1. Desayune. Aunque eso suponga levantarse 15 minutos antes. Empiece el día con una comida relajada y sus nervios lo agradecerán.

2. Alíese con la fibra. El estrés se traduce en un mal funcionamiento del sistema digestivo, pero la fibra –verduras, cereales integrales, frutas…- pueden ayudarle a solucionarlo.

3. Sí a las legumbres. Su alto contenido en hierro compensa los desgastes extras de este mineral que se producen en periodos de estrés.

4. Condimente con hierba. Algunas, como la albahaca o la hierbaluisa, son sedantes naturales, que calman los nervios y tranquilizan.

5. Lácteos antes de dormir. Porque contienen triptofano, que ayuda a conciliar el sueño incluso a los más estresados.

6. Omega-3 a menudo. Porque los alimentos ricos en estos ácidos grasos esenciales –presentes, sobre todo, en los pescados azules- mejoran el ánimo y combaten el desequilibrio mental.

7. Agua a todas horas. Llene una botella de dos litros y bébala a pequeños sorbos a lo largo del día. La deshidratación añade más estrés al organismo.

8. Muévase. El ejercicio moderado y continuo segrega unas sustancias -endorfinas-, que nos hacen sentir bien con nosotros mismos, alejándonos del estrés y la ansiedad.

9. Cambie dulce por tostadas. El estrés nos impulsa abusar de alimentos ricos en azúcares. Cuando sienta la tentación, cambie el bollo por una tostada integral con mermelada “light”.

10. Ojo con la cafeína. Porque pone al organismo en situación de estrés… ¡así que imagínese si ya lo tiene! Pásese a las infusiones de manzanilla, melisa, valeriana, jengibre, etc.  PREVENIR