Esta ha sido una semana de nuevas esperanzas para el futuro de la economía del país, resultado de las informaciones que conciernen al sector exportador.

Estas se refieren al premio de Gran Exportador que otorga la Asociación Dominicana de Exportadores entregada a la empresa minera Barrick Pueblo Viejo y a la exhortación del presidente de la Asociación de Industrias de la República Dominicana, Campos de Moya, en el sentido de aprovechar la coyuntura para exportar a Venezuela y a Cuba. La exhortación pone un “ojo avizor” sobre las tendencias actuales y procura colocar al país en “la cresta de la ola” que estas provocan, a fin de mantenerlo competitivo y evitar ser desplazado.

Es oportuna la ocasión, por tanto, para dar impulso a la proyección de un país dinámico con un sector exportador en capacidad de suplir la demanda en el creciente mercado de consumo internacional en condiciones de estabilidad y crecimiento, posicionándolo al propio tiempo, como un país atractivo para la inversión extranjera.

El producto República Dominicana, por los atributos que posee, los beneficios que tiene para ofertar y los valores intrínsecos que le han acompañado siempre, es un bien promocionable más allá de la simple oferta de “sol, playa y arena”, como sigue siendo percibida en el potencial mercado de usuarios internacionales. Lo cierto es que esta nación es una tierra y un pueblo de grandes riquezas, con una economía diversificada que le ofrece ventajas competitivas inusuales con respecto a otras economías de la región. Lo conveniente sería llevar a cabo una reorientación de la estrategia, implementando una campaña integral de «Marca País» como herramienta imprescindible para la obtención de un sólido y sustentable nivel de ventaja competitiva frente a las propuestas de otros países.