Resultados de las elecciones introduce la posibilidad de Gobierno coalición

Resultados de las elecciones introduce la posibilidad de Gobierno coalición

Los fragmentados resultados de las elecciones generales de España este domingo abren la puerta a una eventual coalición de partidos para formar gobierno, una forma de alianza hasta ahora inédita en el país, pero de gran tradición entre la mayoría de los socios de la Unión Europea (UE).

Los países nórdicos aparecen como paradigma de los gobiernos pluripartidistas, aunque Dinamarca explora desde junio las posibilidades de un ejecutivo en franca minoría encabezado por el Partido Liberal de Lars Løkke Rasmussen, que logró el 19,5 % de los votos y sólo cuenta con 34 de los 179 escaños del Parlamento.

Gobierna con el apoyo en la Cámara del bloque de la derecha, que superó en votos al bloque de centroizquierda de la hasta entonces primera ministra, la socialdemócrata Helle Thorning-Schmidt.

Los socialdemócratas fueron la fuerza más votada en los comicios de junio y el ultranacionalista Partido Popular, de corte xenófobo, escaló al segundo puesto, pero rechazó entrar en el gobierno alegando que podría tener mayor influencia como apoyo externo.

En Suecia, desde octubre de 2014 el socialdemócrata Stefan Löfven lidera en minoría un ejecutivo de coalición con los ecologistas.   Poco después de tomar posesión, al presentar su primer proyecto de presupuestos, Löfven comprobó las dificultades de no contar con mayoría parlamentaria y llegó a convocar elecciones anticipadas, pero desistió después de que la Alianza de centroderecha garantizara la gobernabilidad.

El objetivo común, impedir que el ultraderechista Demócratas de Suecia, la tercera fuerza parlamentaria, influyera en la política nacional.

El pacto alcanzado sanciona que el candidato del partido con más apoyos en el parlamento sea el primer ministro y que sus proyectos de presupuestos generales reciban el pertinente respaldo parlamentario.

Otro socio europeo, Finlandia, y dos que no lo son, Islandia y Noruega, también cuentan con coaliciones de gobierno, acuerdos que igualmente forman parte intrínseca de la historia democrática de la vecina Alemania.

En 2013 los conservadores de Angela Merkel quedaron a cinco escaños de la mayoría absoluta, pero desde el primer momento descartaron un gobierno monocolor con apoyos puntuales y sondearon posibles coaliciones hasta cerrar un acuerdo con la segunda fuerza, el Partido Socialdemócrata (SPD).

Es la segunda gran coalición que preside Merkel en sus tres legislaturas como canciller.

En Alemania, cuando ninguno de los dos grandes partidos -la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel y el SPD- ha logrado una mayoría con su socio ideal de gobierno, ambos han terminado por aliarse en grandes coaliciones.

En Italia, los gobiernos de la últimas dos décadas se han formado gracias a coaliciones de centroderecha y de centroizquierda, pero de carácter tan heterogéneo y débil que la falta de apoyo de un pequeño grupo provocaba la caída del Ejecutivo.

En los últimos años el país vive en una anomalía aún mayor por la que los últimos tres primeros ministros no han salido elegidos de las urnas- Mario Monti, Enrico Letta y el actual, Matteo Renzi.

Respecto al actual Gobierno de Renzi, éste obtuvo la investidura en febrero de 2014 y gracias al apoyo de su partido el Partido Demócrata (PD) y de las fuerzas centristas como Elección Cívica (SC) y del Nuevo Centroderecha (NCD).

Mientras que la oposición está formada por el partido de Silvio Berlusconi, Forza Italia (FI), la Liga Norte (LN), el Movimiento 5 Estrellas (M5S) e Izquierda, Ecología y Libertad.

El caso más reciente de gobierno de coalición lo ha protagonizado Portugal, donde sus legislativas del pasado octubre dejaron un escenario sin mayorías absolutas que finalmente derivó en una solución inédita en sus 40 años de democracia- un Gobierno liderado por el partido que acabó segundo en los comicios, el socialista.

El conservador Pedro Passos Coelho fue el candidato más votado -aunque sin ventaja suficiente para revalidar su mayoría absoluta- e incluso tomó posesión a instancias del jefe del Estado, Aníbal Cavaco Silva, que en el sistema portugués desempeña un papel relevante a la hora de decidir quién forma Gobierno.

Sin embargo, un insólito acuerdo de izquierdas provocó su caída menos de un mes después de acceder al cargo y permitió finalmente la llegada al poder de los socialistas, pese a las reticencias de Cavaco, inicialmente contrario a esta solución.

En los países del Benelux también es tradición la formación de gobiernos de coalición, una fórmula de la que Holanda ha echado mano tras las elecciones de 2012 y que tiene un Gobierno presidido por el primer ministro Mark Rutte, del partido de los liberales, y del que forman parte los laboristas del PvdA, que da estabilidad al país pese a sus crisis puntuales.

En Luxemburgo gobierna desde diciembre de 2013 el liberal Xavier Bettel, al frente de un Ejecutivo compuesto por liberales, socialistas y verdes, una coalición que puso fin en las urnas a casi veinte años de gobierno del democristiano Jean-Claude Juncker, hoy presidente de la Comisión Europea.

En Bélgica, en octubre de 2014 y después de cuatro meses de negociaciones, cuatro partidos de centroderecha (los nacionalistas del N-VA, los democristianos del CD&V y los liberales Open VLD) alcanzaron un acuerdo para formar un Gobierno de coalición, dirigido por el liberal Charles Michel.

Los separatistas flamencos del N-VA fueron el partido más votado en las elecciones de mayo de 2014 pero su líder, Bart de Wever, no ocupa ningún cargo en el Ejecutivo.

Los resultados de las legislativas de 2010 condujeron a Bélgica a la mayor crisis política de su historia al tardar más un año y medio en formar Gobierno al no ponerse de acuerdo hasta ocho partidos sobre una disputa histórica entorno al distrito electoral y judicial de Bruselas-Halle-Vilvoorde.

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