“Viejo, mi querido viejo” y encontronazos en hechos de habla

“Viejo, mi querido viejo” y encontronazos en hechos de habla

Hacia mediados del pasado siglo no fue usual entre los hablantes comunes o de empleos estándares la fórmula: /Te extraño/. Corríamos mejor con la frase: /Tú me haces falta/. Así habíamos elevado a lo sublime el dolor de sentir la ausencia del ser querido, con la canción emblemática de nuestro Armando Cabrera y compartimos posteriormente con las acertadas creaciones de sus colegas del continente.

En efecto, su tocayo Armando Manzanero produjo su gran éxito: /Te extraño/, con una frecuencia de audición que revela el acierto que logró el cantautor mejicano con esta pieza. Hasta niños de corta edad he escuchado decir: “Yo te extraño, papá”, cuando anteriormente elaboraban toda una forma oracional: Papá, tú me haces mucha falta”. Pienso, sin embargo, que en estos casos deviene la influencia del doblaje de las películas de entretenimiento traducidas por los técnicos de la industria del material cinematográfico televisivo.

Alguna vez escribí para las páginas del inolvidable matutino “El Siglo”, acerca de las frases encontradas: “Te extraño” Y “Tú me haces falta”. La primera es una construcción pronominal (verbo + pronombre personal complementario).

 Sin quererlo, la composición de Manzanero dejó su impronta en los domínico hablantes. La segunda: “Tú me haces falta” es una oración cabal, con sujeto + verbo + complementos. Sujeto: /Tú/; verbo núcleo del predicado:/hacer/; complementos en el predicado /me/ + /falta/.

Mas, hoy nos toca hablar de otros casos, pero dentro de la ¨farándula¨ (Perdón Ml. Matos Moquete), en léxico y en cuanto audición que no ha sido bien registrada. Canción “Mi viejo”, que se ha escuchado tanto en la voz de su autor, Piero, como en la de Danny Rivera y otros:

 “Es un buen tipo mi viejo, que anda solo y esperando.

Tiene la tristeza larga de tanto venir andando.

Yo lo miro desde lejos, pero somos tan distintos.

Es que creció con el siglo, con tranvía y vino tinto.

Viejo mi querido viejo, ahora ya caminas /lerdo/.

como perdonando al/viento/.

Yo soy tu sangre mi viejo, soy tu silencio y tu tiempo…”.

  Dos palabras, cuando menos, de la creación de Piero, no son bien captadas. Se trata de /lerdo/ y de /viento/. Es comprensible que la primera pronunciación se nos pierda, se nos confunda con /lento/. Razón: El tema trata acerca de una persona de edad avanzada y el término escogido no es tan usual entre nosotros para referirse a que el anciano, por razones de edad, camina con dificultad, torpemente. El DRAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua) consigna que /lerdo/ es una voz de “etimología discutida”.

 Pero señala que se refiere a “lentitud”, “tardanza” y “pesadez” para ejecutar o entender una cosa. El Diccionario de Americanismos de la Asociación de las Academias de la Lengua Española le da entrada como adjetivo en los siguientes usos:

­ Referido al tipo de cultivo, de ciclo largo, de desarrollo lento. El vocablo se usa, como americanismo, en Guatemala, Honduras.

­ Referido a una tortilla de maíz que tiene pompas de aire caliente entra la capa ya tostada y el centro de la tortilla. Se usa en Honduras.

­ “Ni /lerdo/ ni perezoso” es locución adverbial que se usa en Cuba: “con decisión, sin vacilar”.

 /Lerdo/, pues, es forma que asimilamos a: ¨lento¨, ¨pesado¨, por razones entendibles, pero que no acostumbramos a emplearlo como ha hecho  Piero en su canción “Mi viejo”.

  La otra audición fallida es… ¨/como perdonando al tiempo/ ¨.  Muchos creen escuchar el sustantivo /tiempo/ en razón del protagonista y caemos además por la asonancia entre /lerdo/ y /tiempo/. Una asociación (analógica) por la edad de ¨mi querido viejo¨, aunque el autor haya pretendido referirse a /viento/, algo ligero y no al /tiempo/, que hace que se arrastren los entorpecidos pasos del anciano tan querido.

 Entre familias, amigos y vecinos, una joven suele llamarme cariñosamente: Oye “viejo”. Yo le respondo: “Te he dicho que no me digas viejo”.

 

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