadas encima de la tela o de un muro –obra maestra y ¿efímera?-, se integran física e intelectualmente, al conjunto. No sólo se asocian , sino que son indisociables. Una artesanía, femenina por tradición milenaria, se convierte en la sustancia militante y/o combativa de la obra, enriquece la materialidad del soporte y contribuye, de modo esencial, al mensaje. El hilo, aparte de un aporte en diseño y el juego lineal, es el  elemento de unidad, de estructura, de reflexión, ¡tenso y alimentando tensiones! De la urdimbre central hasta las orillas, en las piezas mayores sobre todo, hay una irradiación, un fenómeno óptico que dinamiza el lienzo subyacente y, en el caso del muro del jardín (“Trama Invisible”) del cual se apropia, da una dimensión nueva, lectura abierta que llega… a coordenadas de mapas antiguos.

Las tramas encierran –algo hay de telaraña, pues estamos atrapados- y denuncian. No permiten escapar de un consumismo participante, del poder y la violencia a menudo mancomunados, de los daños a la naturaleza. Por cierto  el tema de la ecología, gesta  obras sobresalientes, Elegía a los Haitises, Se nos muere el Ozama, Memoria de Arena y Mar, son íconos de la contaminación.

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