Hoy 
Después de una presentación excesivamente discreta en la sede dominicana de la UNESCO, esta muestra, integrada por 14 países del área y 24 autores, viajará a Santiago, Bonao y otras ciudades del interior. El Museo de Arte Moderno de las Islas Cayman la reclama, St.Maarten la espera, varios de las obras se expusieron en Puerto Rico, cedidas como preámbulo de la colectiva.
La entidad organizadora de Visión + fue el Centro Cultural Cariforo, dentro de sus finalidades de cooperación y difusión intercaribeñas, de valoración de expresiones artísticas que corresponden a los recursos reales de la región.
Se trata de la tercera exposición colectiva itinerante e intercaribeña que concibe y organiza el Centro Cultural Cariforo. La primera fue La Vida Urbana en el Caribe, constando de pinturas y secundariamente de fotografías, una pequeña representación que hizo germinar la idea de una muestra futura totalmente dedicada a la fotografía: visitó seis países del área. La segunda Entre líneas convocó solamente obras sobre papel: la cantidad de dibujos superó mucho a los grabados, sólo dos fotógrafos se deslizaron en ese conjunto, que visitó 12 países del área, en dos de ellos se presentó en dos puntos diferentes, llegó aun hasta Bruselas y el territorio más austral del Caribe/Caricom: Suriname.
Por la urgencia de sacar la fotografía caribeña de la sombra a pesar de las luces pestañeantes de Cuba, Puerto Rico y la República Dominicana aún el Centro Cultural Cariforo decidió dedicar su tercera exposición anual a la fotografía. Se inauguraría al mismo tiempo que la Bienal del Caribe y sería una de sus exposiciones paralelas. El crítico de arte y excelente fotógrafo Carlos Acero escribió el texto de presentación, y la sede dominicana de la UNESCO, en mansión plurisecular de la Zona Colonial acogió la muestra. Un buen inicio antes de tomar la ruta hacia Casa de Arte en Santiago y el Museo Cándido Bidó en Bonao.
¿Por qué el título general de Visión + para el evento? Porque así se dice exactamente igual en las principales lenguas del Caribe: el español, el inglés, el francés, y que los títulos traducidos a menudo plantean dificultades de percepción y comprensión. Luego, no hay un proceso y un medio, susceptibles de ir más allá de la mirada al objeto o el sujeto, sino la fotografíaa la vez escrutadora y reflexiva. Lo cierto es que ese nombre gustó a los propios caribeños, ya integrados lingüísticamente a partir de ese apelativo.
Miradas lugareñas
Carlos Acero ha calificado su ensayo para el muy modesto catálogo de la muestra, como Miradas lugareñas en el Caribe contemporáneo. Con acierto, él desarrolla su argumento: el denominador común se justifica con la mirada lugareña de cada uno de los artistas que participan en la colectiva. Entre las temáticas escogidas por los fotógrafos encontramos de forma significativa la representación de la naturaleza, principalmente a través de la ecología tropical, preservación de especies en extinción, la migración, la lucha contra la pobreza, el testimonio de la identidad cultural y la realidad de nuestros pueblos, los cuales anualmente se ven amenazados por huracanes y tormentas tropicales que tienen efectos devastadores, arrasando edificaciones y asolando sus campos.
Uno de los propósitos de la exposición era pues mostrar no solamente una diversidad de imágenes en el plano técnico y estético, sino impactantes en lo geográfico y lo humano, lo social y lo cultural Es evidente que una buena parte de las obras no tenían por meta publicarse o exponerse, sino que respondían a la necesidad interior que sentía el fotógrafo de captar un espectáculo, una impresión, un momento o un problema.
La espontaneidad y la sinceridad imperan: han retratado lo que está o sucede diariamente a su alrededor: el drama de la ancianidad o la juventud desamparada, el esplendor de un follaje o una flor, la rutina cotidiana o la dura labor del hombre de pueblo. Son sensibilidades diferentes que han interpretado, de modo libre y personal, lo que veían y como lo veían en su ámbito antillano, a veces escenas voluntariamente banales, otras sorprendentes y originales.
Ahora bien, esas tomas, todas, distan completamente de la mirada del turista, buscando el exotismo y la aventura, que descubre otro mundo, o del antropólogo que transmite sus observaciones científicas, la información y su enfoque singular vienen simplemente de una práctica fotográfica, rica y fecunda. Por la misma índole de ese Caribe plural sino fabuloso, hasta la fotografía más artística se vuelve documento. Uno de los mejores ejemplos será aquel cangrejo atravesando en la noche una carretera de las Islas Cayman, ante las luces altas de un carro. El atractivo y la revelación nunca faltan en las miradas lugareñas..
Los participantes
Los países participantes son Antigua y Barbuda, Aruba, Cuba, Curazao, Dominica, Guadalupe, Guyana (anglófona), Haití, Islas Cayman, Martinica, Puerto Rico, St. Croix ( Islas Vírgenes), St. Maarten y por supuesto República Dominicana. Si la muestra es representativa de la fecundidad fotográfica de la región y de la riqueza en escenarios interesantes, no la podemos considerar como representativa de la expresión fotográfica de los territorios presentes en su individualidad. Las excepciones, permitiendo una aproximación a características nacionales y de conjunto, podrían ser la República Dominicana con seis fotógrafos y las Islas Cayman con tres representantes , indudablemente el gran descubrimiento de la exposición, con una magnífica técnica, sobrada belleza, definición temática singular, mensaje sutil.
Hubo países ausentes que hicieron falta, donde ya existe una tradición y calidad fotográfica: Jamaica, Barbados, Suriname, Trinidad & Tobago. Luego, de Cuba, de reputación internacional en ese campo, llegó un solo fotógrafo. La carencia de recursos económicos y la cooperación institucional desigual explican la conformación de esta colectiva. Es evidente que cuando un museo nacional se encarga con entusiasmo y medios de una representación fue el caso de las Islas Cayman , los resultados están asegurados.
Visión +, en sus principios de selección, al igual que en las exposiciones precedentes del Centro Cariforo, se fundamentó en una política de estímulo, incentivo a la creación. El fotógrafo debía tener algo que decir y enseñar fuera de una foto social, familiar o de recuerdo , pero no se le exigieron un nivel técnico absolutamente perfecto ni los últimos avances tecnológicos. Fue de gran satisfacción comprobar avances de la fotografía digital, no obstante no fue un factor determinante. No nos cansamos de repetir que la situación del Caribe insular no puede equipararse con aquella de las metrópolis europeas o los subcontinentes latinoamericanos, en la fotografía como en los demás campos del arte. Fue el criterio de valoración adoptado para la admisión, y todos los artistas expuestos han retenido la atención por sus imágenes nostálgicas, placenteras, cuestionantes, humildes, insólitas, poéticas, reuniendo a menudo varios de estos calificativos, pero comprometidas y rebosantes de vitalidad siempre.
Visión + y algunas exposiciones anteriores más limitadas fuera de santo Domingo dieron pasos decisivos hacia la exposición panorámica, con sus distintas tendencias, de la fotografía caribeña, que ya debe organizarse.
