El 2015, un año para olvidar

El 2015, un año para olvidar

Por guerras y ataques terroristas, cientos de miles de muertos y más de un millón de desplazados fue el balance humano del 2015. Lo que se combinó con un virtual estancamiento de la economía mundial, la segunda fase de la Gran Recesión que se inició en los Estados Unidos en 2007.

La economía dominicana tuvo la suerte de tener al mismo tiempo dos vientos que les fueron favorables, las tasas de interés cercanas a cero y el abaratamiento del petróleo. Cuando la Reserva Federal aumentó los tipos, después de siete años cercanos a cero, puso fin a la era de dinero barato. Ahora ese viento nos sopla de frente, y la historia nos dice que cuando eso sucede, como en 1980 y 1990, las subidas de tasas de interés internacionales elevan el precio de los bonos y del costo de endeudarse.

De lo que debemos cuidarnos, revisemos la historia. A mediados de la década de los ochenta el país reprogramó el pago de su deuda, con cambios en intereses y periodo de maduración del principal. En los noventa renegoció deudas, incluyendo la compra de algunas con considerables descuentos, el resultado fue que los intereses, con relación al valor de la exportación de bienes y servicios, se redujo de 30% en 1990 a solo 13% en 1995. Ahora, como previsión, se recomienda acelerar el proceso de cambio de composición de la deuda, para reducir el peso relativo de la externa y aumentar la interna.

La crisis petrolera y la pesadilla de los importadores de petróleo, que se inició en 1973, frenó el crecimiento económico. Aunque se vaticina que el petróleo barato se mantendrá, nadie puede decir hasta cuándo durará la suerte, su precio se hunde con la desaceleración china, la europea y la del mundo, combinado con la producción sin límite de la OPEP, la semana pasada igualó el mínimo de US$37 de hace once años (julio de 2004).

La coyuntura económica sería diferente si cambia uno de los factores. Por eso, como el petróleo barato tiene la virtud, además de incentivar el crecimiento, que reduce la presión en el presupuesto, debemos aprovechar el viento de cola para poner punto final a la política de déficit y de asumir deudas para cerrar huecos, vigente desde el 2008.

Cito la experiencia con las empresas eléctricas en 2015, para poner en contexto lo de reducción de la presión en el presupuesto. El gobierno presupuestó transferirles RD$42,224 millones, pero por caída del petróleo se había ahorrado RD$18 mil millones, el 45%, en los primeros diez meses del año.

Con el ahorro era justo que se compensara por menor recaudación del ad-valorem de los combustibles, que redujera tarifa a consumidores y bajara el déficit fiscal de RD$73,883 millones del 2015. El gobierno hizo lo primero y lo diferente fue que reasignó fondos en el presupuesto complementario e invirtió en Punta Catalina.

Independiente del destino de lo ahorrado, lo más importante es un compromiso de todos para ejecutar la reforma fiscal integral en 2016, porque la crisis económica mundial continuará. Debemos recordar el pasado, están ahí los resultados positivos de los cambios estructurales de 1991, 1992 y 1993.

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