Consultorio Familiar

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Pregunta de la lectora: Las calificaciones de mi hijo de 11 años han bajado. No entiendo por qué, pues lo veo estudiar mucho. Una amiga me ha dicho que está tratando de llamar mi atención. No creo que se trate de eso. ¿Puede deberse a alguna otra explicación?

Respuesta de la terapeuta: En primer lugar, no partiría de esa premisa. No todo niño busca llamar la atención de esa manera.

Cuando de un niño se trata, hay que explorar con calma, escucharlo. Conocer bien el entorno, es fundamental. Si existe algún foco de tensión entre los padres o algún conflicto entre hermanos que no se sienta en la capacidad de resolver, podría reflejarlo de esta manera.

Los niños, aun a su corta edad, hacen sus interpretaciones de los sucesos que ocurren a su alrededor y los asumen como verdades. Se quedan con la idea construida a su modo. Muchas veces, suelen creer que tienen la culpa de lo que pasa en su entorno familiar.

Igualmente, los niños pueden tener ideas erradas, dudas, miedos y sensaciones de falta de atención, que pueden generarles conductas que preocupen a los padres.

No deben quedar fuera del análisis la escuela, las relaciones con los amiguitos, con sus profesores. Hay que explorar qué pasa en la hora de recreo. No podemos dejar de tomar en cuenta el bullying al que podría estar sometido.

Investigue qué uso hace de la computadora o de su móvil, si tiene. Sabemos del acoso cibernético.

Como usted comenta, si el problema se ha presentado ahora y siempre ha sido buen estudiante, quizás no estaríamos frente a un problema de aprendizaje.

Todos estos aspectos deben ser tomados en cuenta antes de cuestionar, exigir y castigar. Muchas veces, los padres se preocupan más por los resultados que por lo que verdaderamente podría estar ocurriendo.

Si usted tiene una relación de confianza con su hijo, converse tranquilamente, no de forma de interrogatorio, sino de manera fluida y natural. Los niños van poco a poco perdiendo el miedo a decir lo que verdaderamente piensan y sienten.

La mayoría de las veces, desde que expresan lo que sienten, comienzan a experimentar cambios positivos.

Si la situación persiste, hable con los maestros para conocer qué pasa en el entorno y, si es necesario, busque ayuda de un especialista.

Los niños que se sienten comprendidos, son más libres de expresar lo que sienten.

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