Argentina- Mauricio Macri, un empresario liberal de derecha, convocó el jueves a la unión del país tras jurar como presidente de una Argentina «con enormes desafíos», dijo tras finalizar el ciclo político más largo de la democracia argentina, que lideró el matrimonio centroizquierdista de Néstor y Cristina Kirchner desde 2003.
Ante un jefe de estado provisional, Macri juró en una ceremonia sin traspaso de mando con Kirchner, ausente a raíz de un desacuerdo de protocolo que a último minuto zanjó la justicia.
En su discurso inaugural, el expresidente del club Boca Juniors, de 56 años, convocó a la unidad nacional, condenó la corrupción y el narcotráfico, prometió una justicia independiente «sin jueces militantes» y advirtió que los problemas económicos y sociales no se resolverán de la noche a la mañana.
Tras 12 años de kirchnerismo, Macri insistió en que «el país tiene sectores que piensan de diferentes maneras pero no está dividido» y agregó que «ahora todos debemos unirnos para crecer y mejorar».
Aunque en las afueras del Congreso unos cientos de seguidores aguardaron la juramentación de Macri ante Federico Pinedo, presidente provisional del Senado y a cargo del Poder Ejecutivo desde la medianoche, unos miles lo acompañaron hasta la Casa Rosada, sede de gobierno. Centenares de banderas argentinas ondearon a lo largo de unos tres kilómetros de su recorrido, escoltado por una guardia de honor de 300 granaderos a caballo.
En la Casa Rosada, Pinedo colocó la banda y el bastón presidencial, los atributos de la discordia escandalosa entre Macri y Kirchner. «No vi la asunción de Macri», dijo la expresidenta al embarcar en un vuelo comercial con destino a la provincia de Santa Cruz para asistir a la jura de su cuñada Alicia Kirchner, elegida gobernadora de ese distrito patagónico, indicó el diario La Nación.
En la cancillería, Macri recibió el saludo de las delegaciones extranjeras, especialmente de sus pares latinoamericanos, la brasileña, Dilma Rousseff, la chilena Michelle Bachelet, el paraguayo Horacio Cartes, el peruano Ollanta Humala, el boliviano Evo Morales, el ecuatoriano Rafael Correa, el colombiano Juan Manuel Santos y el uruguayo Tabaré Vázquez. Consumada la asunción, el nuevo presidente se fundió en un abrazo con su padre, Franco Macri, acaudalado empresario nacido en Italia y nacionalizado argentino.
Momento de unión. Macri encuentra un país polarizado tras haber ganado con una pequeña diferencia la segunda vuelta del 22 de noviembre (51,33% contra 48,66%) a Daniel Scioli, candidato kirchnerista, presente en la Asamblea Legislativa durante la asunción.
Al hablar de las «distintas formas de ver la realidad» Macri llamó al aporte de todos, los de derechas y los de izquierdas, peronistas y no peronistas», dijo el presidente, que es esperado con los brazos abiertos por los mercados financieros. Kirchner, que la víspera fue despedida en un acto por decenas de miles de emocionados partidarios, faltó a la asunción con el bloque de diputados de su partido por la pelea del traspaso.
Un fallo judicial inédito estableció que el mandato de Kirchner cesaba el miércoles a las 23H59. Un minuto después barrios residenciales de la capital explotaron en expresiones de júbilo.
«Todo esto del traspaso accidentado, Kirchner logró seguir siendo la figura central aún con un presidente electo», dijo a la AFP el sociólogo Pablo Knopoff al considerar que eso quedó en lo anecdótico y «ya fue». Ahora Macri tiene «la gran oportunidad» para «llevar a discutir el macrismo ya no en referencia al kirchnerismo como oposición. Ese es su principal desafío», indicó.
Al son de la cumbia.- Al grito de «Argentina, Argentina» y «Sí, se puede», Macri salió al balcón de la Casa Rosada junto a su esposa y su pequeña Antonia, de tres años, y fueron ovacionados por miles de simpatizantes ondeando banderas nacionales y amarillas, como las de su partido Propuesta Republicana (PRO).
Sin intimidarse, Macri se sacó la banda presidencial y volvió a bailar al son de una cumbia argentina que fue parte de su campaña y que le valió chistes, burlas y críticas por su empeño en hacer coreografías. «Macri es humildad y diálogo con la gente.
Nosotros vimos que esto no fue neoliberalismo», dijo Claudia Michea, una activista social de 47 años que vive en una villa miseria de Buenos Aires, sobre el trabajo de Macri como alcalde de la capital desde 2007.
Macri llega a la presidencia con una economía estancada hace cuatro años, la inflación por el orden del 25% y las reservas sin condiciones de soportar su promesa de borrar de un plumazo las restricciones cambiarias que rigen desde 2011.
En el frente externo, comenzará a negociar «rápidamente» con los fondos «buitres» para resolver el litigio por bonos impagos de la deuda, anunció un mediador judicial estadounidense.