CONSULTORIO DE NUTRICIÓN

CONSULTORIO DE NUTRICIÓN

P: ¿Qué opina usted sobre el uso de la malla lingual como método para adelgazar?

R: La malla lingual adelgazante consiste en la fijación de una malla sobre la lengua con cuatro a seis puntos de sutura, bajo anestesia local. Se coloca de manera ambulatoria en el consultorio y tarda unos 15-20 minutos. Esta técnica es relativamente reciente y muy popular en Latinoamérica (México, Colombia, Costa Rica, Venezuela, Panamá, República Dominicana, etc); extendiéndose su uso a España y Estados Unidos. El paciente permanece un mes con la malla, la cual se revisa semanalmente, perdiendo unas 20-30 lb de peso. Durante este tiempo el paciente no podrá comer, por el dolor que siente y porque la malla le impide retraer la lengua, por lo que se alimentará a base de líquidos. Al retirarse la malla el paciente podrá comer alimentos sólidos.

A pesar de que este tratamiento se practica en algunos países de Sudamérica, Estados Unidos y España, cabe recordar que la malla lingual adelgazante como dispositivo sanitario no ha sido aprobada por la agencia estadounidense FDA (Food and Drug Administration), ni por la Agencia de Salud del Canadá. Tampoco en Costa Rica, México, Unión Europea; ni en República Dominicana, según hace constar el Ministerio de Salud Pública, en un comunicado publicado esta semana; en el cual declara que su comercialización carece de registro sanitario, y a la vez alerta a la población sobre los peligros para la salud derivados de su uso.

Son muchas las complicaciones inherentes a este «despropósito adelgazante»: halitosis, alteración del gusto, inflamación y sangrado de la lengua, lesión nerviosa, insomnio, desprendimiento de la malla y obstrucción del esófago o de la tráquea durante el sueño, causando muerte por asfixia (como sucedió recientemente con la abogada de Los Tres Brazos).

La dieta líquida puede causar deficiencias nutricionales; los pacientes pierden masa muscular, sufriendo un rebote (síndrome del yo-yo) y mayor ganancia de peso; sin experimentar cambios en sus hábitos alimentarios. En pleno siglo XXI, mercaderes de la salud y profanos se confabulan para estafar a sus víctimas, quienes en una lucha contra natura, ponen en riesgo su vida rindiendo culto a la belleza. Este método es cruento, aberrante, perverso y muy poco ético. ¡Renace la «Santa Inquisición» de la Edad Media!.

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