Lo que me ha tocado vivir

Lo que me ha tocado vivir

Mi hermana Rosario me decía que somos una generación de privilegiados porque, buenos y malos, nos ha tocado vivir grandes acontecimientos personales, nacionales y mundiales.

Desde luego, yo sé que los miembros de cada generación pueden decir otro tanto, porque la vida va en constante evolución. Pero, si estudiamos la historia, nos parece que entre un estadio y otro transcurrieron muchos años y ahora tenemos la impresión, o será real, que los acontecimientos llegan a una velocidad galopante.

En lo personal, creo que lo más significativo fue que, recién cumplidos los ocho años, perdí a mi madre y tuve la acogida de Lin. Pero no es mi deseo abundar sobre esta parte.

En cuanto a la dictadura de Trujillo, a causa de mi edad y del ambiente en que me tocó vivir, no la percibí en toda su dimensión, sino de manera sutil. Recuerdo que una vez llegué a la conclusión de que el Escogido había ganado porque Ramfis era de ese equipo. Hice ese comentario en voz alta y obtuve un regaño. Pero, honestamente, no tenía idea de que vivíamos bajo una dictadura hasta que ocurrió la gesta del 30 de mayo y entonces se fue haciendo conciencia acerca de lo que ese régimen significó para el país.

Me tocó vivir la asunción al poder de Juan Bosch y el golpe de Estado, así como la expedición de Playa Caracoles, la muerte de Manolo Tavárez, la Guerra de Abril del 1965, la segunda intervención norteamericana y los asesinatos políticos de “los 12 años” de gobierno del doctor Joaquín Balaguer.

Igualmente respiré los aires de democracia con el gobierno de don Antonio Guzmán que a mi juicio ha sido el mejor presidente que hemos tenido y fue iniciando ese período que fuimos azotados por el huracán David y la tormenta Federico. Pero también, como todos los dominicanos, vi con perplejidad de la trágica muerte de don Antonio.

El país recibió en varias oportunidades la visita del papa Juan Pablo II y me tocó saludarlo en la Casa San Pablo, cuando, en el 1992 vino a raíz de los 500 años y la República Dominicana fue sede de la Conferencia del Episcopado Latinoamericano.
Seguiré con estos recuerdos.

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