Madrid. EFE. Desde las recreativas hasta la Xbox y la Play Station 3, ‘Street Fighter’ ha logrado mantener invariable su ADN: una dosis de diversión y un elenco de luchadores que se jugaban el tipo sobre un fondo pintoresco de diferentes países. El último episodio de la popular saga de Capcom mantiene su apuesta por Ryu, Ken y los ‘hadoken’ de siempre -de ahí que, en esencia, evoque las anteriores versiones- y afronta el pulso de los tiempos con una notable mejora en los gráficos, aunque sin perder el estilo.

Para este título vale el viejo lema ‘si algo funciona, para qué cambiarlo’, lo que en absoluto resta importancia a las mejoras. Basta la típica prueba, y a la vez poco habitual de regresar a las anteriores versiones para darse cuenta de los avances, tanto en el apartado gráfico como en la jugabilidad, así como  en la fluidez en el combate. Los movimientos son muy suaves y algunos de los  escenarios son inéditos.