No importa de dónde venimos, Lo que importa es a dónde vamos.

No importa de dónde venimos, Lo que importa es a dónde vamos.

“Somos los dominicanos de la diáspora, no somos Ausentes ni Dominican
York, tenemos identidad propia, identidad prestada e identidad mezclada,
trabajamos de sol a sol, somos la comunidad del Alto Manhattan y en el
Boulevard Juan Pablo Duarte compramos pasteles en hoja en dólares,
nos dejamos sentir y hemos dejado una marca tan visible y profunda que
parece que siempre estuvimos aquí. Tengo dos hijas, una generación que
va subiendo y dejando un legado, no importa de dónde venimos, lo que
importa es a dónde vamos. Somos ciudadanas del mundo pero cuando
nos preguntan de dónde somos, decimos orgullosas: ¡Dominicanas!”.

Wendy Mella, Fotógrafa dominicana residente en NY En una exposición fotográfica bajo el título “Yo también soy migrante”, producida por el Instituto Nacional de Migración para celebrar el Día Internacional del Migrante. Este año una de las participantes es una fotógrafa dominicana residente en NY, Wendy Mella. Las palabras que acompañan el pie de su fotografía son una extraordinaria reflexión sobre conceptos esenciales muy significativos en cuanto a migracióny a la propia esencia de la vida humana y de la dinámica social en relación a lo espacio temporal y la construcción del sentido de identidad.

“Somos los dominicanos de la diáspora”. En contraposición con las denominaciones de dominicanos ausentes o el nombre en inglés,Dominican York, que fragmenta. La migrante se afirma, tenemos identidad propia. Sin embargo, la realidad cotidiana de la identidad en movimiento, en continua reformulación, evolución natural genera “la traición del subconsciente”, le lleva a expresar a seguidas, identidad prestada e identidad mezclada ¿?. Entonces es propia la identidad, si es ¿prestada? Es absolutamente propia y es prestada, en tanto toma de las influencias que recibe y su propia vida es prestada y es mezclada porque va integrando lo nuevo que los encuentros le van dando.

Basta pensar en el poema “Nubes” de J.L. Borges y recordar que “incesantemente la rosa se convierte en otra rosa”, que define la rosa y metafóricamente a nosotros mismos, como en permanente cambio. Las aparentemente simples palabras de la cita de Borges, son también la migración, son la vida y son la esencia humana.

“El reflejo de tu cara ya es otro en el espejo y el día es un dudoso laberinto. Somos los que se van”, este otro verso del poema “Nubes”, nos dice lo que somos individualmente como humanos, como sumatoria de individualidades, las sociedades están también en permanente transformación de sus identidades, ninguna sociedad, ninguna cultura es estática. Lo que pasa con Wendy pasa con todos los grupos humanos y sus y culturas.

Somos los dominicanos de la diáspora… la diáspora a primera vista, definida en desde lo más simple en internet, es “dispersión de un pueblo o comunidad humana por diversos lugares del mundo”; “es conjunto de comunidades de un mismo origen o una misma condición establecidas en diversos países”.

Como diáspora dominicana, hoy día dispersa por todoslos rincones del mundo: ¿Qué nos une, como dominicanos y dominicanas?, ¿Cómo nos reconocemos en un origen común? El espíritu trabajador “de sol a sol”?, los pasteles en hoja, el orgullo de recorrer el Boulevar Juan Pablo Duarte en Nueva York, la irredenta nostalgia de desear bocadillos de aguacate en Madrid, beber Presidente en Cuatro Caminos, comer mangú con salami?, ¿Qué nos hace dominicanos y dominicanas en cada rincón de esta sociedad global la que “nos dejamos sentir”?.

Como dice la inspiradora cita de Wendy Mella “…y hemos dejado una marca tan visible y profunda queparece que siempre estuvimos aquí”, es imposible no estremecerse ante esta idea. Recuerdo al antropólogo español Carlos Giménez, maestro inspirador para la comprensión de las dinámicas de las migraciones internacionales y las relaciones interculturales, quien en los años pioneros de la inmigración dominicana y de la nueva inmigración en España, a inicios de los años noventa, ante la pregunta de ¿Por qué la inmigración en España? Respondía, de forma incomprensible para mí en aquel entonces,…“porque ya estaban aquí”!!!
Décadas más tarde lo reafirma Wendy Mella, “parece que siempre estuvimos aquí”.

Hay infinitas lecturas para esta idea, tal vez la más general y utópica, sea nuestra pertenencia a la humanidad, cualquier lugar de la tierra, donde podamos cantar la Letanía y conjugar los verbos esenciales, vivir, trabajar, “danzar”, amar, cultivar afectos, ese es nuestro hogar. Vida en dignidad en un marco de derecho, satisfacción de necesidades, realización espiritual, salud, educación, desarrollo humano.

Es maravilloso creer la metáfora de una humanidad con vínculos ancestrales comunes que nos permiten reconocernos más allá de las diferencias puntuales, tal vez por eso “siempre estuvimos aquí”. Por eso vemos con admiración la hermandad de las religiones, cristianos que se reconocen como tales en el mundo. Los hermanos/as, negros/as de la afro descendencia que se saludan como “brothers” and “sisters” y se reconocen vinculados como diáspora africana.

Por otro lado, la esencia humana se ejerce en cualquier lugar y el arraigo y la pertenencia son ejercicios espontáneos de los espacios que ofrecen acogida a quienes residen en ellos,…” tengo dos hijas, una generación queva subiendo y dejando un legado”. La necesidad intrínseca humana, de a pesar, de nuestra naturaleza pasajera, querer perpetuarnos, dejar un legado. El legado de las hijas de Wendy es en parte dominicano, orgullo dominicano, pero también enriquecimiento de la sociedad receptora norteamericana, eso es la migración cuando se desarrollan sus dinámicas positivas.

No importa de dónde venimos, lo que importa es adónde vamos. Importa adónde vamos cada uno, cada una de nosotros/as, con nuestras vidas individuales en cualquier lugar del mundo, adonde llevamos nuestra sociedad, como colectivo nacional y colectivo humano.

Somos ciudadanas del mundo, esta frase recoge el más bello sentir, de la ciudadanía del amor, de la paz, de la armonía en cualquier lugar, del respeto y el disfrute de cualquiera y de todas las culturas, la apertura a la posibilidad del encuentro con todas las personas, desde el respeto.

Para lograr esta plenitud de la realización y la amplitud de visión existencial y cultural, se requiere la armonía con una misma y es necesario conocerse y quererse. Mantener el ombligo atado al origen, guardado en un trocito de aliento de niño, con el negro detrás de la oreja, para sabernos valiosos/as en el encuentro con los/las otros/as. … cuandonos preguntan de dónde somos, decimos orgullosas: ¡Dominicanas!”.

En definitiva, ¿qué es ser/sentirse dominicanas? Sospecho que es tan diverso como unas mal contadas 10,000.000 millones de definiciones que podrían darse.

Para mi es amar, lo que cada una opta por amar de sus vivencias en el fragmento de contexto espacio-temporal-cultural-social que le toca. Es el cielo de Santo Domingo y su malecón imposible, son todas “las vainas”, las Miguel de Menadas. Es la patria en el sentir de la “Oda escrita en 1966” (deJ.L. Borges) “La patria, amigos, -y amigas- es un acto perpetuo, como perpetuo es el mundo. (…) Nadie es la patria, pero todos lo somos. Arda en mi pecho y en el vuestro, incesante ese límpido fuego misterioso”.

Los dominicanos y dominicanas de aquí y de todas partes, los/las que vienen a nuestra tierra, han estado siempre aquí, todos/as están forjando su legado. Gracias Wendy Mella.

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