“Upper cut” de diestra, con la mano siniestra

“Upper cut” de diestra, con la mano siniestra

Tal vez sería más apropiado otro título para este round. Pudo llamarse “knock out a la democracia” o “Envían la democracia a la lona”, o, más suave: “La democracia pierde por decisión de los árbitros”. No conviene ponernos más trágicos en estos momentos, sin embargo, valdría la pena ponerle nombre, aunque sea eufemístico, a lo que ocurrió la noche del martes 13, que más tétrica no pudo ser, aunque no sea usted supersticioso.

La escena de ver al ex mandatario puesto en entredicho por multitudes de sus ex gobernados, a causa de ostensibles hechos de prevaricación o corrupción durante su mandato,  entenebrece el corto y el largo plazos de amplios sectores nacionales, de probablemente todos los dominicanos. Ante una querella instrumentada por un partido político del sistema, dirigido precisamente por un ex fiscal del Distrito Nacional del propio gobierno de Fernández; además, prestigioso jurista y hombre público.

Querella incoada ante el bien amado y prestigioso Procurador Domínguez Brito, mimado de todos, como lo hacen las madres esperanzadas en “ese hijo”, que un día será su protección, jamás su motivo de vergüenza. La presencia de todo un regimiento de ministros y jerarcas de las diferentes esferas de poder, institucionales y para-institucionales, fueron una especie de pelotón fusilando leyes e instituciones más que un grupo de legítimos defensores de su jefe (a lo que como partidarios o socios tienen derecho por medios legales). La reacción inmediata del Procurador Domínguez fue un meta mensaje de que su brazo fue torcido por el poder fáctico más eficaz que haya habido en nuestros 500 años de historia. No son procesos  civilizados de la institucionalidad democrática, ni la discusión civilista o el conflicto institucionalizado lo que vemos devenir.

No. Es fuerza fáctica la que coercitivamente aquí se impone. Ese fue el mensaje. El prolongado mutis del Presidente, su coincidente salida del país,  pusieron esfumino aquel  bestial gancho al mentón, salvaje trompada a la democracia, dada desde una emisora de TV, para que todos vieran el espectáculo: rodar por la loma  las aspiraciones democráticas de nuestra ciudadanía. Ante lo cual, solo por la enorme delicadeza de la situación y la gran prudencia del Presidente Medina, se ha optado por no calificarla,  ni nombrarla.

No es claro qué va a acontecer en el futuro inmediato, pues fuerzas aun no organizadas ni consistentes se levantan desde los escombros de la oposición y desde una clase media vacilante que estrena medios cibernéticos para poner en pie sus esperanzas, para encaminar sus demandas. La incógnita mayor sería el mismo Gobierno: qué cosa serán sus cuatro años de administración. Si se acomodará al grupo fáctico,  cual ave del mismo plumaje; si será un monstruoso encaste de maco con cacata, o se erguirá  sobre la fe de muchos puestas en él. Por ahora, debemos aportarles al Presidente y a la gente honrada de su equipo, nuestro respeto, colaboración y mejores deseos. Acompañarlos auspiciosos, vigilantes celosos, en el curso de los acontecimientos, día por día. Y que Dios provea.

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