Todo poder dominicano está y deberá estar siempre limitado por la ley y ésta por la justicia, la cual consiste en dar a cada uno lo que en derecho le pertenezca. Juan Pablo Duarte
Toda autoridad no constituida con arreglo de la ley es ilegítima y por tanto, no tiene derecho alguno a gobernar si se está en la obligación de obedecerla. Juan Pablo Duarte
Ninguno podrá ser juzgado sino con arreglo a la ley vigente y anterior a su delito, ni podrá aplicársele en ningún caso otra pena que la establecida por las leyes y en la forma en que ellas prescriban. Juan Pablo Duarte
Ninguno podrá ser juzgado en causas civiles y criminales por ninguna comisión, sino por el Tribunal competente
determinado con anterioridad. Juan Pablo Duarte
Nada hacemos con estar excitando al pueblo… sin hacerla servir para un fin positivo, práctico y trascendental. Juan Pablo Duarte
Nada más lisonjero que corresponder a ella (la Primera
Magistratura Mas), llenando el hueco de vuestras esperanzas, no por la gloria que de ello me resultaría, sino por la satisfacción de veros, libres, felices, independientes y tranquilos, y en perfecta unión y armonía lleva vuestros destinos, cumpliendo religiosamente los deberes que habéis contraído para con Dios, para con la Patria, para con la Libertad y para vosotros mismos. Juan Pablo Duarte
Han pasado 160 años desde que un grupos de jóvenes pusiera a temblar a la autoridad haitiana que dominaba entonces el país. 160 años que dispararon el trabucazo en señal de independencia. 160 años que ese puñado de osados pensó que se había materializado su sueño de libertad. 160 años que ratificaron la independencia con las cruciales batallas del 19 y 30 de marzo. 160 años que se inició la realidad casi ficción llamada República Dominicana. 160 años de triunfos y derrotas. 160 años de andar por senderos abruptos, empedrados y llenos de obstáculos.
Juan Pablo Duarte, Juan Isidro Pérez, Pedro Alejandro Pina, Juan Nepomuceno Ravelo, Jacinto de la Concha, Felipe Alfau Bustamante, Benito González, José María Serra y Félix María Ruiz fueron los primeros jóvenes soñadores que un 16 de julio de 1838 se declararon en rebeldía y decidieron luchar, a costa de sus propias vidas por el anhelo de edificar una República libre, independiente y soberana, y para colmar su compromiso sellaron con su sangre el compromiso, declarando con júbilo este juramento:
En el nombre de la santísima, augustísima e indivisible Trinidad de Dios Omnipotente: juro y prometo, por mi honor y mi conciencia, en manos de nuestro presidente Juan Pablo Duarte, cooperar con mi persona, vida y bienes a la separación definitiva del gobierno haitiano y a implantar una República libre, soberana e independiente de toda dominación extranjera, que se denominará República Dominicana; la cual tendrá su pabellón tricolor en cuartos, encarnados y azules, atravesado con una cruz blanca. Mientras tanto seremos reconocidos los Trinitarios con las palabras sacramentales: Dios, Patria y Libertad. Así lo prometo ante Dios y el mundo. Si tal hago, Dios me proteja; y de no, me lo tome en cuenta, y mis consocios me castiguen al perjurio y la traición si los vendo
Y los jóvenes juraron y lucharon hasta producir el hecho triunfal del 27 de Febrero. Lucharon, vencieron y fueron vencidos. Antes, en enero de ese año 1844, tuvieron que aliarse con los poderosos conservadores para poder triunfar. ¡Triunfo y derrota! El ideal trinitario fue sometido al vejamen más atroz con los intentos fracasados de Báez por anexar el país a la potencia que fuese y la triunfante acción santanista de anexar el país a España en 1861. Éxito y fracaso, avances y retrocesos, sometimiento y liberación, parece que han sido nuestros signos y designios.
Duarte, el hoy reconocido como el verdadero Padre de esta Patria, fue vejado y humillado por algunos que fueron sus adeptos. Solo y en el exilio, encontró la muerte en el olvido. Hoy nuestro Duarte es objeto de múltiples discursos vacíos e hipócritas de la mayoría de nuestros (¿míos?) políticos, quienes ufanándose de un falso patriotismo elevan su figura hasta pedestales inimaginables.
¿Qué sentirías Juan Pablo Duarte si supieras que en tu nombre se realizan tantas atrocidades? ¿Esperabas que esta República, la que soñaste en tus años juveniles, ha sido anexada, invadida y violada por fuerzas extranjeras? ¿Soñabas con una República que a 160 años de su creación, los mismos que hoy te alaban y endiosan, son los mismos que pisotean y violan la ley, que aplican la justicia con sus manos, olvidando la institucionalidad y el imperio del Estado de Derecho? ¿Sabías que la Constitución en nuestro país ha sido modificada en 38 oportunidades, con el único propósito de satisfacer apetencias personales y grupales? ¿Sabías…? ¿Sabías…?
Hace un día celebramos (¿?) 160 años de la materialización de un sueño, que muchos se empeñan en convertirlo en cruel pesadilla.