Misterio sin resolver

Misterio sin resolver

Lo de la carne de  pollo, cuyos precios se mantienen por las nubes, no se entiende, al menos desde la perspectiva del indefenso y sufrido consumidor. Desde mucho antes de que se produjera la “tradicional” escasez de diciembre productores y autoridades garantizaron que habría suficiente pollo para celebrar las festividades navideñas, y lo mas importante;  estabilidad en los precios. Fue lo que hicieron la Asociación Dominicana de Productores Avícolas (ADA) y el ministro de Agricultura, Ángel Estévez, el pasado 19 de octubre, cuando también se informó que la producción de este año fue un 8% mayor que la del 2014. La noticia no tuvo ningún efecto en el mercado, pues el pollo siguió escaso y caro. El mismo anuncio se produjo el 17 de diciembre, y se repitió la víspera de Nochebuena,  pero los precios continuaron volando alto, tanto que muchos optaron  por el cerdo para la tradicional cena en familia. Pasó diciembre, que hoy dará su último coletazo, y el precio de la carne de pollo nunca bajó de la estratosfera, haciendo quedar mal a los productores que prometieron abundancia y estabilidad en los precios, y también a las autoridades que se pusieron de mojiganga haciéndole  el coro. ¿Pero qué paso realmente? ¿A dónde fueron todos esos pollos que, según los productores, colocaron   en el mercado? ¿Se fueron volando? Para colmo,  las  autoridades no se ponen de  acuerdo para explicar el misterio. El Ministro Administrativo José Ramón Peralta, quien batea a las dos manos y juega todas las bases, explicó que la escasez y los altos precios obedecen  a un aumento sin precedente de su consumo, en tanto el ministro de Agricultura culpa a los especuladores. ¿Quién tiene la razón? Eso nunca lo sabremos. De lo que sí podemos estar seguros es de que si alguien perdió por culpa de la misteriosa escasez  de la carne de pollo fuimos  los consumidores, que por algo nos toca siempre la parte estrecha del embudo.

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