“Un jabón en el sancocho”…

“Un jabón en el sancocho”…

Con excepción de las encuestas internas hechas por el propio PRD y las de un encuestador cibaeño cuyo historial no le otorga gran credibilidad, prácticamente todas las mediciones de preferencia electoral realizadas recientemente apuntan a una tendencia inequívoca: Danilo Medina va subiendo e Hipólito Mejía va bajando.

La más reciente, de gran credibilidad, la Gallup-Hoy, encontró que casi el 49% de los ciudadanos sufragaría por Medina mientras apenas casi 45% lo haría por Mejía si las elecciones fueran hoy, una diferencia de casi siete puntos porcentuales.

Este giro en lo que decían las encuestas hace apenas tres meses es un fenómeno político digno de estudio y comentario. ¿Cómo es que el candidato del PLD, que lucía desvaído y sin muchas posibilidades, ha repuntado tan notablemente? ¿Qué ha ocurrido con Mejía, cuya transformación en “Papᔠencantó inicialmente a muchos votantes, pero ahora luce cada vez más desinflado?

A mí me parece que no hay un solo hecho que pueda señalarse como causante de lo que reflejan las encuestas, sino que varias circunstancias están determinando el curso de la contienda electoral.

El PRD, que hace poco lucía como una fiesta interminable, hoy ofrece otro panorama. El presidente de ese partido declara que no es “barrendero ni mensajero” para salir a buscar votos para su propio candidato, y que no lo hará. Dos o tres importantes dirigentes dicen que incorporar a Hatuey De Camps como “co-director” de campaña equivale a tirarle un jabón al sancocho. Hay truños. “Papᔠdebe tener dolores de cabeza…

El PLD, cuyo dilema entre los “buenos” y los “malos” es un drama subterráneo, parece haber realizado un milagro: aprender en cabeza ajena. Nunca ningún partido que no apoye 100% a su candidato ha logrado quedar bien, en la elección ni posteriormente. Jorge Blanco no apoyó a Jacobo y terminó preso condenado por corrupto; Balaguer no apoyó a Jacinto y desde entonces agoniza el PRSC.

Que Danilo perdiera en el 2000 es otra historia, pues como he oído decir al líder del PLD y Presidente de la República: “Quién no entienda cómo y por qué ganamos en el ’96, jamás entenderá por qué perdimos en el 2000”.

Gane quien gane las elecciones, el país necesita urgentemente ir pensando en alguna manera de bajar las tensiones políticas y devolver al diálogo algún sentido de civilidad. De lo contrario podríamos caer irremediablemente en el abismo que venimos bordeando…

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