10 preguntas que siempre has querido hacer a una persona sorda

10 preguntas que siempre has querido hacer a una persona sorda

Persona sorda (Fuente externa)

El último domingo de septiembre fue el día elegido por la Federación Mundial de Personas Sordas (WFD) para conmemorar el Día Internacional de las Personas Sordas. En España, sin embargo, esta celebración suele trasladarse al último viernes y, más habitualmente, al sábado.

No obstante hay que decir que el Día Internacional de las Personas Sordas es una efeméride que ha caído en desuso desde la proclamación por parte de las Naciones Unidas del Día Internacional de las Lenguas de Señas que se celebra el 23 de septiembre.

Desde la proclamación oficial de este día por parte de la ONU, la WFD celebra la Semana Internacional de las Personas Sordas.

A propósito de esta fecha, queremos responder 10 preguntas que quizás te haz hecho:

¿Qué opinas de que a los niños sordos les pongan audífonos desde el primer momento? ¿No agradeces no tener que escucharlo todo? ¿Crees que te pierdes la música?

El único sonido que Laura Cervera recuerda es el sonido del agua. Perdió la audición a una edad muy temprana, con apenas 18 meses de vida, cuando una enfermedad, junto a la mala reacción de un antibiótico, la sumergieron para siempre en el silencio. Un silencio en el que se encuentra cómoda, en un estado natural, sin frustraciones, interrumpido en ocasiones por el estruendo del ruido de unos audífonos que ella misma detestaba cuando era niña.
Me recibe en la Asociación de Personas Sordas de Castellón junto a una intérprete muy resuelta. Sonriente, divertida y descaradamente valiente, es una chica que llama la atención por la energía que desprende desde el minuto uno. Es profesora de lengua de signos, asesora y participa en talleres de sensibilización. La sordera es aún una gran desconocida para muchos y cuando una familia se debe enfrentar a ella porque uno de sus miembros la padece, hay que hacer una gran labor de información, de entendimiento y de aceptación de esa nueva situación. Y ahí está Laura.

Se me hace raro sentarme al lado de una intérprete, mientras ella se queda enfrente, y me susurra que empecemos cuando yo quiera, mirándonos a las dos. Lo que yo diga y ella responda, será interpretado de manera simultánea.

VICE: ¿Cómo es tu relación con los oyentes?, ¿qué es lo que más te gusta y lo que más rabia te da de ellos?
Laura Cervera: Yo no hago diferencias, pero me siento más cómoda entre sordos. Agradezco cuando encuentro empatía y normalidad. Por el contrario, odio que se compadezcan de mí. Es absurdo. Yo no he conocido otra cosa y por tanto, no echo de menos oír. A veces vas en el autobús y adviertes claramente que alguien te mira con compasión porque estás utilizando la lengua de signos. O lo que es peor, cuando la intérprete me informa que una señora se ha referido a mi como «pobrecita». Yo quiero dar de todo menos pena.

¿Los intérpretes que a veces os acompañan os lo interpretan todo?
Si, absolutamente todo. Lo cruel, lo desagradable y lo innecesario. Incluidos los insultos. ¿Tú no querrías saberlo todo, tener toda la información? Yo también. Los intérpretes son nuestro puente de comunicación para hacer gestiones complicadas, como acudir al médico o ir al banco a firmar una hipoteca. Hay que requerir de sus servicios con un par de días de antelación, y su trabajo es imprescindible para nosotros. Tienen un código deontológico, como lo tiene un psicólogo, y nos tenemos que abrir con ellos con libertad. Deben ser neutrales pero no pueden ser delicados.. Es necesario que no lo sean porque es la única manera de conocer la realidad al completo. Yo incluso necesito saber si un teléfono suena, una puerta se abre o algo se cae al suelo. Algo que por cierto, echo de menos en los subtítulos de las películas. Aprovecho para reivindicarlo.

¿Qué otras cosas reivindicarías como sordo?

Lengua de senas
Lenguaje de señas para personas sordas (Fuente externa)


Ufff… Son tantas… No sé cómo no se enseña la lengua de signos en los colegios, al igual que se dan asignaturas de inglés o chino. No solo por el hecho facilitar la comunicación con personas sordas, sino porque es una lengua visual (las lenguas de signos no son universales) que nos serviría a todos para explicar miles de cosas. Los signos tienen una riqueza extraordinaria de matices que nos ayudarían a contar mejor lo que queremos contar. Y podríamos hablar cundo hay mucho ruido, en una discoteca, en un helicóptero… ¿Y te imaginas si los buzos la estudiaran? Seguro lo agradecerían.

Pero hay muchas más cosas que reivindicar: El altísimo precio de los audífonos, los implantes, las pilas, los cables de substitución… La logopedia continua, que no está subvencionada cuando alcanzas cierta edad… La escasa sensibilización y compromiso de las instituciones en general.

Y bueno, hay otras peticiones más livianas. Yo haría los teléfonos móviles con más tipos de vibración y luces, para diferenciar quién me llama sin mirar la pantalla. Hay muchos sonidos en un smartphone, pero a nosotros no nos sirven de nada.

A veces vas en el autobús y adviertes claramente que alguien te mira con compasión porque estás utilizando la lengua de signos. O lo que es peor, cuando la intérprete me informa que una señora se ha referido a mi como “pobrecita”. Yo quiero dar de todo menos pena

¿En realidad no agradeces muchas veces estar en silencio, no enterarte de todo, con las cosas que te ahorrarías?
Es la típica pregunta que me hacen los oyentes cuando me cogen confianza. El silencio me gusta a veces y otras no. Yo echo más de menos perderme información de todo lo que pasa. Es que soy muy curiosa, me gusta preguntar, mantenerme activa y conectada con el mundo permanentemente. El silencio no me cansa, pero perderme algo me mata.

Pero te pierdes la música, por ejemplo, que es algo esencial en la vida de muchas personas. ¿Eso como lo vives tú?
Yo entiendo la música de otra forma que tú. No sé de melodías, pero leo las letras, me llegan las vibraciones. Yo, por ejemplo, disfruto mucho en un espectáculo de Mayumaná, porque hay percusión, luces… Todo eso me llega. Igual que me llega una mascletá, como buena valenciana que soy, y la siento exactamente como los demás. En cuanto al baile, bailo imitando a otros de mi alrededor. Procuro fijarme en los pasos del mejor danzarín de la discoteca. En una pista de baile, con todo ese ruido, todos somos iguales, oyentes y sordos.

¿Y cómo liga un sordo?, ¿has tenido más parejas sordas u oyentes?
Pues mira, como somos tan expresivos y la sordera es algo diferente, a algunas personas les da hasta morbo el tema. Pero en general, yo prefiero tener una pareja sorda porque me entiendo mejor. Es como tú, que puedes tener una relación con un francés, pero con quién realmente te entenderás mejor es con alguien que hable tu idioma, porque simplemente es más fácil y tienes más cosas en común. Mi primera pareja era oyente, pero hablaba lengua de signos. En todo caso, no es lo mismo. Nosotros tenemos nuestra propia identidad.

¿Cómo es tu día a día? En el supermercado, en el gimnasio, ¿cómo te comunicas con los demás?
Yo sola hago todas las gestiones, excepto las complicadas. Me esfuerzo en utilizar la lengua oral, si no me entienden, la acompaño de signos y, cuando no hay manera, lo escribo en una libreta o en mi móvil. Además, aprovecho en los sitios habituales donde voy a comprar o a hacer lo que sea, a dar a conocer algo de mi lengua. Le enseño a un cajero, a una dependienta o a un camarero, por ejemplo, como decir «hola», «adiós», «firma», «la cuenta»… Cosas sencillas. La gente es receptiva, agradece aprender cosas nuevas.

Desde siempre se fomenta que los niños sordos lleven enseguida audífonos o se pongan un implante. Se les enseña a hablar desde pequeños para que sean autónomos. Digamos que hay dos corrientes: Los signantes (que utilizan la lengua de signos) y los oralistas (que hablan gracias a los audífonos y las ayudas técnicas). ¿Son dos formas de afrontar la sordera que están enfrentadas?
Este es un tema complicado. Mira, las familias de los pequeños creen que un niño sordo va a acabar interpretando los sonidos como si fuese oyente. Creen que aprenderá a hablar y no existirá esa diferencia con los demás, pero no es del todo cierto. Yo creo que una persona sorda necesita la lengua de signos para expresarse y para poder entender la información al completo. Yo, leyendo la boca, me quedo con un 25% de una explicación (hay palabras con el mismo posicionamiento labial, fonemas que no se ven…). ¿Por qué? Porque mi canal de recepción de información es viso-espacial. Por eso la lengua de signos me permite llegar a toda la información que necesito saber, toda la información que me hace falta. Una persona sorda de nacimiento tiene que aprender y memorizar los sonidos, no los conoce. Y por eso, el cerebro funciona de manera diferente. Cuando yo iba a clase, fui a un colegio de sordos que utilizaban metodologías oralistas y a un instituto de integración. Los audífonos me creaban mucha frustración y pillaba lo que pillaba de la explicaciones del profesor a través de lo que veía. Pero cuando aprendí la lengua de signos me sentí por fin plena, relajada, porque podía expresar todo lo que tenía dentro, el 100%.

El silencio me gusta a veces y otras no. Yo echo más de menos perderme información de todo lo que pasa. Soy muy curiosa, me gusta preguntar, mantenerme activa y conectada con el mundo permanentemente

Dices todo el rato lengua de signos, pero siempre escuchamos lenguaje de signos. ¿Está mal dicho?
Si, porque la lengua de signos está reconocida como una lengua por la ley 27/2007 del 23 de octubre, por la que se regulan los medios de apoyo a la comunicación oral de las personas sordas, con discapacidad auditiva y sordociegas. Pero bueno, estamos acostumbrados. Es como cuando nos llaman sordomudos. Es una palabra que hasta recoge la RAE, pero es del todo incorrecta. Aún no conozco a ningún sordo que no tenga capacidad de hablar. Que no utilices tus cuerdas vocales no significa que no las tengas. Somos sordos, pero no mudos.

¿Serías capaz de contarnos como es tu silencio, Laura?
Mi vida no es silencio, porque mi forma de «oír» el mundo es visual, aunque suene extraño para ti. Es la vida que conozco. No puedo saber lo que es la vida con sonido. Veo la vida (no la oigo), de una forma diferente a la tuya, y con ello soy plenamente feliz.

Publicado originalmente por VICE.com

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